PALABRAS SON
PUERTAS
Con motivo del 75 aniversario de su fundación, a celebrarse el próximo 24
de octubre, esta semana se llevó a cabo la asamblea general de la ONU, por
primera vez en modalidad virtual, con la
participación de representantes de las
193 naciones que la integran. A lo largo de los siguientes días se irán
revisando en modalidad mixta, los temas prioritarios en esta ocasión: Medio
ambiente, progreso e igualdad de género, y por supuesto lo relacionado con la
pandemia y la tan esperada vacuna. Entre
los mensajes transmitidos me permito destacar dos: En primer lugar, las
palabras claras y de gran altura moral de
la canciller alemana Ángela Merkel. Inicia hablando de los orígenes de la ONU al
término de la Segunda Guerra Mundial, y puntualiza cuál ha sido la razón de
existir de esta organización: Es una plataforma de cooperación para los asuntos
prioritarios del mundo, como la la salud, el combate a la pobreza y la búsqueda
de la paz. Otra participación muy alentadora fue la del grupo coreano BTS (Bangtan Boys), convocado por Henrietta
Fore, directora ejecutiva de UNICEF. Cada uno de los jóvenes dio testimonio de
lo que ha representado en lo individual este confinamiento. Jong Kook, uno de sus integrantes, al
referirse a la creación musical, expresa: “Nuestras canciones se convirtieron
en las historias”. Todos van hablando de
sus sueños y logros antes del inicio de
la pandemia, y convergen en una misma
metáfora para señalar su estado emocional durante estos meses. Se refieren a una ventana a través de la cual
observan un cielo oscuro, en el que brillan las estrellas, y si cuando asoman
no hay estrellas, entonces ven la luna, y si tampoco hay luna, ven su cara
reflejada en el cristal. Hacen un cierre
alentador que llama a no olvidar que, durante la noche, la mayor oscuridad es
la que antecede al amanecer, porque: “La vida continúa”
Dentro de los términos utilizados por los representantes de
las diversas naciones, se repitió lo relativo al multilateralismo, como una
fuerza conjunta que permite el desarrollo global, a través de los recursos que cada
país puede aportar a la causa común, y la causa común es la paz. También se escuchó hablar de la polarización
como una fuerza que frena el desarrollo de la humanidad. Trajo a mi mente cuán poco reflexionamos en
el peso específico del lenguaje dentro de las relaciones, tanto entre
individuos como entre comunidades o países.
El lenguaje construye o destruye, según sea utilizado. Más de un
pensador ha dicho que el hombre está hecho de palabras. Y aun cuando los actos marcan la trayectoria de un ser
humano en su paso por la tierra, las palabras representan la moneda de cambio
con la que éste interactúa en tiempo y geografía, para expresar y percibir pensamientos, sentimientos y emociones. Las palabras nos van construyendo conforme las
utilicemos, hasta comenzar a formar nuestro propio espacio personal. Las
palabras crean identidades, convicciones éticas, comunidades. Dan un sentido más allá de la propia persona,
hacia dónde encaminar nuestros afanes. Tanto en la comunicación oral como en la
escrita, las palabras generan imágenes o provocan estados de ánimo, que
finalmente constituyen el escenario de fondo
en el cual nos desenvolvemos. Una
palabra cálida es capaz de transformar y sanar; una palabra hiriente llega a
provocar daños morales irreparables o cicatrices permanentes; así de poderoso
es el lenguaje.
A la asamblea de la ONU acuden representantes de cada país a
intercambiar información, a solicitar u ofrecer apoyo; a negociar
acuerdos. Todo ello se gestiona a través
de la palabra, hasta obtener como producto final los actos correspondientes a
lo acordado. Depende del acierto con que
se utilice la palabra, los resultados que devendrán. El dicho va
pintando de cuerpo entero al hablante; otro tanto se alcanza a percibir
entre líneas, de modo que en conjunto nos da una idea integral, tanto del
representante como del país representado.
A nosotros, ciudadanos “de a pie” nos corresponde crear y
crearnos. Transformar nuestros sueños en
propósitos concretos, en metas, mediante una narrativa que nos aliente a
cumplirlas paso a paso. En el entorno
personal, se trata de generar un ambiente estimulante entre quienes nos rodean,
para de este modo avanzar juntos de mejor manera.
La vida continúa: Habrá que decirlo, una y otra vez, hasta
convencernos de ello. Nuestro potencial
es grande y la tarea por cumplir también.
En esos ratos de desaliento, hagamos como los jóvenes cantantes:
asomemos a la ventana para ver el cielo, o las estrellas, o la luna. Y si nada observáramos afuera, busquemos nuestro propio
rostro reflejado en el cristal, convencidos de que detrás de la oscuridad llegará
el amanecer tan esperado.