domingo, 9 de abril de 2023

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

PUNTO DE QUIEBRE

Todo hombre necesita una canción intraducible. Roberto Juarroz.

Cada día que pasa vivo más convencida de que el problema central sobre el que giran todos los demás, en el orden personal, relacional o económico, tiene que ver con la identidad.  Hemos creado un sistema dentro del cual se espera que las cosas ocurran siempre de manera perfecta y a la primera.   Nada más alejado de nuestra condición humana.

A donde volteemos podremos detectar situaciones en las que una persona busca signos que le confieran identidad.  Difícilmente lo hará en primera instancia dentro de sí misma; más bien tenderá a buscar elementos externos a su persona que le doten de esa identidad  tan necesaria.   De cara  al gran espejismo de las redes sociales el internauta se siente pequeño, como frente a un todo que lo cuestiona, y más que buscar dentro de su entorno personal aquellos elementos que le hagan auténtico, sale a sumarse a los grandes grupos, a seguir las consignas que estos marquen.

Algo similar acontece con los estilos de vida que tantos programas televisivos y en plataformas sugieren.  La repetición va formando en nosotros un acostumbramiento, de manera que, al extrapolarlo a la vida real deja de parecernos algo irregular.   En esta semana los gobiernos de los Estados Unidos, México y China se han estado “echando la pelota” con relación al consumo de drogas.  China niega que de allá salgan precursores químicos para fabricar fentanilo.  México niega que en nuestro suelo haya laboratorios que procesan esta peligrosa droga, mientras que la Unión Americana reclama a México que, dado el tráfico de estos productos a través de la frontera, los ciudadanos de aquella nación desarrollan adicciones.   Se repite el mecanismo del cual comencé hablando: Lejos de revisar cada nación su propio entorno, reconocer sus problemas y plantear soluciones, se la han pasado incriminándose unos a otros, lo que no anticipa  ningún viso de solución.

Nuestro mundo gira en torno al dinero. La economía es el motor que mueve a los grupos sociales, en ocasiones  hasta un punto inconcebible.   La dignidad humana queda de lado frente a muchos de esos grandes objetivos.  El caso de la producción y tráfico de drogas es uno de ellos, como una espiral que no para, y que cada vez afecta a más sectores de la población.  El crimen organizado ha tejido redes criminales intercontinentales y transfronterizas; en una y otra dirección circulan precursores, droga procesada, dinero y armamento, y de paso, es lógico suponerlo, crece el consumo de estas drogas letales entre los jóvenes.

Se antoja como una quimera llevar un problema de esta magnitud a una mesa común, en la que cada gobierno reconozca su responsabilidad y esté dispuesto a hacer algo efectivo para modificar el problema.  Pero, nuevamente, como dijimos en un inicio, esa búsqueda de identidad que el joven no sabe cómo encontrar, es un ingrediente básico en la ecuación.   Mientras él no asuma que está en él mismo, y no fuera de él, crear las condiciones necesarias para sentirse a gusto con lo que es y lo que hace, el problema seguirá expandiéndose.

El poeta argentino Roberto Juarroz, en uno de sus poemas menciona lo que parafraseé al inicio, y que conduce a reflexionar sobre cómo llevamos nuestra propia vida.  El poeta nos da permiso, es más, nos alienta a ser distintos y auténticos.  Busca convencernos de que nuestros aportes a la sociedad deben de ser únicos y no una mala copia de los de otras personas. Que lo que yo me proponga llevar a cabo es válido, de manera que habrá que ponerle toda la voluntad hasta verlo cumplido.  Que el acompañamiento del grupo está bien para un rato, pero que para hacer camino hay que marchar solos, y que está bien hacerlo.

Una de las escenas urbanas que mucho me inquietan, y que por desgracia es cada día más común, es una madre o un padre con su bebé, y que en cuanto este último empieza a inquietarse, le pongan entre sus manos un aparato digital.  Le roban al niño la posibilidad de explorar y descubrir el mundo, para así  ir formándose su propio entorno personal.  El mensaje último es que no es bueno hallarse solo consigo mismo, que hacerlo es perder el tiempo, y que es obligado alejarse de sus propias observaciones y sensaciones para encajar en el mundo.  Con ello tal vez estemos impidiendo que nazca un Einstein, una María Curie o un Mahatma Gandhi.  Al no hallar el niño atractivo estar consigo mismo, limitamos esa posibilidad de introspección y desarrollo.

Todo hombre necesita una canción intraducible, propia, que solamente él pueda cantar y regodearse en ello.  Un espacio único para conocerse y descubrirse.  De este modo desarrollar la identidad y la autoestima suficientes para alejarlo, en el caso que nos ocupa, del oscuro mundo de la droga.

CARTÓN de LUY

 


NADA MÁS IMPORTA (Metallica) - LUKA SULIC

DECÁLOGO DEL ACOMPAÑAMIENTO del Dr. Alan D. Wolfelt

 

La filosofía del Acompañar
1. Acompañar se trata de estar presente para el dolor de otra persona; no de hacer que su dolor desaparezca.
2. Acompañar se trata de ir al desierto del alma con otro ser humano; no de creer que somos responsables de encontrar la salida.
3. Acompañar se trata de honrar el espíritu; no de enfocarse en el intelecto.
4. Acompañar se trata de escuchar con el corazón; no de analizar con la cabeza.
5. Acompañar es dar testimonio de las luchas de otros; no de juzgar o dirigir esas luchas.
6. Acompañar se trata de caminar al lado; no de conducir o ser conducido.
7. Acompañar se trata de descubrir los dones del silencio sagrado; no significa llenar con palabras cada momento.
8. Acompañar al que sufre se trata de quedarse quieto y en silencio; no de querer moverse frenéticamente hacia adelante.
9. Acompañar se trata de respetar el desorden y la confusión; no de imponer orden y lógica.
10. Acompañar se trata de aprender de otros; no de enseñarles.

Agradezco a Pravahi Laura su acertada sugerencia

Emociones Inteligentes | Santiago Quiroga Borbolla| TEDxVicenteLopez

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



No importa cuán difícil sea la vida, lo importante es poderla continuar.

Es tener la entereza, para reintentar, la fuerza para poderse levantar, la habilidad para reconstruir lo que el infortunio dañe; humildad para reconocer y sabiduría para enmendar en la medida de lo posible los errores cometidos.

No es pecado equivocarse, sino insistir en el error, cuando se tiene conciencia de estarlo haciendo. Admiro a quienes logran rehacerse, a quienes toman la oportunidad que la vida les da, para empezar de nuevo desde cero, quizá de menos de cero, porque sus pérdidas han sido materiales y morales.  Manteniendo aún un espíritu maltrecho pero no extinguido, tienen la fuerza de voluntad, la fe en vivir el resto de sus vidas con dignidad, con la satisfacción de luchar por encontrar el rumbo que alguna vez perdieron.

Quien siempre ha actuado bien, merece admiración y respeto, pero no merece menos aquél que puede lidiar con su pasado y decide vivir un mejor presente, doble lucha de la que muy pocos logren salir triunfantes.

No hay peor derrota que la rendición, mientras halla en el interior de nuestro ser un incentivo para reconstruirnos y lograr hacerlo por voluntad y esfuerzo propios. La vida te recibe una vez al nacer, pero casi siempre ofrece la oportunidad de darte una segunda bienvenida. No hay que rendirse nunca, no mientras no sea la muerte nuestra adversaria.


Porristas en el Campeonato del Mundo 2022