domingo, 21 de mayo de 2023

La pantera rosa: La esfinge color de rosa

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

HASTA LA TUMBA

María del Carmen Maqueo Garza

Como a  miles de mexicanos, me sorprendió el contenido de la carta que la Ministra Piña firmara y publicara, en la cual reconoce  ser autora  de tuits personales poco amables, intercambiados con el senador  Alejandro Armenta y que este último diera a conocer.  Desde el punto de vista político fue un desacierto de la Ministra Presidente.  Me atrevo a suponer que es de esos mensajes digitales  que, luego de dar clic a “enviar”, nos invade la zozobra de si actuamos de la mejor manera.

En mi columna anterior de CONTRALUZ exalté la labor de la Ministra Piña al frente de la SCJN, frente al constante golpeteo de personajes que buscan hacerla tambalear por diversos medios.  Coincide que esta semana terminé una novela de Patricia Highsmith intitulada “Rescate por un perro”. La trama inicia con un matrimonio maduro que pierde a su perrita en el parque, tras lo cual reciben una nota pidiendo un rescate por ella.  Van apareciendo distintos personajes conforme la historia avanza.  El protagonista  es Clarence, un joven idealista, egresado de la carrera de psicología, que busca ingresar a la corporación policiaca con la idea de aplicar sus conocimientos, en la integración de perfiles de delincuentes.  La oferta es un puesto de policía callejero, mismo que acepta, pensando en que más delante podría ascender y aplicar sus conocimientos académicos.  Conforme avanza la historia, Clarence termina involucrado en una situación que le generará enorme presión hasta el final, cuando logra librarse –de la manera menos imaginada por el lector—de aquella pesadilla emocional.

Con el incidente dado a conocer, entre  la Ministra Piña y el Senador Armenta, la lectura me facilitó recordar que detrás de toda figura pública hay un ser humano de carne y hueso.  Una persona con expectativas, sentimientos y emociones, para los que la investidura no  sirve de coraza.  Frente a lo sucedido evoqué las presiones de Clarance, sometido a ese golpeteo constante, dentro de  una trama que amenaza en convertirse en una espiral, que busca absorberlo y hundirlo, como si fuerzas del exterior quisieran acabar con él.

De ninguna manera me desdigo de mis afirmaciones de la columna anterior.  Sigo reconociendo en la Ministra Presidenta una respetable figura de autoridad, que debe prevalecer por encima del desliz.  ¿Qué acaso no somos humanos todos y por ende nos equivocamos?   Cierto, no es equivalente un tuit entre compañeros de secundaria, que un intercambio de mensajes entre dos figuras de autoridad.

Queda por demás claro que el acoso cotidiano, que ha llegado a normalizarse, así de grave el asunto, genera afectaciones psicológicas.  El acosador viene cargando con resabios emocionales que lo llevan a actuar de ese modo.  El acosado, por más íntegro que se halle en un inicio, va resquebrajándose a punta de tanto golpeteo.  Algo así sucedió a Clarence, sometido a torturas en grado creciente, por parte de sus propios superiores.  Se constituye en un juego perverso entre fuerza golpeadora y  tensión de la resistencia, que no parece tener fin.

México está conformado por todos nosotros, no nada más por autoridades. Somos fuerza ciudadana, algo que muchas veces llegamos a olvidar.  El ambiente social y político se ha enrarecido, en ocasiones hasta el punto de atacar de entrada, de manera irracional.  Sucede en aulas y patios escolares.  Sucede en la vía pública: nos gana la irritación y casi le echamos encima el vehículo al  que no actuó como esperábamos que hiciera. Sucede entre vecinos o familiares, más al calor del alcohol. Sucede en redes sociales, donde llega a alcanzar niveles alarmantes. Sucede en el campo de la política, ni manera de dudarlo, cuando se transita de la confrontación de propuestas  a la descalificación  personal de los opositores.  Esa cantaleta de “corruptos”, “podridos” y “traidores”, entre muchas otras, constituye una forma “normalizada” de denostación, un acusar sin tener pruebas en la mano, como si la sola palabra de quien lo dice tuviera el suficiente peso específico.  Es una forma de polarizar a los ciudadanos, de generar un estado de embotamiento, mañanera tras mañanera.  Repetición que tiene sus réditos políticos: nos lleva  a que, más que buscar acuerdos, nos encendamos y tramemos modos de ataque y destrucción de quienes piensan distinto.

Mi anterior columna con relación a la Ministra Piña la intitulé: “Desde la cuna”, para señalar que los valores morales de un ser humano se traen de casa.  La actual la intitulo “Hasta la tumba”, queriendo significar que, pese a los trastabilleos que tengamos en el camino, los valores permanecen incrustados  en la conducta personal de un individuo por siempre.

En la novela de Highsmith vimos lo que el golpeteo hizo a Clarence.  Bueno leerla, para así cuidarnos.

CARTÓN de LUY

 


J.S. Bach - Suite No. 1 para Cello Sol Mayor, BWV 1007 - por Elliot Sloss

POESÍA de Héctor Olveda

 A UNAS MANOS

En tus manos estoy porque adivinan
Bajo la luz serena de la luna
Que sin ti yo me llamo "tu silencio"
Que contigo me llamo "mis pupilas"
No comienzan tus manos ni terminan
Como el cuento del sueño y la vereda
Donde ocurre el momento en que se quedan
Como a la sombra de las manos mías
No puedo renunciar a la proeza
Si llegaron volando hasta mi palco
No se deja escapar dos mirlos blancos
Sin que llegue muy hondo la tristeza
En tus manos estoy, pálido nido
Que arrastra el vendaval por travesura.
Juegan conmigo como dos criaturas
Extrañas, con un gorriòn herido
Tus manos de niebla
Tus manos de bruma
Tus manos custodias de aquel nuestro beso
Tu manos unciosas
Tus manos de rezo
Que iguales labradas
Quisiera en mi tumba
Pidiendo por mi alma.
Tus manos que saben
La hora en que acaba
La noche más negra
y comienza el alba.

TRABAJO Y FELICIDAD: Charla del Dr. José Antonio Lozano Díez

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

 Si bien es cierto que los afectos auténticos, verdaderos tienen la posibilidad de mantenerse intactos a pesar de la distancia y del tiempo, cierto es también que procurar darles mantenimiento y reforzarlos con pequeños o grandes detalles bien merece la pena.

Ayer me decía un buen amigo --al que por cierto hacía mucho no veía , ni escuchaba, en fin de él no sabía, a pesar de vivir en una ciudad tan pequeña-- "amiga mía, no hay día que no me acuerde de ti". Me encantó que me lo dijera, hace falta saber que tenemos gente en la cual nos mantenemos presentes, sin embargo que importante resulta el que nos demos por enterados. Amigo mío, contesté, la tecnología no ha avanzado lo suficiente como para que pudiéramos tener un "emotisensor", o no sé como lo llamaría, un pequeño chip que se encendiera bajo el nombre del amigo, hermano, hijo, en fin de un ser querido, haciéndonos ver que se está acordando de nosotros. ¡Sería maravilloso! Imagínense que durante el día se encendiera todo un tablero, indicándonos que decenas de personas, sin importar distancias ni tiempos de no verlas, nos estén recordando. Habría que tener colores distintos, que indicaran como nos están recordando, porque no siempre recuerdan lo mejor de uno. Suena a locura, lo es, pero la intención es señalar, que no hay mejor manera de mantener los afectos que hacerlos patentes y no dejarlos a la imaginación.

Un "emotisensor" que se encendiera cuando cruzamos por el pensamiento de una persona, o cuando, no estando presentes nos menciona, y qué mejor si hubiese un icono especial para señalar que se nos está recordando con cariño. Pero no lo hay, no existe y sigue siendo indispensable que de vez en cuando, a través de un mensaje, de uno pequeño, a través de una llamada, de que hagamos lugar en nuestra saturada agenda, unos minutos por lo menos, para comunicar a nuestros seres queridos, lo valioso que es tenerlos en nuestras vidas, y que los llevamos permanentemente en nuestro corazón. No tiene por que esperarse a un cumpleaños, una boda o lo que ocurre con frecuencia y es todavía más triste, un funeral.

Creo que la frase: "Eres importante para mi", a todos nos viene bien, nos gusta saber que lo somos para quienes amamos. Nos gusta saber que se tomaron un tiempo a expensas quizá de su trabajo, de su descanso, de su hobby, de su rutina diaria, para decirnos, para manifestarnos: "Te tengo presente, te quiero, eres valioso para mí."

El movimiento se demuestra andando, el amor nunca podrá ser manifestación pasiva, sino de acción, Sé activo en tus afectos, aprende a dar y a recibir, que en el amar no cabe la palabra egoísmo.

Tómate un tiempo para los demás.