El único lenguaje que no falla
es el amor,
ese que rompe barreras
y trasciende
por encima de las ideologías
que encasillan y marcan diferencias.
A un niño puedes alcanzarlo,
tocar su corazón desde el tuyo propio,
grabar en su alma lecciones de vida
a través del amor,
el hábil cincel que más allá
de nuestros yerros e inconsistencias,
nos vuelve artesanos
en las manos de Dios.
en las manos de Dios.
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