domingo, 25 de octubre de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


CAMINO Y TRASCENDENCIA

Comencé a andar este 2020 con una gran maleta.  Tiene rodillos, aun así, el peso de sus contenidos dificultó mi avance en la parte inicial.  Las piedrecillas entorpecían el rodamiento, y al final del primer día vi que había avanzado poco y a base de gran cansancio.

En mi maleta llevaba los sueños que deseaba realizar a lo largo de estos doce meses; las expectativas propias y las que otros conservaban con relación a mi persona y a mi trabajo.  Buscaba estar bien conmigo y con los demás, de modo que, en tratar de hacerlo, perdí mucho tiempo y energía.

Pronto noté que los rodillos se iban desgastando; los brazos me dolían cada vez más y la marcha me dejaba exhausta al caer la noche, así que comenzaba la siguiente mañana con un ánimo menor cada día.

Como compañeros de ruta venían varios viajantes.  No pocas veces discutíamos acerca de cuál camino era el mejor; llegaron a ser tan apasionadas las discusiones, que yo hacía un alto total, abría la maleta y buscaba entre mis pertenencias aquellos argumentos que apoyaran mi elección.  Aun así, conforme fuimos avanzando, algunos tomaron otras rutas  y sólo unos cuantos seguimos por el mismo camino.

En un punto del trayecto comprendí que venía cargando muchas cosas que no hacían más que entorpecer mi avance.  En una estación saqué argumentos y prejuicios.  Mi maleta se sintió de inmediato más ligera.  En la siguiente parada  me deshice de infinidad de motivos que blandía para tratar de demostrar que yo tenía la razón.  A pesar de que los rodillos ya estaban muy desgastados, lo ligero de la maleta me permitió continuar el camino sin mayor problema.

Empecé entonces a entender que ganar en la vida no es tener la razón sobre los otros, puesto que cada cual posee sus personales argumentos y su propia verdad.   Supe en ese punto que tratar de imponerme sobre los demás, no haría  más que apartarnos unos de los otros, como si cada cual se mudara a  una isla, con un océano de por medio.  Que todo es relativo y personal, puesto que no hay una horma para medirnos a todos por igual.

Ya para este momento cargaba tan pocas cosas en la maleta, que estuve tentada a abandonarla a un lado del camino, para así aligerar mi paso.  Sin embargo, me detuvo un pensamiento: La vida no es el puerto a donde aspiramos a llegar, sino el camino que nos lleva al mismo.   Cargar la maleta iba marcando un ritmo a mis pasos, no tan veloces, lo que me permitía continuar disfrutando de manera pausada  cada tramo del trayecto.

En ese momento, cuando se adivina que llevamos  recorrida más de la mitad de la distancia total, es cuando se van entendiendo las paradojas de la vida: Descubrimos que más es menos, que a mayor contenido nos empeñamos en cargar, menos avanzamos, y que, si más pausamos nuestro andar, disfrutamos de mejor manera el trayecto.   Caemos en cuenta que la idea no es ir a la cabeza y solo, sino entre amigos disfrutando el recorrido.  Se necesita mucho caminar, mucho atravesar dificultades, para reconocer quiénes son en realidad los amigos auténticos, esos que contamos con los dedos de una mano.   Muchos otros que comenzaron el camino a nuestro lado, van tomando rumbos diferentes conforme avanzamos.  La melodía de sus palabras se la lleva el viento, hasta que se pierde allende la angostura.

He aprendido a no esperar nada de los demás, y a la vez a poner lo mejor de mí misma. La realización personal no es un asunto de matemáticas, un toma y daca, sino un expandir nuestro ser interno porque así lo deseamos, y nada más.  Esforzarnos por compartir lo mejor del propio repertorio, que pudiera ser de utilidad para alguien más, así no recibamos un ápice de agradecimiento, y los vítores fluyan en otras direcciones. El arte de vivir consiste en  disfrutar el momento y acumular experiencias, antes que bienes materiales. Es entender que esta vida es un tiempo prestado por única ocasión y que no hay segundas ediciones.   Y finalmente consiste en hacer, con lo imperfecto de la condición humana propia, un continuo aprendizaje de vida.

En la recta final de mi propio camino, entiendo que, entre más vivo, descubro cuan poco  sé y lo mucho que me falta por descubrir. Una vez que salimos del capullo y extendemos las alas, nos encontramos un mundo por explorar.  Pareciera que el tiempo no nos va a alcanzar para conocerlo todo.

La vida es trazarse una trayectoria personal y única, al margen de  lo que el mundo pueda opinar. Al final, los logros personales no se miden desde el exterior.  La satisfacción de un logro personal representa  un íntimo sentimiento dentro del pecho, que hace vibrar el propio espíritu en sintonía con el universo.  Disfrute singular que  lleva a seguir dando cada día lo mejor de nosotros mismos, como la oportunidad única de trascender en el tiempo.

Elogio fúnebre por María del Carmen Maqueo Garza

 

HAS LLEGADO A CASA

Homenaje póstumo a Don Javier Villarreal Lozano

El día de ayer, 24 de octubre, se adelanta en la ruta común Don Javier Villarreal Lozano, reconocido historiador, poeta, promotor cultural y catedrático fundador de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UAdeC, entre otros cargos que ejerció con excelencia en vida.  Así, con  su paso silente con el que cruzaba por los pasillos de la facultad, café en mano, así decidió partir esta vez, cuando –finalmente—tuvo su amada Ítaca a tiro de piedra.

Una dolencia cardíaca lo envió al hospital hace una semana.  Poco supimos de su persona en estos días; lo imagino con un montón de libros al lado de su cama, para así desdeñar la presencia ominosa de frascos, tubos y trazos luminosos que pudieran conturbarlo.

Lo conocí hace más de 30 años en el entonces llamado CAVIE, que luego cambió a ICOCULT, y ahora es parte de la SEC, amplio edificio que respira sobria luminosidad, ubicado contra esquina de la centenaria Catedral de Saltillo, en el centro histórico de la ciudad capital.  Junto con el poeta y  músico Juan Martínez Tristán, han sido representantes de buena cepa, de una cultura que se centra en el hacer mismo, picando piedra, sin distraerse en  colocar sus aspiraciones más allá. La última vez que lo vi fue hace un par de años, durante un homenaje que la propia facultad le ofreció en su auditorio.  Un grupo de compañeros maestros y exalumnos, ahora brillantes comunicadores, ejecutivos  y poetas, exaltaron lo que fue su trayectoria, tanto  profesional como académica.  Los celebrantes organizaron además una representación de lo que habrá sido una de las clases que a lo largo de tantos años impartió. El espíritu que privó en aquel recinto ocupado hasta el último espacio fue  de cariño y agradecimiento.  En palabras de Claudia Luna, “vamos caminando hacia Ítaca”, cuando hacía referencia a la vastedad de conocimientos del maestro y la forma como inflamó en sus alumnos el espíritu para abrevar cada día más sobre cultura general.

Pido prestadas sus palabras  a mi querido Imanol Caneyada para así, de este modo condensar ese afán de los grandes maestros, que –sin duda—caracterizaba a Don Javier: “Escribimos desde la humildad y el deseo de conocer al mundo desde otras pieles”.  Así fue el gran maestro Villarreal, quien podía hablar casualmente, frente a una taza de café, de los grandes viajes que tuvo oportunidad de emprender, conservando en todo momento, ante sus ojos  la imagen inmutable  de su anhelada Ítaca, esa misma que, siguiendo a Odiseo, él buscó cada día de su vida, y que hoy finalmente alcanza. 

Maestro apreciado: La vida se cumple para ti. Partes con pasos silentes y  espíritu gozoso. Que las aguas del Mar Jónico inunden tus pupilas y rebosen tu corazón, porque ahora sí, constante viajero del tiempo y del espacio: ¡Has llegado a casa!


Video animado: Algo

Poesía en prosa por Héctor Olveda

La carta 

Como en la última carta te lo dije
Voy a vender La Granja de Alebrijes, lo he pensado ya lo suficiente y esperar más tiempo sería a todas luces imprudente
¡Es cierto! no he visto interesada mucha gente y no tengo en concreto ninguna oferta, lo confieso. Y por si fuera poco los del rastro, se llevaran unos pobres de yeso con cartón, de los más feos. Que por que así lo dicta la nueva reglamentación, según dijeron ellos.
Tú mejor que nadie, sabes que
en un asunto como este, lo principal es devolver los alebrijes a su hábitat silvestre, sin ningún pretexto, y no entregarlos al matadero, donde los vuelven pasta para libros de texto.
Y mas aún cuando nosotros nos hemos comprometido a brindarles un ambiente cálido, armonioso y por que no decirlo, feliz.
¿ crees que puedan ayudarme los de Greenpeace ? Porque la situación aquí se torna desesperada, tengo que decirte que la clasificación de especies estuvo desde el principio errada
Lo que originó junto con la última desparasitación, una situación complicada y caótica. A parte los de sangre estrambótica no están respondiendo bien al alimento, ni a la medicina homeópata.
Me duele decirlo, pero de seguir así, el gobierno querrá sacrificar al menos dos semanalmente.
Te aclaro que los tuyos, los de madera, tienen trato preferente
No te preocupes, si ellos volvieran a venir, que se lleven los que trajimos de la frontera o el que nunca te gustó por indecente.
Por cierto, ya le dije a Don Chente
Que no tome mas pedidos, que los propietarios bandidos de las carpas y esos idiotas que solo los quieren de mascotas, sepan que primero he de ahogarme en facturas y en notas, antes que poner de nuevo en sus manos esas nobles criaturas.
Los animales ordinarios de las granjas cercanas los llaman quimeras y conjuros, pero ya los conoces, los ignoran, son tan maduros, la mayoría siguen bien, le están echando ganas, lo mismo que yo.
¿Cuando regresas? Aquí las noches son bastante frías y ya va para quince días que
cortaron la calefacción;  estuve pensando qué tal vez podrían quedarse todos dentro de la casa. Hazme saber tu opinión.
La semana pasada me dieron a entender que no ibas a volver, claro veladamente
Ya ves que bien comprenden ellos las intenciones de la gente, aunque ya les he dicho que esta vez se equivocan y que están siendo contigo unos ingratos, que no eres de esas mujeres de perros y gatos, que como todos los humanos tienes tus malos ratos, que por el momento sufres de ansiedad y es solamente tranquilidad , lo que por tu bien eliges, espero que este tiempo apartada de mi y de la granja de alebrijes, te haya hecho extrañarnos aunque sea un poco, así como recordar la felicidad que alguna vez nos brindó la aventura de este fallido pero hermoso proyecto.
Vuelve pronto,,,,, Héctor


Se puede aprender a ser feliz: Charla con Marian Rojas Estarpé

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Nadie experimenta en cabeza ajena. Un dicho frecuente que lleva en sí una gran verdad. Es difícil aprender de lo que no nos afecta directamente;  siempre queda la idea, de que a nosotros no nos va pasar tal o cual situación, o que nosotros vamos a saber manejarla mejor. En fin, creo que en ocasiones nos consideramos con inmunidad fisiológica y emocional que nos librará de todo aquello que a otros les afecta.
     Lo más triste, no es no aprender de experiencias ajenas, sino que tampoco lo hacemos de las propias. Como individuos y como sociedades la historia muestra que una y otra vez repetimos los mismos errores y a pesar de sufrir las consecuencias a corto plazo, pareciera que la memoria no es suficiente, como si retar a lo que ya nos ha dejado cicatrices profundas, o pérdidas incluso, nos fuera nuevo, o tan distinto que no lo reconocemos, o quizá sentimos que la vida nos da otra oportunidad para ahora sí salir victoriosos, aunque obvio sea que se repetirá la historia,
      Viviendo como actualmente lo estamos haciendo, una terrible contingencia, en medio de ella y ni siquiera en vísperas de que ya vaya a pasar, seguimos teniendo conductas inconscientes, que provocan empeoramiento, y más allá de que nuestra falta de sensibilidad nos llevará a un daño tan solo personal, esta falta de conciencia social involucra a muchos otros, los que como daño colateral de nuestro comportamiento errático, resultan afectados.
     Se dice que saldremos de esto con otra forma de ver al mundo, a nuestros semejantes, pero si en plena crisis, viviendo la incertidumbre, el miedo, el dolor de amigos y familia que enferman, que fallecen, no somos capaces de mantenernos informados, de educarnos y educar a otros, de exigirnos a nosotros mismos seguir las medidas pertinentes, sin que se nos tengan que imponer. Si seguimos dejando en manos de otro la responsabilidad que cada uno tenemos en lograr ganar esta batalla campal contra el virus malévolo; si nos conformamos con culpar a otros sin cumplir la mínima parte de lo que nos corresponde, no esperemos resultados positivos, y aceptemos que solo somos una parte y quizá la más importante del problema.
     Aprendamos ya de nuestras experiencias y no exijamos a otros lo que no somos capaces de ofrecer, empecemos en trabajar con nuestras actitudes y en ser líderes a nivel de casa, de familia; en normar conductas que mitiguen este grave contagio.
     Ni la consanguinidad, ni el cariño fraterno a los demás, limitan la posibilidad de contagiarnos. Hoy vamos por la salud y por la vida, hasta donde nos sea posible defenderla, que no quede en la conciencia de nadie no haber hecho lo suficiente por si mismo y por los demás, dejemos a un lado la indolencia.

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Música urbana: Unchained Melody