domingo, 9 de diciembre de 2018

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

LA GRAN LECCIÓN
La vida está hecha de diversos caminos. Cada cosa puede ocurrir de una forma y también de otra.  Así comienza la novela testimonial de Rafael Pérez Gay, intitulada Perseguir la noche. A lo largo de la misma el escritor  conjuga magistralmente  dotes literarias,  --como investigador y creador--, con  vastos  conocimientos  de  exploración histórica, para plantar su personal proceso de duelo frente a la enfermedad.   Lejos de  una relación de  pesares, con toda la experiencia  narrativa coloca ante nuestros ojos su dolor físico y la  forma de exorcizar ese sufrimiento que le acomete. Nos conduce al borde  de sus miedos para decirnos que sentirlos está bien.  Además de que nos lleva de la mano a través de su pasado personal y citadino, para sentarnos cualquier noche  a departir con algunos de los grandes personajes de la Literatura en los albores del siglo veinte, y --como testigos subrepticios-- permitirnos  conocer la parte oscura de la historia oficial, que vuelve a esos personajes icónicos más humanos, y por ende  entrañables.
     Es muy probable que su relato me toque a mí  más que al resto  de los lectores, por varias razones: Constituye una narrativa testimonial frente a un proceso como el cáncer, situación que el autor y yo compartimos en nuestras respectivas historias.  Otra razón:  Tuve ocasión de asistir a la presentación del  libro, en el marco de la FIL Guadalajara 2018, para identificar los satélites que rodearon la vida de Pérez Gay y que más adelante, en uno de esos veloces giros,  se incorporaron muy dentro de su ser para dar lugar a la obra que ahora pone en nuestras manos.   El autor, acompañado de su amigo y presentador, el doctor Arnoldo Kraus --a la vez  su médico de cabecera--,  nos obsequiaron una velada amena, salpicada de anécdotas singulares, pero sobre todo muy humana.  Además del disfrute de  la interacción espontánea de Héctor de Mauleón y Héctor Aguilar Camín, quienes formaban parte del público, y desde sus asientos  no dejaron de enriquecer el coloquio entre autor y presentador.  La última razón por la que este libro es de ya muy querido para mí es la siguiente: Al momento de solicitar su autógrafo en el  ejemplar  recién adquirido, acogió con singular entusiasmo uno de mi novela testimonial --de temática similar--. Compartimos impresiones acerca de nuestros personales procesos y de  lo que cada cual había escrito, y “chocamos libros”,  como  copas, en una celebración por la vida.
     Cada página y cada historia me dejan un agradable sabor de boca. Recorro junto con el autor las calles del centro histórico de la ciudad de México y de algunas de sus colonias, como la Condesa y la Roma.  Su diestra  narrativa hace un alto para mostrarme aquel sitio donde estuvo un célebre edificio que ya no existe.  Me invita a entrar a su hogar  a conocer a cada uno de los miembros de su familia, y  entender ahora más, ese inacabable  dolor por la pérdida de su hermano José María.
     Venturosa combinación de conocimiento y oficio; de dolor y sanación; de creación y generosa entrega  a cada uno de sus lectores. Maravilloso libro escrito, no por un sobreviviente de cáncer sino por un triunfador en el arte de vivir. Un peregrino que sale a recorrer calles para evadirse del dolor que le roe las entrañas,  en cuyo  proceso nos enseña a amar lo que somos y tenemos.   Pero sobre todo, por encima de lo expresado,  Rafael Pérez Gay es el ser humano sensible y cálido que no duda en brindar un gran abrazo a quien se acerca a él a través de sus letras.
     Quiero creer que iniciativas como las de Ferias del Libro grandes y pequeñas; salas de lectura, y cuentacuentos, favorecen la creación de públicos  lectores. Lanzan la propuesta de que leer, lejos de  un proceso tedioso y difícil, puede convertirse en un viaje enriquecedor, mediante el cual es posible  conocer otros universos.  El tiempo, la geografía y la distancia entre individuos se zanja a través de una buena lectura, de modo tal que podemos descubrir motivos nuevos y distintos para amar la vida.
    No deja de sorprender la creciente tasa de suicidios entre jovencitos.  Como pediatra y como madre, considero que dentro de sus causas,  una de enorme importancia   corresponde a  cierta  sensación  de inadecuación.  El joven no halla su lugar en la vida, puesto que no conoce esta última.  Falla en  identificar  dentro de su persona elementos que vuelvan divertida la convivencia “de mí-conmigo”, y su autoestima se queda en embrión.  Espera que el exterior le provea de estímulos, cuando es desde su interior de donde la auténtica  motivación debe  de provenir.
     Gracias, Rafael Pérez Gay por esta gran lección. Por enseñarnos que cada vivencia es crecimiento, y que al final del día, todo habrá valido  la pena.

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza

En las ondulaciones de tu risa.
En esa narrativa vivaz que tiende puentes
y al caer la noche los repliega.
En un "hasta mañana" que dejas
          en mi frente
                con un beso.
En ese mirarme a la distancia --cálido, sí--
desde tu propio espacio,
descubro que eres un adulto, hijo.
Hacedor y adalid de tu propia historia,
dueño de una  música
          que rompe
los aires de cualquier
          monotonía.
Marcas tu ruta, caminas por donde el corazón
alienta a la cabeza
          a avanzar.
Como dos peregrinos de Santiago
que se son mutuamente indispensables.
Te veo y me alegro. Creo haber cumplido
          con la vida.
Tú sabes --no tengo que decirlo--
cualquier día, cuando el corazón anhele zambullirse
por un rato en las aguas termales
          del ayer
aquí está  mi corazón
          de madre.
Aquí te esperan
          mis abrazos.

Juguetes musicales de Bach a Williams

Tomado de la página de Fb de Millenium Bella Música

REFLEXIÓN acerca del tiempo y de la vida


La GENTE muere y queda todo ahí,
los planes a largo plazo y las tareas de casa,
las deudas con el banco,
las parcelas, el coche nuevo que compré para tener estatus.
▪La GENTE MUERE sin siquiera guardar la comida en la nevera,
todo se pudre, la ropa se queda colgada o puesta en su lugar.
▪La GENTE MUERE, se disuelve toda la importancia que pensábamos que teníamos,
la vida continúa, las personas superan y siguen sus rutinas normalmente.
▪La GENTE MUERE y todos los grandes problemas que creíamos que teníamos se transforman en un inmenso vacio.
Los problemas viven dentro de nosotros.
Las cosas tienen la energía que ponemos en ellas y ejercen en nosotros la influencia que permitimos.
▪La GENTE MUERE y el mundo sigue siendo caótico, como si nuestra presencia o ausencia no hiciera la menor diferencia.
En realidad, no lo hace.
Somos pequeños, pero prepotentes. Vivimos olvidando que la muerte siempre esta al acecho.
▪La GENTE MUERE, pues así es:
Parpadeó, murió.

El perro es donado y se aferra a los nuevos dueños.
▪Los viudos se casan nuevamente, tienen sexo, andan de la mano y van al cine.
▪La GENTE muere y somos rápidamente reemplazados en el cargo que ocupábamos en la empresa.
▪Las cosas que ni siquiera usamos son donadas, algunas tiradas a la basura.
▪Cuando menos esperamos, la GENTE MUERE. Por otra parte, ¿quién espera morir?
Si la gente esperase por la muerte, tal vez la gente viviese mejor.
Tal vez la gente colocase la mejor ropa hoy, hiciese el amor hoy,
tal vez la gente comiese el postre antes del almuerzo.
Tal vez la gente esperase menos de los demás,
si la gente esperase por la muerte, tal vez perdonaría más, riese más, sintiese la naturaleza,
tal vez la gente quisiese más al tiempo y menos al dinero.
▪Quién sabe, quizá la gente entendiera que no vale la pena entristecerse con las cosas banales,
oyese más música y bailase sin saber hacerlo bien.
▪El tiempo vuela.
A partir del momento en que la gente nace,
comienza el viaje veloz con destino al fin ¡y aún hay quienes viven con prisa!
Sin darse el regalo de percibir, que cada día más es un día menos, porque la GENTE muere todo el tiempo, poco a poco y un poco más, cada segundo que pasa.
▪¿QUÉ ESTÁS HACIENDO CON EL POCO TIEMPO QUE TE RESTA?


Texto tomado del Fb de Nidia Corral Gómez.

Chiquita pero picosa: Video

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Somos dados a encontrar más fácilmente los defectos que las virtudes en las personas y por si fuera poco, nos damos a la tarea de enfatizar los primeros, como si al hacerlo lográramos destacar alguna cualidad propia.
     Resulta común oír a la mayoría de nosotros decir, que nuestros jefes con ineptos, que aquéllos que ocupan puestos superiores no se los merecen más que nosotros; estamos rodeados de gente que difícilmente se merece estar en el lugar que se encuentra. Con menos frecuencia alguien ensalza las cualidades de estas personas, y de nuestros queridos amigos y familiares solo unos cuantos se salvan de nuestro severo juicio. 
     Pareciera que antes de juzgar no nos vemos en el espejo, o que tenemos una autoestima baja que compensar, o por el contrario un ego que impide admiremos fácilmente a otro que no sea a nosotros mismos.
     Sin menospreciar a nadie, sin dejar de resaltar sus virtudes, sintiéndonos afortunados de compartir la vida con gente valiosa que tiene mucho que ofrecernos, quizá enriqueceríamos más nuestra propia vida. Dicen que con la vara que mides, serás medido y pareciera que todos usamos la misma escala y que a partir de nosotros mismos, nadie reúne lo suficiente como para quedarnos a la medida, menos todavía para considerarlos mejores. 
     Humildad y seguridad en uno mismo, no recurrir a devaluar a los demás para compensar nuestras propias deficiencias. Sabio aquél que se rodea de gente digna de admirarse, de imitarse y a lo que sin reserva alguna sepamos reconocer como tal.

León viejo salvado por uno joven

No tiene títulos en español (y no los requiere). No hay final cruento, para que no sufran.