OTIS: LA GRAN
OPORTUNIDAD
En las tragedias el tiempo avanza de modo caprichoso. Las horas no acatan el ritmo natural de su
paso, tal vez para brindarnos ocasión de
reflexionar y ponernos a trabajar.
El paso del huracán Otis por el puerto de Acapulco y su
fatal destrucción, está por cumplir dos semanas. Los mexicanos pasamos del azoro a la
organización, de modo que instituciones
y sociedad civil, comenzaron a trabajar por la recuperación de dicho punto
turístico. Un fenómeno que se ha
presentado y al cual quiero enfocarme en este día es el siguiente: Todos hemos
participado como mexicanos por una causa común, al margen de nuestras
ideologías. Se trata de que cada uno de
nosotros actúe, en la medida de sus alcances, poniendo su granito de arena para
sacar adelante a Acapulco. Algunos lo
han hecho de forma presencial, aportando manos que trabajan en la elaboración
de despensas. Otros han emprendido
labores altruistas de limpieza, servicio en comedores comunitarios y atención
médica a la población afectada. Hay
quienes han llevado víveres en vehículos particulares; empresarios en la rama
gastronómica que ofrecen comidas calientes.
Instituciones financieras y de vivienda que se adecúan a las condiciones
económicas de los usuarios, además de las que ofrecen ayuda económica
directa. Compañías de telefonía celular
que regalan tiempo aire, y tantas otras más. Sería imposible enunciar todos los
apoyos que Acapulco ha venido recibiendo en estas casi dos semanas. Lo que sí quiero destacar es la forma
maravillosa en que se impone el carácter solidario de los mexicanos frente a la
necesidad de nuestros hermanos en desgracia.
Cualquier ayuda de cualquier especie cuenta, solo hay que asegurarnos de
que nuestros apoyos sean canalizados por vías que los hagan llegar hasta donde
corresponde. Porque, es doloroso
decirlo, ya han comenzado a surgir los fraudes en línea solicitando
aportaciones económicas para falsos damnificados.
Es una metáfora que espero que no se malinterprete: De
alguna manera Otis nos ha brindado la oportunidad de volver a hermanarnos.
Después de varios años en que las consignas de fraternidad propuestas en
campaña por el gobierno en turno fueron desviándose hacia la polarización,
confrontación y calumnia cotidiana, hasta generar un ambiente ríspido que impide reconocer cualquier mérito a los
opositores políticos. Se considera que todas aquellas figuras públicas,
comunicadores y simples ciudadanos de a pie que cuestionen el actuar del
Estado, son vistos como corruptos, por el simple hecho de exhibir diferencias
frente al gobierno oficial, como si fuera delito hacerlo.
Acapulco: Excelente oportunidad para recordar que, en estos
momentos es la prioridad. Se trata de
una población calculada en 800,000 habitantes que ha perdido, o la vida, o la
tranquilidad, o sus pertenencias, o sus fuentes de trabajo. Y que en estos 12 a 24 meses que tarde la
zona turística en ponerse en pie no habrá mayores ingresos por ese rubro. Muy importante no permitir que, conforme
pasen las semanas se nos desinfle el entusiasmo y nos olvidemos de ellos. Más allá de las obligadas reasignaciones
presupuestales que deban hacerse desde el nivel central y estatal, sigue siendo
asunto de todos los mexicanos mantener en nuestros corazones y en nuestros
presupuestos familiares, el tema guerrerense.
Gran parte del consumo humano de los hogares, así como del
turismo depende de la pesca, y en estos momentos la gran mayoría de las
embarcaciones dedicadas a esta actividad económica han sufrido pérdida total,
de manera que ambas facetas van a resentir la pérdida y se tendrán que endeudar
para hacerse de una nueva embarcación para laborar. Qué importante la participación de una
Secretaría del Trabajo conocedora y dinámica para organizar cooperativas que
puedan echar a andar la economía en el corto plazo, mientras los particulares
van recuperándose.
Invaluable ha sido el apoyo de la CFE, de Telmex y de las
dos grandes compañías de telefonía inalámbrica.
Así como de las fuerzas del orden que, poco a poco, han contribuido a poner
orden en la región. Tan grave como el
fenómeno meteorológico fue la rapiña inicial, agravada por la ausencia total de
orden civil o militar que la impidieran.
Aun así, los empresarios están dispuestos a entrarle con todo, a favor
del renacimiento de Acapulco.
Las grandes tragedias dejan un dolor profundo, pero a la vez
nos proveen de grandes lecciones de vida.
El huracán Otis nos ha permitido recordar que mexicanos somos todos,
independientemente de nuestra ideología, y que es de elemental justicia social
poner lo mejor de cada uno de nosotros.
Hacerlo a conciencia, desde el silencio, como las buenas cosas de la
vida.
¡Que no deje de vivir Acapulco en nuestros corazones!