domingo, 11 de septiembre de 2022

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


SALVAR LA SOLEDAD
Por simple genética traigo una carga para las artes visuales. Aunque no me salga ningún boceto bien hecho, o tenga que batallar una hora para copiar de la naturaleza algo que se parezca a lo que ven mis retinas. Aun así, traigo latiendo en la sangre, por parte de padre y madre, una carga visual, que busca manifestarse de distintas maneras, tal vez mediante una fotografía tomada con el teléfono móvil, o bien un chispazo visual que captan mis pupilas para más adelante, en la acostumbrada soledad de mí conmigo, reproducir, desentrañar, poner a trabajar a la palabra escrita.

La Internet ha facilitado en gran medida estos trabajos para quienes buscamos expresarnos frente a otros. En lo particular Twitter representa el gran foro donde yo encuentro mis pares; me identifico y apoyo causas afines. En ocasiones me tardo buen rato deshaciéndome de contenidos que nada tienen que ver con la expresión auténtica de temáticas de validez universal. Una vez despejado el panorama, comienzo a revisar lo que expresan aquellos a quienes sigo, para así adquirir las enseñanzas del día. Hay otras redes sociales, algunas privilegian el sentido del humor nada más, o se convierten en un foro donde el usuario transmite sus diarios quehaceres, como lavar platos, desempañar un espejo o perseguir al gato. En lo particular no me llaman la atención esos contenidos, sobre todo cuando se concatenan unos con otros y, de no percatarte, podrás durar quince o veinte minutos viendo la sucesión interminable de videos que ofrecen ciertas plataformas.

Esta mañana me topé en Twitter con una imagen que me remitió a una época de mi vida personal: Mariana, desde el sillón de la sala de quimioterapia de algún hospital, escribe mientras recibe su cuarto ciclo de quimioterapia. Manifiesta su incomodidad y el descontento que las reacciones de algunas personas generan en ella. Se desahoga, al tiempo que llama a la empatía. Ella misma se da ánimos y, por supuesto, quienes han leído su comentario hacen lo mismo. Le envían apoyo emocional, oraciones y muchas flores. Hay quienes, habiendo pasado por una experiencia similar, la animan a resistir diciendo que ya es una sesión menos por la que tiene que atravesar. Percibo todo esto como una forma de sentirse acompañada a través de alguna aplicación, quizá desde el anonimato. No sé si quienes se hablan con tanto afecto se conocen en la vida real, o lo han ido haciendo a través de la red.

Justo ayer platicaba con un querido amigo, casi hermano, con relación a la soledad. Él compartía algunos datos de Norteamérica, en donde, una encuesta realizada por una encuestadora seria mencionaba que el 22% de los adultos abordados se siente solo. Yo hallo esta cifra muy compatible con lo que sucede en nuestro país, donde, por una u otra razón el aislamiento de los demás ha ido creciendo, en particular a partir del 2020, con el advenimiento de la pandemia.

La sensación de soledad no deja de ser terrible, máxime en la población menor de 20 años. No es de extrañar, entonces, que la punta del iceberg de ese fenómeno social se exprese como casos de suicidio o formas de agresión contra otros. En algunos de los casos de tiradores solitarios que han arribado a un sitio público y comienzan a disparar sin un objetivo particular, adivino que detrás de esos atentados contra la vida propia o de los demás hay una fuerte sensación de soledad. Lo más peculiar, al menos en niños y adolescentes, es que acorazan esa profunda soledad interna, de modo que lo que percibimos parece ser una careta de hostilidad.

Más allá de estacionarnos en el enojo o el mal modo del niño o del adolescente, habrá que asomarnos para conocer qué es lo que trae en su corazón.

Un concepto que se cuela aquí, como lo hace con frecuencia en mis colaboraciones, es el relativo al valor del tiempo. En general utilizamos frente a nuestro equipo más tiempo del que acaso imaginamos, y tantas veces lo hacemos de manera ociosa, desperdiciando de un modo lamentable un tiempo que podríamos ocupar en cosas de provecho.

Estos dos años de encierro absoluto o relativo que hemos experimentado, nos han cambiado como personas. No hay quien haya salido indemne de esta forja; todos hemos tenido cambios en nuestra forma de ser, ya por el propio encierro, ya porque la enfermedad o la muerte de seres queridos nos ha tocado de forma cercana. Las redes sociales han sido una forma de continuar conectados, de vencer esa sensación de soledad tantas veces demoledora, que nos lleva a ir contra la vida con una furia inusitada. De forma ideal las redes sociales nos conectan con otros; ahí hallamos muestras de simpatía y de solidaridad; modos de salvarnos de esos vientos negros y profundos que nos aíslan.

Salvar la soledad, hoy más que nunca.

CARTÓN de LUY

 


Asombrosa música rusa: Orquesta Gimnazija Kranj

POESÍA de María del Carmen Maqueo Garza

 


LUTO EN MI PATIO

Mi querido amigo vegetal

ceniciento clavo de ornato,

alguna vez verde, alguna vez floreado.

Sostuviste en pie, con dignidad

por varios años  

el peso de la muerte en vida.

Tu compañero, tu igual

sucumbió tiempo atrás.

En cambio tú te mantuviste firme

cada vez más seco, desafiando

a la naturaleza

por cumplir tu misión.

Tus brazos siempre abiertos

fueron casa y estación de paso

de hacendosas ardillas

que transitaban tu ser

haciendo malabares,

previsoras

con sus tesoros de invierno.

Fuiste nido de amor, alivio momentáneo

de gorriones, palomas, cardenales,

alguna calandria cantadora

y un par de carpinteros afanosos

en sacar vida de tu pulpa muerta.

Te sostuviste así, como un guerrero

contra toda previsión sensata y lógica.

Tu piel más y más esfacelada,

tu tronco cada día más ahuecado.

Lo hiciste hasta el final, hasta una noche

en que la lluvia piadosa te arrancó de cuajo

y para siempre.

Te voy a extrañar, mi querido vecino.

Me faltará la algarabía que suscitaban

tus ramas secas convocando vida.

Descansa en paz, mi amado ceniciento clavo de ornato.

Hoy mi patio verde vuelto albahaca en flor, gardenias,

jazmines, lilis, sábila, yerbabuena y amores

guarda luto desde su acallado silencio
 
tan profundo como verde

a tu dulce memoria.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Hoy Lola me ha contado como se siente, confundida, enredada entre sentimientos de miedo, incertidumbre, desconsuelo, desesperación, impotencia. Las lágrimas han asomado a sus ojos al mismo tiempo que la tristeza emana a través de sus palabras. Atrapada, sin saber por donde empezar, ofuscada y con esa terrible sensación de hallarse en un laberinto que parece se fue armando cuando ella ya estaba adentro. Deprimida, intenta como puede cada día despertar junto al cuerpo el alma que parece no querer seguirla. Un día más de lucha contra fantasmas; algunos ya los tiene reconocidos, pero luego aparecen otros nuevos, sin cara, sin identidad alguna, la acosan, ellos si saben muy bien quien es ella, y la persiguen incansablemente. Trata de asirse a la esperanza, a todo lo que la vida generosamente le ha dado otras veces, pero pareciera tan poco ante su dolor que apenas logra emerger unos minutos, cuando ya está de nuevo en el fondo de un mar de penalidades, fondo rocoso que ni siquiera le permite tocarlo para tomar impulso y salir, solo le lastima aun más.

¿Quién no ha sentido a veces lo que ahora ella? Ella piensa que esto durará para siempre, solo le aseguro que por largo que parezca el trayecto, por negro que sea este túnel por el que atraviesa su tren, llegará a un mejor destino. Me escucha y su sonrisa es tan solo una mueca que parece ser agradecimiento e incredulidad, ¿quien soy yo para poder darle esa certeza? Quizá lo único que me avala es mi paso por esta vida que ha estado asaltada en muchas ocasiones por situaciones así, pero Lola requiere algo más que mis vivencias y mi experiencia. Su alma joven, su buen corazón, la energía y positiva actitud que siempre la han acompañado, su fe ante todo, serán sus mejores aliados en esta empresa. Si de algo sirve un beso, un abrazo, los uno a mis deseos por Lola y por aquellos que tengan derrotada temporalmente la voluntad, arriba corazones que este tren todavía lleva a parajes donde ofrecernos maravillas que nos devuelvan el alma al cuerpo..

Desencajar el pensamiento | Mario Guerra | TED Talks en español

Escondidillas entre un perro y un león marino.