domingo, 27 de septiembre de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


PALABRAS SON PUERTAS

Con motivo del 75 aniversario  de su fundación, a celebrarse el próximo 24 de octubre, esta semana se llevó a cabo la asamblea general de la ONU, por primera vez  en modalidad virtual, con la participación de representantes de  las 193  naciones que la integran.  A lo largo de los siguientes días se irán revisando en modalidad mixta, los temas prioritarios en esta ocasión: Medio ambiente, progreso e igualdad de género, y por supuesto lo relacionado con la pandemia y la tan esperada vacuna.  Entre los mensajes transmitidos me permito destacar dos: En primer lugar, las palabras claras y de gran  altura moral de la canciller alemana Ángela Merkel. Inicia hablando de los orígenes de la ONU al término de la Segunda Guerra Mundial, y puntualiza cuál ha sido la razón de existir de esta organización: Es una plataforma de cooperación para los asuntos prioritarios del mundo, como la la salud, el combate a la pobreza y la búsqueda de la paz. Otra participación muy alentadora fue la del grupo coreano  BTS (Bangtan Boys), convocado por Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF. Cada uno de los jóvenes dio testimonio de lo que ha representado en lo individual este confinamiento.  Jong Kook, uno de sus integrantes, al referirse a la creación musical, expresa: “Nuestras canciones se convirtieron en las historias”.  Todos van hablando de sus sueños y logros antes  del inicio de la pandemia, y convergen en una misma  metáfora para señalar su estado emocional durante estos meses.  Se refieren a una ventana a través de la cual observan un cielo oscuro, en el que brillan las estrellas, y si cuando asoman no hay estrellas, entonces ven la luna, y si tampoco hay luna, ven su cara reflejada en el cristal.  Hacen un cierre alentador que llama a no olvidar que, durante la noche, la mayor oscuridad es la que antecede al amanecer, porque: “La vida continúa”

Dentro de los términos utilizados por los representantes de las diversas naciones, se repitió lo relativo al multilateralismo, como una fuerza conjunta que permite el desarrollo global, a través de los recursos que cada país puede aportar a la causa común, y la causa común es la paz.  También se escuchó hablar de la polarización como una fuerza que frena el desarrollo de la humanidad.  Trajo a mi mente cuán poco reflexionamos en el peso específico del lenguaje dentro de las relaciones, tanto entre individuos como entre comunidades o países.  El lenguaje construye o destruye, según sea utilizado. Más de un pensador ha dicho que el hombre está hecho de palabras. Y aun cuando  los actos marcan la trayectoria de un ser humano en su paso por la tierra, las palabras representan la moneda de cambio con la que éste interactúa en tiempo y geografía, para  expresar y percibir  pensamientos, sentimientos y emociones.  Las palabras nos van construyendo conforme las utilicemos, hasta comenzar a formar nuestro propio espacio personal. Las palabras crean identidades, convicciones éticas, comunidades.  Dan un sentido más allá de la propia persona, hacia dónde encaminar nuestros afanes. Tanto en la comunicación oral como en la escrita, las palabras generan imágenes o provocan estados de ánimo, que finalmente constituyen el escenario de fondo  en el cual nos desenvolvemos.  Una palabra cálida es capaz de transformar y sanar; una palabra hiriente llega a provocar daños morales irreparables o cicatrices permanentes; así de poderoso es el lenguaje.

A la asamblea de la ONU acuden representantes de cada país a intercambiar información, a solicitar u ofrecer apoyo; a negociar acuerdos.  Todo ello se gestiona a través de la palabra, hasta obtener como producto final los actos correspondientes a lo acordado.  Depende del acierto con que se utilice la palabra, los resultados que devendrán.  El dicho va  pintando de cuerpo entero al hablante; otro tanto se alcanza a percibir entre líneas, de modo que en conjunto nos da una idea integral, tanto del representante como del país representado.

A nosotros, ciudadanos “de a pie” nos corresponde crear y crearnos.  Transformar nuestros sueños en propósitos concretos, en metas, mediante una narrativa que nos aliente a cumplirlas paso a paso.  En el entorno personal, se trata de generar un ambiente estimulante entre quienes nos rodean, para de este modo avanzar juntos de mejor manera.

La vida continúa: Habrá que decirlo, una y otra vez, hasta convencernos de ello.  Nuestro potencial es grande y la tarea por cumplir también.  En esos ratos de desaliento, hagamos como los jóvenes cantantes: asomemos a la ventana para ver el cielo, o las estrellas, o la luna. Y si nada  observáramos afuera, busquemos nuestro propio rostro reflejado en el cristal, convencidos de que detrás de la oscuridad llegará el amanecer tan esperado.

2 comentarios:

  1. Ciertamente que estamos constituidos de palabras. Tu texto lo comprueba.

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  2. Así es, mi querido Santiago. Ha sido una forma de reconstituirnos a cada paso, en este azaroso tramo del camino. Te mando un abrazo.

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