VIDA CON PROPÓSITO
Cuando esto preparo se conmemora el octogésimo aniversario
luctuoso de Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español, para muchos el
poeta más leído en lengua castellana, muerto a los 38 años por razones
políticas, en el fragor de la Guerra Civil Española.
“Hoy siento en el corazón/un vago temblor de estrellas/pero
mi senda se pierde/en el alma de la niebla…” De este modo volcaba en canto sus
encontrados sentimientos el poeta que tanto tenía de romántico en el alma, como
de revolucionario, integrante de la generación de poetas del 27, entre los que
se cuentan también Luis Cernuda y Dámaso Alonso, quienes mostraron su clara
oposición al régimen imperante en la Península Ibérica.
Ahora bien, a la luz de la historia: ¿Qué rasgos tenía
García Lorca como para que a veinte años del centenario de su muerte siga
conmoviendo conciencias?... Mi personal opinión, a través del conocimiento de
su vida y obra podemos confirmar una vez
más, que los personajes que perduran a través del tiempo son aquellos que
emprendieron una vida con propósito.
Traigo a colación lo
anterior en el escenario que vivimos hoy en día, cuando a ratos parece que nos
dedicamos a sobrevivir más que otra cosa, sin que logre identificarse una
pasión que nos mueva de nuestro lugar a la tarea de emprender un proyecto de
vida. Nos invade el desánimo como
diciendo: “¿Y para qué, si todo está tan mal en derredor?”, para arrellanarnos
en nuestra molicie y seguir subsistiendo ociosamente, nada más.
Es interesante conocer las vidas de esos hombres y mujeres
que han hecho la diferencia, ya sea en su entorno inmediato, ya para el
mundo. Descubrir que no contaron con
circunstancias extraordinarias para emprender eso que los hizo trascender a
través de la historia. En general se
desenvolvieron en circunstancias parecidas a las de cualquier otro ser humano,
sin embargo en su actitud, en su modo de valerse de esas circunstancias para
construir algo favorable para la sociedad, es que lograron trascender.
El estilo de vida que
priva en la actualidad va mucho encaminado al confort, a la propia satisfacción. Las necesidades que se ubican más allá de las
propias o de nuestro entorno inmediato, quedan fuera de enfoque. Pensar en
los demás no suele ser algo que se inculque en las nuevas generaciones,
sino todo lo contrario, como si la consigna fuera: “Piensa en ti por encima de
las necesidades de los demás”.
La maestra Rosaura Barahona en su última editorial habla precisamente sobre la ocupación de cajones
para personas con necesidades especiales afuera de los hospitales, por conductores
que no los requieren, a grado tal que incluso el reclamar que se respeten estos
espacios llega a representar un riesgo de muerte, si es que quien se estaciona
alevosamente donde no le corresponde trajera un arma de fuego misma que puede
accionar en contra de quien ose reclamarle.
A ese grado de hedonismo ha llegado nuestra sociedad,
fenómeno que vemos reflejado de muy diversas maneras en cualquier lugar donde
interactúen dos seres humanos. Lo
verdaderamente excepcional es ver a alguien capaz de respetar y hacer respetar
los derechos de otros, por encima de influyentismos y amenazas violentas.
Yo me pregunto qué podrá recordar el mundo de esos
personajes oscuros y rabiosos después de que hayan muerto, aunque lo más
probable es que a ellos ni les preocupe lo que ocurra después de este día, tan
recortada su perspectiva emocional.
¡Qué importante es inculcar en nuestros niños el gusto por
la lectura! Y después de hacerlo, facilitarles el acceso a buenos libros, de
modo que se descubran ellos mismos a través de la lectura de distintas
realidades, variadas en tiempo, en geografía y en circunstancias. Tan necesario ubicarlos en el contexto universal,
para que abarquen con su mente la inmensidad de la raza humana a través de la
historia, y que asimilen que, siendo una arenilla en la inacabable playa de la
historia, habrá que trabajar por ser la mejor arenilla que se puede llegar a
ser.
Leer es dialogar con los grandes personajes que han
encauzado la trayectoria de todos los hombres.
Leer a García Lorca es atisbar en los eventos que marcaron la historia de la España moderna
hasta nuestros días, y ver aparecer entre sus miles de ciudadanos, a aquellos
que con su valiente voz convocaron a los pueblos a luchar por lo propio.
Mientras no entendamos qué sentido tiene leer, nada efectivo
podrá hacerse por promover la lectura.
Mientras sigamos pensando equivocadamente que la violencia es el camino para el cambio,
no estaremos en condiciones de convocar mentes y corazones para emprender una
reforma estructural de este sistema que parece caerse a pedazos. En la medida en que no actuemos convencidos
de que el cambio del país está sobre nuestros hombros, no gritando, no
profiriendo, no atacando, sino analizando y planificando, el rumbo del país no
se habrá movido ni un milímetro en la dirección correcta.
Hoy recordamos a García Lorca. Sea su vida un motivo para despabilarnos y
ponernos a trabajar, cada quien en su pequeña parcela, pero a conciencia, por un cambio real.