domingo, 5 de febrero de 2017

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

ROMPIENDO SILENCIOS
Soy melómana, aun así hay una serie de sones de los que conozco poco o nada, y tal es el caso del reggaeton.  Sé que es un ritmo afrocaribeño nacido  en Jamaica, que emigró a Panamá, influenciado por el hip-hop, y por los efectos electrónicos de los DJ, y que cumple una función social en ciertas tribus urbanas.   De alguna manera, ya sea por lo poco que he escuchado canciones de este corte, o que me inclino más por la armonía que por la letra, en realidad no sé decir de qué temática tratan estos sones reggaetoneros.
     En el curso de la semana el Dr. Juan Lino Fernández, pediatra tamaulipeco,  buen amigo muy avezado en redes sociales, dentro de un Foro de Pediatras al cual ambos pertenecemos compartió un video que me dejó muda.  Dos jóvenes nos llaman la atención a los adultos con relación a los contenidos sonoros que escuchan los hijos, para ello reproducen un fragmento de reggaeton  desglosando la letra del mismo, este habla de las distintas variaciones del acto sexual. Para quienes no estamos familiarizados con ese tipo de música, de entrada aquello no llama la atención, aunque a la hora de ir colocando la letra se distingue claramente su contenido.  Más delante los mismos presentadores  nos hacen ver que estos contenidos están al alcance de cualquier menor de edad, y para demostrarlo incluyen fragmentos de videos tomados de youtube, en los que niños no mayores de 10 años bailan esta misma canción, cantándola palabra por palabra. Está visto que algunos, por razón de su edad, o no alcanzan a captar el significado de la letra, o están tan familiarizados que ni se sorprenden, en tanto otros claramente se abochornan al tiempo de ir cantando, o sea que tienen alguna idea de qué se trata el contenido.
     Lo más sencillo es desviar la mirada para otro lado y decir que eso sucede en cierto estrato social, pero no en el nuestro, o bien adelantar que en estos tiempos en los que todo se vale, “no hay bronca” con tales contenidos, para ignorar el asunto, borrarlo de nuestro imaginario y ponernos a pensar en cosas más agradables.  Yo los animo a no caer en esta postura cómoda, sino por el contrario escuchar estas letras, entender que no es normal que un niño de 8 o de 10 años esté hablando de posiciones sexuales como si platicara de hacer palomitas.  No a esa edad, no presentado de ese modo, no con ese desprecio por la figura femenina, no exaltando la función como semental de la figura masculina.
     Lo anterior pone en evidencia esos terribles silencios que zanjan a la generación de los chavos con respecto a  la de los adultos, sean padres o formadores.  La prístina negación de los mayores frente a la maligna exposición a todo tipo de contenidos a la que están sujetos los menores de edad hoy en día.  No se trata de prohibir a los chavos el acceso a redes sociales ni  de colocar bajo tres candados los celulares o las tabletas… Se trata en primer término de acercarnos a los jóvenes con interés por conocer a qué contenidos acceden, poner atención a los temas que incluyen y cómo los presentan, y más delante dialogar con ellos para tratar de entender por qué les llaman la atención, y una vez que  quedan claros los motivos, valorar junto con ellos si ese conducto es el más apropiado para conseguir aquello que ellos buscan.  Muchas veces es la necesidad de sentirse identificado, de satisfacer su sentido de pertenencia a un grupo que él identifica valioso y validador.
     Desde el momento cuando vamos con la espada desenvainada, ya hemos cortado toda posibilidad de apertura de su parte.  Cuando nos espantamos con lo que conocemos o fiscalizamos, tenemos asegurado el hermetismo de los jóvenes.  Alguna vez cuando una madre me pedía orientación sobre cómo manejar a sus hijos adolescentes, le sugería abrir los sentidos, captar lo que percibe y hacer cara de que  nada le asusta.  Es la única manera de que el chavo sienta la confianza suficiente como para abrirse, pues para saber sus cosas necesitamos que lo haga, de otro modo poco o nada vamos a lograr.
     Esos silencios generados por la diferencia de edad entre jóvenes y adultos, o por la apropiación de tecnologías que ellos como nativos digitales tienen y nosotros no; esos silencios provocados por nuestros temores a indagar y luego no saber qué hacer con lo que hallemos, tanto que prefiramos suponer que no pasa nada y quedarnos en nuestra bendita ignorancia… Esos silencios son los que necesitamos romper antes de que nuestros chavos cometan un error que les cueste demasiado.  Ellos saben mucho de muchas cosas, pero el valor de la experiencia no lo da más que el tiempo, y eso no debemos de olvidarlo.
     Por cierto: ¿Conoces bien qué música le gusta a tus hijos? ¿Qué personajes admiran y por qué? Hoy domingo es un buen día para platicar y comenzar a averiguarlo.

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza


El único lenguaje que no falla
es el amor,
ese que rompe barreras
y trasciende
por encima de las ideologías
que encasillan y marcan diferencias.
A un niño puedes alcanzarlo,
tocar su corazón desde el tuyo propio,
grabar en su alma lecciones de vida
a través del amor,
el hábil cincel que más allá
de nuestros yerros e inconsistencias,
nos vuelve artesanos
en las manos de Dios.

Hallelujah: Interpreta Pentatonix

Minicuento de Julio Torri


FANTASÍAS MEXICANAS

…al moro Búcar y a aquel noble marqués de Mantua, teníalos de su linaje. Por el angosto Callejón de la Condesa, dos carrozas se han encontrado. Ninguna retrocede para que pase la otra.

-¡Paso al noble señor don Juan de Padilla y Guzmán, marqués de Santa Fe de Guardiola, oidor de la Real Audiencia de México!

-¡Paso a don Agustín de Echeverz y Subiza, marqués de la Villa de San Miguel de Aguayo, cuyos antepasados guerrearon por su majestad cesárea en Hungría, Transilvania y Perpiñán!

-¡Por bisabuelo me lo hube a don Manuel Ponce de León, el que sacó de la leonera el guante de doña Ana!

-¡Mi tatarabuelo Garcilaso de la Vega rescató el Ave María del moro que la lleva atada a la cola de su bridón!

Tres días con sus noches se suceden y aún están allí los linajudos magnates, sin que ninguno ceda el paso al otro. Al cabo de estos tres días -y para que no sufriera mancilla ninguno de ambos linajes- mandó el virrey que retrocedieran las carrozas al mismo tiempo, y la una volviose hacia San Andrés y la otra fuese por la calle del Puente de San Francisco.

Tomado de http://ciudadseva.com/

Niña despide a su gato que será dormido

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



A veces los inicios no son buenos, y no necesariamente todo lo que mal inicia. mal acaba,

Por más desalentador que parezca, los panoramas cambian,y por más intrincado que se muestre el camino que apenas se empieza a andar, siempre tendremos la oportunidad de allanarlo y poder hacer de él vereda que nos conduzca a mejores destinos.

No desfallecer, aprender a discriminar sonidos que sólo nos distraen y nos confunden, ejercitar la tolerancia, la discreción, la empatía.

Reconocer en nuestras más elementales relaciones aquellos valores que solicitamos a otros conservar; ser incluyentes, respetuosos,solidarios.

Estar atentos a la información, pero no enredarnos con las redes y dejar que nos tengan atada todo el tiempo a un mismo tema, sin otra justificación que ser parte de una ola de indignación que no llega nunca a la orilla.

Luchar contra la injusticia siendo justos, contra la corrupción siendo incorruptibles, contra el egocentrismo profesando el servicio a los demás.

Andando se hace el camino, y no tan solo criticando el andar de otros. Seamos artífices de un mundo mejor, iniciando con aquél más próximo y asequible.

Venzamos primero los obstáculos que nos impiden tener a nuestros alrededor más próximo el bienestar, para que uniendo el nuestro a otros tantos, seamos capaces de lograr un cambio.

Cambiemos primero nosotros y nuestro entorno, hagamos balance de nuestro día a día, no dejemos de ser punta de lanza para recuperar valores. Quien ama su patria, no es tan solo defensor de agresión de ajenos, es quien defiende su soberanía, su historia, su esencia, haciendo de su vida un ejemplo de aquello que se atreve sin recelo alguno a exigir de su gobierno.

¡Ya sonó el despertador! de Enrique Quezadas