domingo, 5 de noviembre de 2023

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

OTIS: LA GRAN OPORTUNIDAD

En las tragedias el tiempo avanza de modo caprichoso.   Las horas no acatan el ritmo natural de su paso, tal vez para brindarnos ocasión  de reflexionar y ponernos a trabajar.

El paso del huracán Otis por el puerto de Acapulco y su fatal destrucción, está por cumplir dos semanas.   Los mexicanos pasamos del azoro a la organización, de modo que  instituciones y sociedad civil, comenzaron a trabajar por la recuperación de dicho punto turístico.   Un fenómeno que se ha presentado y al cual quiero enfocarme en este día es el siguiente: Todos hemos participado como mexicanos por una causa común, al margen de nuestras ideologías.  Se trata de que cada uno de nosotros actúe, en la medida de sus alcances, poniendo su granito de arena para sacar adelante a Acapulco.  Algunos lo han hecho de forma presencial, aportando manos que trabajan en la elaboración de despensas.  Otros han emprendido labores altruistas de limpieza, servicio en comedores comunitarios y atención médica a la población afectada.  Hay quienes han llevado víveres en vehículos particulares; empresarios en la rama gastronómica que ofrecen comidas calientes.  Instituciones financieras y de vivienda que se adecúan a las condiciones económicas de los usuarios, además de las que ofrecen ayuda económica directa.  Compañías de telefonía celular que regalan tiempo aire, y tantas otras más. Sería imposible enunciar todos los apoyos que Acapulco ha venido recibiendo en estas casi dos semanas.  Lo que sí quiero destacar es la forma maravillosa en que se impone el carácter solidario de los mexicanos frente a la necesidad de nuestros hermanos en desgracia.  Cualquier ayuda de cualquier especie cuenta, solo hay que asegurarnos de que nuestros apoyos sean canalizados por vías que los hagan llegar hasta donde corresponde.  Porque, es doloroso decirlo, ya han comenzado a surgir los fraudes en línea solicitando aportaciones económicas para falsos damnificados.

Es una metáfora que espero que no se malinterprete: De alguna manera Otis nos ha brindado la oportunidad de volver a hermanarnos. Después de varios años en que las consignas de fraternidad propuestas en campaña por el gobierno en turno fueron desviándose hacia la polarización, confrontación y calumnia cotidiana, hasta generar un ambiente ríspido  que impide reconocer cualquier mérito a los opositores políticos. Se considera que todas aquellas figuras públicas, comunicadores y simples ciudadanos de a pie que cuestionen el actuar del Estado, son vistos como corruptos, por el simple hecho de exhibir diferencias frente al gobierno oficial, como si fuera delito hacerlo.

Acapulco: Excelente oportunidad para recordar que, en estos momentos es la prioridad.  Se trata de una población calculada en 800,000 habitantes que ha perdido, o la vida, o la tranquilidad, o sus pertenencias, o sus fuentes de trabajo.  Y que en estos 12 a 24 meses que tarde la zona turística en ponerse en pie no habrá mayores ingresos por ese rubro.   Muy importante no permitir que, conforme pasen las semanas se nos desinfle el entusiasmo y nos olvidemos de ellos.   Más allá de las obligadas reasignaciones presupuestales que deban hacerse desde el nivel central y estatal, sigue siendo asunto de todos los mexicanos mantener en nuestros corazones y en nuestros presupuestos familiares, el tema guerrerense.

Gran parte del consumo humano de los hogares, así como del turismo depende de la pesca, y en estos momentos la gran mayoría de las embarcaciones dedicadas a esta actividad económica han sufrido pérdida total, de manera que ambas facetas van a resentir la pérdida y se tendrán que endeudar para hacerse de una nueva embarcación para laborar.   Qué importante la participación de una Secretaría del Trabajo conocedora y dinámica para organizar cooperativas que puedan echar a andar la economía en el corto plazo, mientras los particulares van recuperándose.

Invaluable ha sido el apoyo de la CFE, de Telmex y de las dos grandes compañías de telefonía inalámbrica.  Así como de las fuerzas del orden  que, poco a poco, han contribuido a poner orden en la región.  Tan grave como el fenómeno meteorológico fue la rapiña inicial, agravada por la ausencia total de orden civil o militar que la impidieran.  Aun así, los empresarios están dispuestos a entrarle con todo, a favor del renacimiento de Acapulco.

Las grandes tragedias dejan un dolor profundo, pero a la vez nos proveen de grandes lecciones de vida.  El huracán Otis nos ha permitido recordar que mexicanos somos todos, independientemente de nuestra ideología, y que es de elemental justicia social poner lo mejor de cada uno de nosotros.  Hacerlo a conciencia, desde el silencio, como las buenas cosas de la vida.

¡Que no deje de vivir Acapulco en nuestros corazones!

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