domingo, 25 de abril de 2021

POESÍA por María del Carmen Maqueo Garza

 


SILENCIO Y ARCO IRIS

Hondo silencio, presagio de tempestad.

La bestia roca emerge de su cueva. Se  lanza, despiadada,

a tumbar los colores del arcoíris: Yellow, red, green, white.

Se cierne en el ciberespacio una densa nube

Seguida de oleadas furiosas  con  puños y dientes.

 

Silencio: Duelo de la yerba mala  que un día se sembró como amor.

Pausa de azoro, súplica cotidiana desoída

Silencio como vaso roto, en la debacle de los gritos

          De una furia bestial.

Arrebato, humillación, enojo con la vida.

Silencio, sarcófago de muerte

Ahí se comienza a morir el primer día

         Y se sigue cada vez progresivamente,

poco a poco, hasta el final.

Silencio, súplica, impotencia, dolor históricamente contenido,

Te veo caminar sobre el borde del precipicio, un paso cada día.

Escucho tu súplica llorosa al verdugo, pensando en tus niños: 

“Espérame, escucharon, escucharon”

Palabras con ecos que retumban en  oídos cual tapias.

Sororidad, amiga Jacqueline: Estamos contigo hoy y siempre.

Nos enfundamos  tu dolor, todas y cada una  como si fuera nuestro,

así queme la piel.

Aquí están: Palabras y manos para curar heridas,

          calmar tu llanto, consolar tu duelo.

Haremos un círculo, una valla protectora que te guarde.

Queremos aplacar los sollozos  que al mundo estremecieron:

“Espérame.” “Escucharon, escucharon”

Voz en  llanto de  pérdida y derrota.

No estamos aquí para juzgarte.  Queremos arroparte en tu proceso

de búsqueda hacia el puerto de ti misma.

Esa isla salvadora donde tu opción será

Que suceda lo que tú elijas que suceda.  Nada más.

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

LA CLAVE ES LEER POR PLACER

Hoy, viernes 23 de abril, cuando preparo la columna dominical, se celebra el Día Internacional del Libro.  Desde 1995 se instituyó la fecha en honor de los dos mayores  genios de la Literatura occidental:  Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Cervantes murió el día 22, pero sus  exequias  se llevaron a cabo hasta el  siguiente día de su muerte. En el caso de Shakespeare, su fallecimiento  fue señalado dentro del calendario juliano, que, convertido al gregoriano, coincide en los mismos días. Los empataron en una sola fecha, y en su honor se instituyó el Día del Libro.

De modo personal  no me canso de maravillarme de cómo surgió el pensamiento humano.  Hay múltiples evidencias de la inteligencia que poseen especies animales distintas a la nuestra.  Desde chimpancés hasta marsupiales, aves emplumadas o insectos en la naturaleza.  Me asombra observar cómo una criatura se enfrenta a un problema y ensaya distintas formas de resolverlo.  Cuando lo logra ha adquirido un nuevo conocimiento, que aplicará una y otra vez, frente a un problema similar.  El resto del grupo de iguales lo observan y aprenden, pero si no fuera por esa observación directa, no habrían aprendido.  Con el ser humano ocurre algo parecido, aunque claro, los problemas tienen un nivel de complejidad más elevado. No se trata solamente de cargar la ramita hasta el hormiguero, o construir un nido, o defenderse de los depredadores.  Además de los asuntos de primera necesidad comienzan a surgir otros, a partir del momento en que el humano se percata de que forma parte de un sistema compuesto por  distintos elementos, vivos e inertes, y lo más importante, toma conciencia de que, así como la vida  tiene un principio, tendrá un final.    Surgen además formas de pensamiento con relación a lo que percibe del mundo alrededor, define sus gustos y con ello  sus patrones de comportamiento individual.

Si evocamos una imagen del medioevo europeo, visualizamos al zapatero enseñando al hijo o al sobrino el oficio; al herrero haciendo lo mismo.  Vemos los grupos familiares trabajando en el campo o en la ordeña vacuna.  La tradición oral da pie al proceso de enseñanza-aprendizaje, de modo que las tradiciones se perpetúan; tal vez puedan innovar, pero de manera limitada, atendiendo a la creatividad de uno de los provincianos que ideó o que viajó y regresa copiando otra forma de hacer las cosas.

Aparece el libro y llega a nuestras manos un maestro que nos va a enseñar a hacer las cosas de modos distintos.  Los seis continentes se colocan  frente a nuestros ojos y nos ofrecen una gran variedad de contenidos, no solamente para aprender a hacer nuevas cosas, o hacerlas de distinta manera, sino para imaginar, divertirnos y enriquecer nuestra forma de conceptualizar  la vida.

Tal vez un gran error que se ha cometido, al menos aquí en México, es  imponer lecturas por obligación, sin permitir la aproximación  al libro por mero gusto.  Todos podremos recordar (y entre más edad tenemos más nos vienen a la memoria), lecturas que teníamos que memorizar sin acaso entender lo que estábamos leyendo.  Vaya, tan sencillo como nuestro Himno Nacional.  Habrán sido pocos maestros los que nos explicaron frases como:

El acero aprestad y el bridón”, o

“¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra! los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.”

Cerramos con: “Los cañones horrísonos truenen”

O sea, los leímos para cantarlos en el saludo a la bandera de los lunes, y en el mejor de los casos los memorizamos.  ¿Pero en realidad los entendemos? Siendo muy sinceros, preguntémonos frente al espejo si a la edad que hoy tenemos sabemos con certeza  cuáles son los bridones, los blasones o los pendones, y luego… recurramos al diccionario.

Ésta fue la fallida aproximación  de nuestra etapa de niños a la lectura.  Por supuesto que no nos iba a resultar atractiva.  En cambio, si frente a nuestros ojos tuvimos una historia como la de Pinocho, el muñeco que quería ser niño, y Gepetto, su creador, a quien el amor lo llevó de un lado al otro siguiendo las huellas de los personajes malévolos, hasta rescatar a Pinocho del vientre de la ballena, para culminar en un  final feliz, con Pinocho de carne y hueso, y Gepetto gozoso de ser papá.  Entre un nudo y otro de la historia, su autor Collodi, va trenzando lecciones de qué sucede cuando un niño se porta mal, como, por ejemplo, cuando miente. Terminamos con Pinocho y querremos leer otra y otra historia, y así se va desarrollando el hábito de la lectura

Dice García Márquez, y dice bien, que, si un libro no nos gusta, lo abandonemos y busquemos otro, que no pasa nada.  Para desarrollar un mundo lector, la lectura se abre camino desde el placer, no como obligación.

Natalia Lafourcade - Alma Mía de María Greever con Los Macorinos

POESÍA de Mario Bendetti

Defender la alegría 

Defender la alegría como una trinchera
Defenderla del caos y de las pesadillas
De la ajada miseria y de los miserables
De las ausencias breves y las definitivas
Defender la alegría como un atributo
Defenderla del pasmo y de las anestesias
De los pocos neutrales y los muchos neutrones
De los graves diagnósticos y de las escopetas
Defender la alegría como un estandarte
Defenderla del rayo y la melancolía
De los males endémicos y de los académicos
Del rufián caballero y del oportunista
Defender la alegría como una certidumbre
Defenderla a pesar de dios y de la muerte
De los parcos suicidas y de los homicidas
Y del dolor de estar absurdamente alegres
Defender la alegría como algo inevitable
Defenderla del mar y las lágrimas tibias
De las buenas costumbres y de los apellidos
Del azar y también
También de la alegría

Tomado de las cuatro esquinas, una intersección literaria

Haz lo que puedas con lo que tengas | Jessica Fernández | TEDxUDLAP

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


¿En qué momento hemos cambiado patrones de conducta creyendo con ello estábamos evolucionando?
Fuimos dejando de creer que había que rendirle culto a dioses de la naturaleza, y con ello además dejamos de respetarla, haciéndola tan solo víctima de nuestra insaciable ambición.

Hemos sido despiadados, y tan salvajes como aquéllos a quienes se etiquetó de serlo por practicar ritos donde se sacrificaban vidas humanas; con tal saña hemos llegado a horadar las entrañas de la tierra hasta sangrarla, que ni siquiera nos hemos percatado que no tan solo a Gaia le hemos infligido daño, sino que con ello hemos llevado a la muerte a tantos humanos, que no hay estadística que precise la magnitud de esta masacre. 

Hemos convertido nuestras oraciones en tan solo una continua solicitud de beneficios, con la mirada puesta en un cielo al que anhelamos llegar, sin detenernos a ver que Dios está en todo y en todos lo que nos rodean, desde una abeja, hasta nuestro prójimo, y que debemos agradecer no con palabra, sino con actitud, tan prodigioso regalo que se nos dio sin siquiera valorar lo merecíamos o no.

¿En qué momento la maternidad se tornó en tan solo una responsabilidad que impide a la mujer el progreso, que implica renunciar a lo que ahora significa mayor logro que ser madre, el "triunfo profesional". ¿Desde cuándo fue que para una pareja es mejor criar perros o gatos, que a un bebé, porque ya no se quiere asumir responsabilidades que impliquen restricción en tiempo para desarrollo profesional y para satisfacer necesidades personales de toda indole? ¿Cuándo se insistió tanto en quererse a sí mismo, al extremo que querer a otros y preocuparse por otros, incluyendo en "otros" a los propios hijos, se convirtió en pesada carga, que cada vez menos deseamos lidiar?

¿Cómo nos convencieron que dedicar nuestro tiempo sin límites al trabajo en aras de lo que se llama superación y obtención de un mejor nivel económico, era más válido, que dedicar tiempo a convivir con la familia y a imprimir en nuestros hijos amor por la vida, por la humanidad, por la naturaleza; a encaminar esfuerzos para proteger a nuestro hábitat en vez de tan solo convertirnos en constantes depredadores y consumistas, en una sociedad que tan solo ve en el desarrollo la búsqueda de satisfactores materiales, anárquica y despiadadamente, sin devolver ni acaso un poco a la generosa y lastimosamente perecedera madre naturaleza.

¿A quién podemos reclamar esta mala percepción de la palabra "evolución", que nos ha cambiado el sentido que debía significar ser feliz?  ¿A cuántos estaremos dejando tan solo el recuerdo de lo que un día fue este mundo y de lo que podríamos haber hecho de él.

Sabiduría en el sublime saludo maya que debía prevalecer hasta nuestros días: Inlak'ech y la respuesta: Hala ken, que significa :"yo soy otro tú" y "tú eres otro yo".

Louie Schwartzberg: Los milagros escondidos del mundo natural