domingo, 18 de octubre de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

POR UN FIN DE AÑO INOLVIDABLE

Parece increíble: Estamos a pocas semanas de la Navidad y algunos ya han comenzado a planear las fiestas de temporada.  Ahora es distinto: El mercado ha tenido necesidad de reconfigurarse a lo largo de este año; cubrir las necesidades del consumidor, mediante el diseño de nuevas alternativas comerciales.  Tras la incertidumbre y las compras de pánico con que abrió la contingencia, vendedores y compradores hemos aprendido a navegar a través de novedosos canales mercadotécnicos, para adquirir los productos de primera necesidad.  Es posible que hayamos descubierto estrategias para una mayor satisfacción como consumidores.

En lo personal no me considero una compradora impulsiva, que frente a un producto atractivo se deja llevar sin pensarlo.  Aun así, respecto a años anteriores, me sorprende descubrir que, durante estos poco más de seis meses, mi única compra de productos no esenciales ha sido un paquete de ropa interior y un accesorio para computadora.  Estando en casa no existe la presión social para comprar prendas nuevas o de moda.  He podido salir adelante sin problema, durante medio año, habiendo gastado hasta ahora en ropa, algo así como 600 pesos.   Me atrevo a aseverar que, aún para las personas con un hábito de compras muy superior al mío, sus niveles de gasto habrán disminuido durante la pandemia.

Por donde se quiera ver, lo anterior representa para el consumidor una ventaja.  Ha gastado menos; ha descubierto que buena parte de sus compras anteriores a la pandemia no eran necesarias.  Halla ahora una mejor forma de administrar su economía, de modo que ahorra o redistribuye.  Del lado del productor, seguramente  ha habido pérdidas, lo que lo obliga a una re-ingeniería comercial, para satisfacer al nuevo consumidor, que deja de adquirir determinados productos y favorece la compra de otros.

El anterior pensamiento se aplica a diversas áreas de nuestra vida: Este período nos ha permitido depurar cosas materiales, recursos y relaciones interpersonales.  Sacudir nuestros inventarios para desempolvar y refrescar sus contenidos.   Decidir qué conservamos, qué desechamos y  cuáles  cosas nuevas nos enfocamos a buscar.   Y, dentro de tanta agitación, identificamos aquellos elementos que siguen allí, porque siempre han estado firmes a nuestro lado.

Con las fiestas decembrinas a la vuelta de la esquina, éste es buen momento para planificar el  modo en que  festejaremos: Hacerlo para celebrar la enorme alegría de estar con vida, en la proximidad real o virtual de nuestros seres queridos, a través de una convivencia que conlleve los menores riesgos posibles. No se vale aflojar ahora, después de habernos cuidado durante todo el año.   Bien podríamos reinventar la forma de regalarnos; tal vez algunos han mantenido sus finanzas estables, pero habrá quienes hayan sufrido merma.  En ambos casos, la opción de hacer costosos regalos no parece lo ideal.  ¿Qué tal si regalamos un poco de nuestro tiempo en una llamada? O bien, expresamos en un mensaje o en un correo  palabras de agradecimiento a nuestros seres queridos.  Podemos incluir el recuento de las mejores cosas que hemos aprendido de cada uno, o poner en palabras  aquello que ese ser querido provoca en nosotros.  En lugar de presentes costosos que podrían dejar un boquete en nuestra economía, hacer regalos que vienen del corazón, esos que llegan para quedarse en la vida por siempre.

El 2020 ha sido un año de grandes cambios en muchos sentidos: Es la primera vez que todos, como humanidad, hemos sentido la proximidad de  la muerte.  Lo que en su momento vivieron los pueblos involucrados en las grandes guerras del siglo pasado, lo hemos experimentado todos nosotros de otra manera.  Aprendimos el valor de las pequeñas cosas, de los pequeños momentos.  Hemos entendido que la mejor actitud es disfrutar el  presente al máximo: Notre vie c’est maintenant (Nuestra vida es ahora), diría el poeta francés Jacques Prévert.  Más vale no olvidarlo.

Momento de comenzar a planear las fiestas navideñas, enfocados en lo  trascendente.  Desde la calma impuesta por cuestiones sanitarias, enlistar a nuestros seres queridos y generar para cada uno de ellos, en forma personalizada, el mejor regalo.  Expresar nuestros sentimientos hacia ellos; agradecer la forma como han mejorado nuestras vidas; reconocer cada uno de los regalos que hemos recibido de su parte a lo largo del tiempo.   En lugar de hacer tanto gasto en adquirir objetos materiales que, tantas veces, sólo cambian de manos una y otra vez, concentrarnos en individualizar nuestra dádiva, hacerla muy personal, auténtica y única.   Imprimamos a estas fiestas un sello original, que pueda ser recordado cuando el tiempo pase y la evocación de una pandemia sea un recuerdo más bien lejano.

POESÍA por María del Carmen Maqueo Garza

AL FILO DE LA MEMORIA

Homenaje póstumo a un admirado médico y buen  amigo: Gabriel Elías Prieto.

Cada día voy colocando una nueva pieza en el rompecabezas de mi vida.

Lo que cumplo, lo que dejo de hacer.  Todo ello da perfil a la pieza de este día.

Su tamaño, sus contornos y  ángulos, su ubicación.

La oportunidad que representa el hoy no ha de volver jamás.  Es como agua que se filtra entre mis manos, para finalmente regresar al todo-tiempo que se llama “vida”.

Ponga hoy mi mejor cara, la mejor actitud del repertorio.

Deje una huella bien marcada que dé razón de mi existencia.

Haga de mi testimonio de vida de hoy, un mapa de navegación para otros.

Nadie sabe qué  hilos han tomado entre sus manos las Moiras este día.

Nadie lo sabe.

Vivamos pues, como si ésta fuera la más valiosa de todas las jornadas.

Nuestra mayor obra, nuestro mejor regalo.

Que no nos sorprenda la hora última con las manos vacías frente al espejo.

El murmullo de la gente nada importa.  Sus ecos se pierden con el viento.

Hay que sembrar historia en el corazón de la vida, en su tum-tum vital,

Fuente inmarcesible de motivos que nos llevan a amar lo que somos, hasta lo más profundo.

Más allá del tiempo.  Para siempre.


Telescopio de chocolate por el chef Amaury Guichon

Agradezco a mi querida Paty tan original aporte.

Reflexión en medio de la pandemia




VUELVE A CUIDARTE, como los primeros días cuando te pusiste a hacer cubrebocas con telas viejas en tu casa; como cuando no querías ni asomar la nariz por la ventana.
VUELVE A CUIDARTE, como cuando buscabas como loco la fórmula del alcohol en gel; como cuando te manchaste toda la ropa lavando con cloro hasta la casita del perro.
VUELVE A CUIDARTE, sal solo si es necesario, saluda a los vecinos de lejos, júntate por vídeo llamadas, no festejes cumpleaños para que cuando esto pase no falte nadie al festejo!!!
VUELVE A CUIDARTE, como cuando solo de pensar en el virus te daba tos y pensabas en ir urgentemente al médico.
VUELVE A CUIDARTE, a ti, a los tuyos, a todos.
¡¡Los TRABAJADORES DE SALUD nunca dejaron de cuidarnos, solo te piden VUELVE A CUIDARTE!!

Tomado del Fb de Yareth Castillo quien reconoce no ser la autora.  Mi rastreo me lleva a https://www.elsalvador.edu.co/  Concluyo que la presente es una variación del texto original colombiano.

Randy Pauschl: Su última conferencia

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Los homenajes son símbolo de admiración y reconocimiento a una persona, por su trayectoria, por su labor artística, social, por su contribución valiosa a esta vida. Generalmente póstumos, porque quizá es la muerte la que nos hace sentir cabalmente toda esa admiración que se le tiene o merece una persona. 

Recuerdo varios homenajes póstumos para mi padre, pienso y siento que soy objetiva y no me apasiono por ser su hija, que fueron bien merecidos, Cuando estuve en alguno de ellos, sentía que me cimbraban las palabras que ensalzaban la personalidad y la labor que mi padre tuvo en tantos ámbitos. Yo lo admiraba, pero saber que esta admiración era compartida por tantos otros realmente me conmovía. Pensaba entonces que mi padre debía haber sido partícipe de ellos, y trataba de imaginar como estaría sentado como pavo real, palpando el cariño que se le hacía patente y cómo reaccionaría ante tanto halago a su persona. 

Me costó trabajo imaginarlo, pero creo que mi padre fue homenajeado decenas de veces informalmente. La verdad es que los homenajes no requieren de un foro, ni un formato; que no cualquiera es merecedor de ellos y que hacerlos una costumbre rutinaria les hace perder valor. He visto que la gente que realmente tiene peso, que deja huella, que trasciende, cuya labor en la vida merece ser reconocida, no está esperando un homenaje, no de la forma convencional en la que los tenemos concebidos, Esa gente es espontánea, natural, es perseverante, naturalmente dotado para su oficio, siempre buscando proyectar algo de si mismo, haciendo de él un plan de vida, del que no se ufana, del que no presume, que no trabaja en aras de un reconocimiento especial. 

La gente valiosa generalmente tiene la humildad suficiente para encontrar que una sonrisa, un gracias, el sentirse partícipe en la generación de un cambio positivo en la vida de alguien, en la construcción de algo, en saberse útil, todo un homenaje. 

A veces subestimamos los homenajes que a diario recibimos, muchos de ellos gratuitamente, otras a cambio por hacer tan solo lo que era justicia haber hecho. Creo que mi padre mereció ser homenajeado, pero sé que su vida estuvo plagada de muestras de respeto, de reconocimiento y que los gozó más por no ser prefabricados ni publicitado, ni públicos ni expuestos a consideración de nadie más que él mismo. 

Día a día la vida nos rinde un homenaje que no requiere de ritos ni ceremonias, tan solo por saber agradecerle el estar vivos. Honorables son aquellos cuyas virtudes y acciones no tienen como fin ser el centro de un homenaje ni el aplauso y trascienden por su autenticidad, por su congruencia y su don de gentes.

El bosque interpreta música de Bach ~ 森の木琴 [HD]

Agradezco a mi fina amiga Marisa tan hermosa sugerencia