sábado, 31 de diciembre de 2011

Credo por la paz por Pedro Ferriz, de su columna El búho no ha muerto

Deseo pensar que luego del presente compartido, habremos de entrar en un largo proceso de: armonía, paz, regreso a la esencia de la felicidad... ¡sabiduría!




Reflexionando sobre este tiempo de la natividad de Jesús, recordé otros idos de mi vida. No sólo de la mía, sino de muchos que vivieron junto conmigo, una hermosa etapa de concordia, decencia, esperanza y buena voluntad. Conceptos que aparecen como piezas de museo de lo que el hombre fue hace sólo unas cuantas décadas. El deterioro se ha dado vertiginosamente. No sólo así, sino que tal vez, de manera inadvertida. De un corto tiempo al presente, todos los mensajes que difunden gobiernos, medios de comunicación, instituciones oficiales y no oficiales, no son de otra cosa que malas noticias: muerte, robo, agresiones... violencia de mil formas que, sumadas, acaban expresándose como energía negativa, que luego es asimilada individualmente y replicada en todas direcciones. Pareciera como si todo lo que antes funcionaba, dejara de hacerlo. Como si lo hecho por el hombre, estuviera pasando por zonas turbulentas que marcan un necesario cambio de aquello que sirvió y súbitamente ha dejado de hacerlo.
A juzgar por el curso del presente, estamos obligados a extrapolar y entonces ver el mundo que nos espera. Si la inmediatez del mensaje ha globalizado todos estos disvalores... ¿Estaremos en el diseño de una especie de purgatorio terrenal? ¿Es la vida para sufrirse? ¿Resulta irremediable encaminarnos hacia la autodestrucción? Pandemias, crisis financieras, desempleo, deterioro ambiental, adicciones, mercado negro, bandas criminales, corrupción, desconfianza... ausencia de fe.
El tiempo se acorta y no rinde. Queremos hacer más de aquello que nos permite el reloj. No hay pausa para la reflexión. Tampoco para lo bello. Ya nadie ve al cielo. No hay emoción por lo sublime. Todo es ambición, acumulación... concentración. Si las etapas del desarrollo humano pasaron por un largo periodo agrícola, luego industrial. Hoy se multiplica el conocimiento, que al tenerlo tan a la mano, lo hemosobviado. ¿Cuál tendría que ser el siguiente escalón humano... o serátropiezo?
Como ya sé que uno de los temas dominantes de 2012, serán los mayasen sus predicciones finalistas, me he avocado a intentar razonar su mensaje.
¿Qué les he aprendido?
Su calendario, no es como el nuestro. Es infinitamente más amplio. Midelo cotidiano pero también ciclos planetarios y galácticos. Es decir, mientras que en el mundo occidental se pensaba en una Tierra plana y estática, los astrónomos mayas tenían conceptos como el cero, elinfinito, la Vía Láctea, la translación solar alrededor del centro de la galaxia, el magnetismo de los cuerpos celestes, la intensidad en la actividad solar. Distancias astronómicas y lapsos para transitarlas. Su “cuenta larga” que va de agosto de 3114 a. C. al 21 de diciembre de 2012 d. C., “...entonces el Sol entrará en alineamiento directo con el ecuador de la Vía Láctea”, es decir, que el Sistema Solar (nuestro vecindario) estará viendo su parte más luminosa.
Los mayas nunca hablan del final de los tiempos. Marcan la terminación de un modo vibratorio de nuestra casa, la Tierra, para entrar en otra velocidad magnética que la anime. Sé que nadie ve el magnetismo. Al no ver, nada nos importa. No existe. ¡Yo veo la tele, mas no me importacómo me llega su señal!
Si sentimos que el tiempo transcurre más rápido, es por la relación de nuestras células con el pulso de la Tierra (Resonancia de Schumann) que se está acelerando. Schumann, constató en 1952 que la Tierra está rodeada de un campo electromagnético poderoso que se forma entre el suelo y la parte inferior de la ionosfera situada 100 km encima de nosotros. Ese campo resonaba a 7.83 pulsaciones por segundo. Como un marcapasos, responsable del equilibrio de la biosfera, condición común a todas las formas de vida. También se sabe que todos los vertebrados y nuestro cerebro, vibrábamos en 7.83 hertzios. Eso ha cambiado. El tiempo se ha estado acelerando y continuará haciéndolo, en la medida en que nos aproximemos al momento crítico del cambio dimensional. El pulso de la Tierra, ahora está en 12 hz. y tendrá todavía que elevarse a 13. Imaginen que la Tierra dejara de rotar. ¿Cambiaría algo? Pues lo mismo con el magnetismo. Entraremos en una zona de la galaxia en la que el magnetismo se verá drásticamente alterado. ¿Cambiará algo entonces?
Deseo —por el bien de todos— pensar que luego del presente compartido, habremos de entrar en un largo proceso de: armonía, paz, regreso a la esencia de la felicidad... ¡sabiduría!
Será un ciclo de evolución de la conciencia. Ciclo de trascendencia y convivencia. Justo lo que pensé factible cuando niño. Que con sólo ver a los ojos de otra persona, gozaría la dicha de su confianza, por el resto de la vida. La suya y la mía. A través de algo tan en desuso... como elamor.
www.revoluciondelintelecto.com
Los mayas llegaron como se fueron. Una civilización que tuvo el tino de advertir, cuando fue casi inadvertida.

TALLER DE FOTOGRAFÍA PARA CIEGOS de CHICO SÁNCHEZ

Consejos para un joven que quiere ser cronista Alberto Salcedo Ramos

Si no eres porfiado, olvídalo. Te dirán que no hay espacio, ni dinero, ni lectores. En vez de perder tiempo quejándote, pon el trasero en la silla como proponía Balzac. Y cuando empieces a trabajar escucha el consejo de Katherine Anne Porter: no te enredes en asuntos ajenos a tu vocación. A un narrador lo único que debe importarle es contar la historia. 
Una historia buena y bien contada posiblemente le interesará a algún editor. Pero nadie te lo garantiza. En caso de que no la publiquen, al menos te quedará una crónica terminada. Guárdala como un tesoro: podría motivarte a hacer otra. Si dejas de escribir cuando los editores te cierran las puertas, tal vez mereces que te las cierren. 


Aunque tengas un trabajo de tiempo completo en un periódico o manejes un camión de carga, debes escribir. Ninguna excusa es válida. Si solo atiendes los llamados del estómago, ¿para qué seguimos hablando? 


Cree en los temas que te impulsen a escribir. Ya lo dijo Mailer: cuando un tema atrape tu atención no lo sometas a la duda. 


Puedes escribir sobre lo que quieras: un asaltante de caminos, las enaguas de tu abuela, el escolta del presidente, la caspa de Tarzán, lo triste, lo folclórico, lo trágico, el frío, el calor, la levadura del pan francés o la máquina de afeitar de Einstein. Pero por favor no aburras al lector. Escribir crónicas es narrar, narrar es seducir. Los buenos contadores de historias convierten el verbo narrar en sinónimo de encoñar. Son como don Vito Corleone: le hacen al lector una oferta que no puede rechazar. 


Confieso que me producen alergia las historias que lo reducen todo al blanco y al negro. Desconfío de las moralejas y por eso no leo fábulas, o las abandono a tiempo para que el lobo viva tranquilo después de comerse a Caperucita Roja y el dueño de la gallina de los huevos de oro pueda sacrificarla sin remordimientos.


Algunos pretenden escribir mientras bailan una cumbiamba o asisten a un partido de fútbol. Pero el trabajo es una cosa y el recreo otra. Concéntrate en tu oficio. Si no le dedicas al texto toda tu atención, posiblemente el lector tampoco lo hará. 


Estar aislado es duro, te lo advierto, en especial cuando escribes historias de largo aliento. Sabes cuándo comienzas pero no cuándo terminas. En cierta ocasión me sentí tan oprimido por el encierro que consideré como mi gran utopía salir a pagar el recibo del teléfono. Luego están las dificultades propias del oficio: en una jornada solo alcanzas a precisar un adjetivo, y al día siguiente lo borras porque ya no te gusta. Acuérdate de Dorothy Parker: “Odio escribir, pero amo haber escrito”. 


Si cuidas la escritura, si no te conformas con juntar las palabras de cualquier manera, lo más seguro es que tiendas a bloquearte. Bloquearse es un gaje del oficio. Indica que asumes el trabajo en serio. Sal a la calle a renovarte. Tomar distancia también es una forma de escribir. 


Si eres de los reporteros que no leen más que noticias, declárate perdido. Hay que tener buenos referentes en el oficio. Solo al oír las voces de los maestros –Talese, Capote, Hemingway– y mirar el mundo con curiosidad genuina aprenderás a encontrar tu propia voz. 


Por mucho que ciertos reporteros y editores ortodoxos renieguen de la crónica, tú tienes que creer. La crónica le pone rostro y alma a la noticia para atender a un tipo de lector que no solo quiere atragantarse de datos. Algunos suponen que las verdades que no destapan una olla podrida son indignas de ser publicadas. En un continente saturado de corrupción siempre será apreciada la figura del higienista que fumiga las alimañas. Sin embargo, me temo que la verdad no se encuentra solamente regando plaguicidas o frecuentando los manteles de los poderosos, sino también prestándole atención a la gente común y corriente, aquella que, por desdicha, solo existe para la gran prensa en la medida en que muere o mata.
Tomado de: http://www.elmalpensante.com

OMA: Ópera Navideña desde el Aereopuerto Mariano Escobedo, en Nuevo León.

sábado, 24 de diciembre de 2011

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

                                                               JUNTO AL PESEBRE
Como todo en esta vida, la fiesta de la Navidad puede enfocarse de muy diversos modos: El cristiano o el profano; el profundo o el frívolo; el consumista o el espiritual. Cada cual lo hace conforme a sus tradiciones culturales, familiares, y expectativas personales, y como diría mi señor padre: ¡Ni hablar del peluquín!
Sin embargo hoy, desde esa misma libertad de creencia, de la mano con la libertad de expresión, me permito hacer una sugerencia que puede llevarnos a vivir las fiestas de diciembre de una manera más plena: Por una noche, por un día, o por una semana, hagamos algo bueno y totalmente inesperado para alguna persona frente a la cual no tenemos compromiso alguno, partiendo de lo siguiente:
Habitualmente la Navidad es buen momento para expresar nuestro agradecimiento; determinamos cierta partida para la adquisición de presentes que llevan precisamente ese propósito, corresponder a alguien por algo que hemos recibido de su parte durante el año Un gesto de gratitud, sin lugar a dudas una elevada virtud, aunque vale decir que el destinatario no se sorprenderá al recibir el obsequio. La invitación de este domingo es para hacer algo a favor de alguien que no se lo espera en absoluto, y para quien aquel regalo representará una grata sorpresa. Personas sencillas que cumplen puntualmente con su trabajo, a quienes hoy tenemos oportunidad de reconocer de manera especial. No se trata de echar la casa por la ventana, pueden ser elementos muy sencillos como un café caliente, un pan de dulce, o un par de guantes. Algo significativo que le permita a aquella persona pasar un mejor rato, en particular si debido a su actividad está sujeto a las inclemencias del frío.
Otros obsequios igual de sencillos, que no merman en absoluto nuestro presupuesto son una frase cordial, una llamada telefónica, o un cálido mensaje de agradecimiento, para aquella persona que a lo largo del año tuvo un comportamiento inspirador que hoy deseamos reconocer. Dentro de una sociedad el modo de actuar de un individuo tiene repercusiones sobre el resto de personas, y cuando es positivo, nos mejora a todos.
Y es obedeciendo a este mismo mecanismo de interacción que la forma deletérea de actuar de determinados ciudadanos ha hecho lo suyo para que todos hayamos vivido un
año difícil; las acciones de un individuo, o de un grupo de ellos, cuando atentan contra la integridad de otros rompiendo la armonía general, han significado para todos la percepción de un ambiente tenso, con olor a muerte, que en mayor o menor grado desinfla los ánimos del más entusiasta. Entonces, ¿por qué no aprovechar esta ocasión para iniciar nosotros, desde nuestra posición de personas pacíficas, una ola de emociones positivas y gratas que saneen el ambiente?
Se los dejo como propuesta: Podemos pasar unas fiestas consumistas comprando, gastando, regalando, aplicando las matemáticas en el toma y daca, muchas de las veces para terminar enojados, considerando que no fue justo el intercambio, ¡ah, pero eso sí! terriblemente gastados para enero.
…Podemos pasar una Navidad en éxtasis religioso, en una comunión de Dios conmigo, a punto de la levitación dentro del templo, recibiendo gozosos lo que Dios nos da, pero sin despegar los brazos de los costados para compartir, o quizás llegando al grado de mirar con indiferencia, o desprecio a quienes nos rodean.
…O bien podemos emprender un espíritu renovado, alegre y generoso, dispuestos a dar un poco de nosotros mismos en ese propósito de sorprender gratamente a quien menos lo espera con una llamada, un abrazo, una tarjeta personalizada, un platillo caliente… Recordemos que Jesús vino al mundo para salvarnos a todos; hasta la fecha nunca nos ha pedido credenciales para determinar si somos o no dignos de su perdón. Precisamente optó por la cuna más humilde para que pudieran aproximarse confiados a ella ricos y pobres; sabios y sencillos; potentados y niños pequeños. Él nos recuerda en esta fecha que la grandeza de una persona no está en la marca de su ropa o de su carro ni en su cuenta bancaria, sino que se halla muy dentro de su corazón, y se manifiesta en los pequeños actos de cada día, ésos que alejados de la luz pública, representan el sello más fidedigno de los contenidos del corazón humano.
En nosotros está decidir cómo vivimos las fiestas y cómo terminamos el año. Estamos en un país que pese a los problemas sociales de los últimos tiempos nos sigue otorgando libertad para elegir cómo actuar, además de que en nuestro fuero interior finalmente no reina otra que no sea nuestra propia voluntad.
Felices fiestas para todos, y que el espíritu de Jesús Niño nos inspire y acompañe hoy y siempre, para bien de nuestra patria….

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Invitado
...Es la fiesta de cumpleaños.  ¿Ya invitó al que cumple años?
Me imagino que está consciente de que es el natalicio de Jesús lo que va a celebrar.
Sería absurdo hacer la fiesta sin tenerlo a él de invitado principal.
Para el huésped de honor separe platillo, golosinas y un buen regalo.
Es muy probable que mande a alguien en representación suya.
Puede llegar como el pordiosero de a la vuelta; como el hombre que vive bajo el puente.
Recíbalo como si fuera Jesús en persona.  Porque ésas son sus instrucciones.
Dice, en efecto, que si alimentas y amparas a uno de esos pobres, a Él mismo lo estás recibiendo.
jvillega@rocketmail.com

OJO 25 DIC CHRISTMAS AROUND THE WORLD: Christmas bells

Bella pieza instrumental con imágenes que nos recuerdan el verdadero y urgente  sentido de la Navidad alrededor del mundo.   Lo mejor para cada uno de ustedes en su corazón, en su familia y en su patria.

OPERACIÓN POLLO desde Michoacán: Hermosa iniciativa

Navidad, caridad y pollos…
Vicente D. Yanes, L.C.

Fuente: www.buenas-noticias.org

¿Qué relación tienen estas tres palabras: Navidad, caridad y pollos? Muy fácil: Navidad es la fiesta de la caridad infinita que Dios nos tiene, amor sin límites que le llevó a hacerse hombre por nosotros –y si hay alguno que sea un poco observador también se habrá dado cuenta de que ambas tienen siete letras y concuerdan en cinco-. ¿Y los pollos? Los pollos son una de las muchas expresiones de la caridad –el amor desinteresado a nuestro prójimo- que podemos ofrecer a los demás en esta Navidad.
La idea de los pollos le vino a Luis Alonso González García, mejor conocido como «El Core», hace tres años. Él mismo lo cuenta:
«“Operación Pollo” comenzó en Morelia. Una mañana de invierno del 2004, ya muy cerca de la Navidad, en el crucero de Avenida Camelinas con Calzada Juárez se me acercó un amigo limpia-parabrisas y me dijo: “¿Me puedes regalar dos piernas de pavo? Porque he escuchado que es muy bueno y nunca lo he probado”. En ese momento me sentí muy mal y sin perder tiempo me fui a comprar lo que  me había pedido. Por la tarde de ese día, regresé al crucero y ahí estaba mi amigo, le di sus piernas de pavo y en ese momento se soltó a llorar de alegría porque por fin iba a comer pavo. Me dio las gracias junto con un fuerte abrazo. Yo pensé que si hice feliz a una persona dándole unas patas de pavo podría hacer feliz a mucha gente, y me llegó el chispazo de crear un apostolado que muy pronto llamé “Operación Pollo”».
El cambio no fue sólo de un ave por otra, sino que se propuso no ponerse límites y llevar esa felicidad a muchos hogares más. Ese mismo año, «El Core» repartió unos cuantos pollos más cerca de la Navidad.
Pero al año siguiente (Navidad de 2005), con sus amigos de Soñar Despierto y con la ayuda de «Pollos Costeño», y «Pollos La Granja» prepararon 180 paquetes, que repartieron con alegría y un mensaje navideño por las calles de Morelia. Ese año,  también mejoró la provisión de los paquetes, que desde entonces acompañan el pollo con arroz, tortillas, salsa y refresco.
Un año más tarde, consiguieron más patrocinadores, cerca de 90 voluntarios y ampliaron el radio de acción a algunas comunidades cercanas a Morelia, así como asilos y casas hogares… elevando el número de paquetes a 1320, sin disminuir en nada el sentido por el cual lo hacen: por Dios y por sus hermanos.
¿Y qué hay de este año? Sólo en Morelia repartirán 2500 paquetes y además llevarán «Operación Pollo» a Chiapas y al DF y regalarán 500 paquetes en cada ciudad.
Lo más admirable de este hecho es que los jóvenes que participan en esta actividad no se limitan a distribuir comida sin más, llevan también un mensaje de amor y de esperanza a quienes más lo necesitan. Al mismo tiempo, los voluntarios se benefician con la labor, pues toman consciencia del sentido de la Navidad y de la solidaridad con los más desfavorecidos.
La historia de “El Core”, sus amigos y los pollos nos deja una lección muy clara y sencilla: no cuesta nada compartir algo de lo que poseemos con los que poco o nada tienen. A cambio se adquiere la satisfacción de haber hecho algo concreto en beneficio de nuestro prójimo. Y, como consecuencia, nuestra acción buena nunca será indiferente a los ojos de los demás. “Amor saca amor”.
A unos pocos días de la Navidad conviene preguntarnos: ¿Qué manifestación tiene nuestro amor a Cristo? ¿La celebración de su nacimiento se limitará este año a una reunión familiar, entre los nuestros solamente, a un pasarla bien “entre los que sí tenemos”? ¿O por el contrario haremos de esta Navidad una Navidad diferente, en la que compartiremos algo con nuestro prójimo necesitado? Que cada uno responda según se lo diga su corazón y su fe.
Cuando aprendamos a reconocer en el otro a un hermano, entonces sabremos lo que significa una FELIZ NAVIDAD no con palabras sino con la vida.

Si quieres ver el vídeo de «Operación Pollo» sigue este enlace:
http://mx.youtube.com/watch?v=8HJECiyCLcQ
Si deseas comunicarte con «El Core», éstos son sus datos:
Luis Alonso González García
Director Operación Pollo
luisalonso115@hotmail.com
sdmorelia@gmail.com
Mozart 245
Fracc. La Paloma
Tel: 3 14 95 01
Cel.:             44 (31) 86 01 32 begin_of_the_skype_highlighting            44 (31) 86 01 32      end_of_the_skype_highlighting      
Morelia, Mich.
MÉXICO
Tomado de:http://www.masalto.com

VIDEO: Obra "Una historia de Navidad" de Charles Dickens

ORÍGENES DE LA NAVIDAD



La palabra para Navidad en el antiguo inglés tardío es Cristes Maesse, la Misa de Cristo, hallada por primera vez en 1038, y Cristes-messe en 1131, y Christmas en inglés (acotación mía, basada en wikipedia). En holandés se dice Kerst-misse, en latín Dies Natalis, de donde se deriva la palabra francesa Noël, e Il natale en italiano; en alemán Weihnachtsfest, de previo a la Sagrada Vigilia. El término Yule (Navidad) es de origen incierto. El nombre en anglosajón era geol, fiesta: geola, nombre de un mes (cf. el islandés iol, una fiesta en diciembre).
Jerusalén 
 En el año 385, Silvia de Burdeos (o Eteria, como parece evidente debe ser llamada) quedó profundamente impresionada por las espléndidas fiestas sobre la infancia del Señor Jesús celebradas en Jerusalén. Ellos celebraban la "Natividad"; el Obispo iba de noche a Belén, regresando a Jerusalén para las celebraciones del día. La fiesta de la Presentación se celebraba cuarenta días después. Pero este cálculo empezaba desde el día 6 de enero, y la fiesta duraba hasta la octava de esa fecha. (Peregr. Silv., ed. Geyer, pp. 75 ss.). Nuevamente, (en la pág. 101) ella menciona como muy importantes fiestas, la Pascua y la Epifanía. Como podemos ver, en el 385, el 25 diciembre no era observado en Jerusalén. Este dato verifica las citas dadas por Juan de Nikiu (c. 900), tomadas de las cartas entre Cirilo de Jerusalén (348-386) y el Papa Julio I (337-352), con el propósito de conseguir que en Armenia se celebre la Navidad el día 25 diciembre (véase P.L., VIII, 964 ss.). Cirilo declara que su clero no puede realizar en la misma fecha de la fiesta del Nacimiento y Bautismo, una procesión a Belén y Jordania. (Esta posterior práctica es un anacronismo). Él le pide a Julio que le asigne a la Navidad, su verdadera fecha "tomándola de los documentos del censo traídos por Tito a Roma"; Julio asigna como fecha el 25 de diciembre. Otro documento (Cotelier, Patr. Apost., I, 316, ed. 1724) dice que Julio le escribió a Juvenal de Jerusalén (c. 425-458), informándole que Gregorio Nacianceno, en Constantinopla estaba siendo criticado por "dividir la fiesta en dos". Julio murió en el año 352, y por el 385, Cirilo no había introducido cambio alguno cambio; de hecho, Jerónimo, escribiendo aproximadamente en el 411 (en Ezeq., P.L., XXV, 18), reprocha a Palestina el hecho de celebrar el nacimiento de Jesús (cuando Él se ocultaba) en el día de la fiesta de la Manifestación. Cosme Indicopleustes sugiere (P.G., LXXXVIII, 197) que, incluso a mediados del siglo sexto, Jerusalén se distinguía por combinar las dos conmemoraciones, arguyendo que en Lucas III,23, el día del bautismo de Cristo se realizó el día de Su cumpleaños. Sin embargo, la conmemoración en Jerusalén de David y del Apóstol Santiago se realizaba el día 25 de diciembre, hecho que muestra que esta fiesta no era celebrada en este día. Usener, tomando argumentos del "Laudatio S. Stephani" de Basilio de Seleucia (c. 430. —P.G., LXXXV, 469), piensa que Juvenal intentó introducir esta fiesta, pero que la fama del nombre de Cirilo hizo que la fecha se mantuviera sin variación.

COMO PERROS Y GATOS

domingo, 18 de diciembre de 2011

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

NAVIDAD EN FAMILIA
Me he propuesto encontrar un nombre para  ese conjunto de signos y síntomas que inician cada año,   en el mes de diciembre, y que se  disparan a mediados de mes, coincidiendo con el pago de aguinaldos.   Las manifestaciones más evidentes incluyen impulsividad en el comprar; irritabilidad; impaciencia, y  tendencia a la ira.  A las personas afectadas por dicho mal de temporada las vemos transitar por calles y avenidas precipitándose en cada crucero,  denotan una inusual urgencia de llegar quién sabe a dónde, pero antes que cualquier otro, por lo que –quiero suponer--, así se atravesara  frente al vehículo su propia madrecita, se la llevarían de encuentro, con tal de ganar tiempo.
   En lo personal siempre me ha intrigado ese conjunto de actitudes, y he tratado de ponerme en los   zapatos de quienes lo padecen  procurando entender sus motivos, y  averiguar además si   comprenden que los más afectados con esa actitud son ellos mismos.   Los demás probablemente tengamos que tolerarlos un instante, pero ellos tendrán que hacerle compañía  a su propio enojo, día con día ¡puf!.
   Pero volviendo a este síndrome decembrino tan característico,  resulta muy  común en quienes lo padecen lanzarse para ganar lo que sea a cualquier costo.  El fajo de billetes en los bolsillos  parece inyectarles una energía descomunal, y se lanzan afiebrados  a los centros comerciales a gastarlo, muchas de las veces de manera irracional.
   Vemos que  ocupan sistemáticamente los cajones de discapacitados, se cruzan con el semáforo en rojo, o rebasan por la derecha, personas que el resto del año mantienen  una relativa obediencia a las normas ciudadanas.   Dentro de las tiendas de autoservicio  van con el carrito de compras a 80 kilómetros por hora, llevándose de encuentro a  cualquiera que no les deje la vía libre, y en fin, lo increíble del caso es que lo hacen movidos por la precipitación de prepararse para  celebrar la Navidad.
   La Nochebuena es una de las fiestas cristianas más importantes de Occidente, aunque el desarrollo de la “aldea global” ha llevado a que también se celebre en Oriente, digamos en Tokio, aún cuando el cristianismo no haya alcanzado una importante penetración en  la nación japonesa.  Tradicionalmente el nacimiento del Señor despierta en nosotros particulares sentimientos de amor,   y el deseo de compartir con familiares y amigos.   Las “posadas” que tuvieron su origen en la época de la Colonia  a manera de preparación espiritual durante los días previos a la Nochebuena, recordando el viaje de José y María a Belén para cumplir con los designios de la época, han dejado su cariz religioso para convertirse en “tomadas” o “tronadas”, con un incremento importante en los accidentes automovilísticos al conducir en estado inconveniente.
   Del mismo modo, ese Niño Dios que elige nacer entre pajas para convertirse así en el Salvador de todos nosotros sin distinción, ahora nos lleva a excesos de todo orden, muy en particular monetarios.  Trayendo dinero en el bolsillo queremos comprar el planeta, y no reparamos en gastos, lo que finalmente tiene un costo muy elevado en el mes de enero, cuando andamos sufriendo por los desórdenes financieros de fin de año.
   Entonces, del total de la temporada pasamos una parte enojados, irascibles, arremetiendo contra el que se nos cruce enfrente, otra más sufriendo y lamentándonos por haber gastado de manera poco  inteligente  nuestro dinero, y una  última sumidos en los excesos,  lo que deja un muy pequeño espacio para lo que en justicia debe ser el motivo  central de la celebración, la venida al mundo de Aquél que prodigó en nosotros el amor más grande.
   Vaya pues una exhortación a volver los ojos al verdadero significado de la Navidad, y a partir  del mismo comenzar  a  hacer de nuestra familia una verdadera comunidad de amor.    Alejémonos por esta vez del sentido mercantilista de la temporada, y comencemos a regalarnos unos a otros aquello que en verdad trasciende, un poco de nosotros mismos, de nuestra atención, de nuestro tiempo.
  En el bullicio de la temporada se nos olvida que  a la larga el amor más sincero y profundo lo proporciona la familia,  cierto, con sus limitaciones y defectos, pero dentro de la familia encontraremos el apoyo más auténtico y fortalecedor en las horas difíciles.  ¿No es, pues, momento de comenzar a practicar desde hoy  la armonía en la convivencia?...
   Vayan mis mejores deseos para que al término de la temporada  nos encontremos con menores apuros económicos y mayor tranquilidad como personas.  Que vivamos a lo largo de cada día una época de honda alegría y  sano esparcimiento, que nos  proporcione la apertura espiritual para acoger el verdadero sentido de la Navidad.  ¿El nombre del síndrome de temporada?...  Tarea pendiente para el próximo año; siempre he sido pésima para los nombres.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Cobijas
Es un ministerio de misericordia al alcance de casi todos.
Comprar y entregar una cobija a una familia necesitada.
Librarse del frío es la comodidad que más se agradece.
Sobre todo en casa precarista, de láminas y blocks sin revestir.
Claro que la primera ocurrencia es regalar una despensa que ya viene empaquetada.
Pero revise una y verá que son muestras de productos, apenas una probada.
Se consumen en un día y el hambre vuelve con puntualidad cotidiana.
La cobija es para todo el invierno.  Y si puede regalar una, pues regale dos.
jvillega@rocketmail.com

CHRISTMAS BELLS

ARTÍCULO DE LA REVISTA PROCESO: Escribe José Gil Olmos

Este artículo se lo dedico a la memoria de Nepomuceno Moreno –don Nepo, como le decían en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad–, que fue asesinado el pasado 28 de noviembre y criminalizado por el gobierno de Sonora, no obstante que su único delito fue buscar a su hijo Mario, desaparecido en julio del año pasado.
También a las mujeres de este movimiento, quienes se han convertido en el eje de las acciones y en el bastión de lucha por la justicia y la presentación de sus seres queridos que han muerto o se encuentran desaparecidos, víctimas de la guerra contra las drogas.
Quiero retomar el título de uno de los libros del historiador y escritor británico Tony Judt para hablar de lo que está pasando en México en los últimos años. “Algo va mal”, dice el pensador inglés para describir la crisis de Estado en Norteamérica e Inglaterra, pero que bien se puede aplicar en muchos de países.
En el caso de nuestro país bien podríamos decir que “algo va mal” cuando comenzamos a tomar como “normal” que todos los días se informe del número de muertos ocurridos, como si fuera el reporte del tiempo; cuando deja de conmovernos la tragedia que miles de familias viven porque están desaparecidos sus esposos, hijas e hijos, primos, nietos o algún familiar que salió de casa y ya no regreso; también, cuando vemos que se gasta más en armas que en salud o educación; que los jóvenes ven en el narcotráfico una vía aspiracional o que siguen en el olvido indígenas y campesinos que ven en el cultivo de drogas una forma de supervivencia.
Sí, “algo va mal” cuando hacemos de la violencia y la muerte una normalización que también aqueja al medio periodístico. ¿Cuántas veces no nos hemos sorprendido a nosotros mismos hablar del pozolero en tono de broma; de los migrantes esclavizados como una situación normal; de la corrupción y de la impunidad como algo inevitable; de fosas clandestinas con cientos de cuerpos sin identificar, de descuartizados y decapitados sin rubor?
“Algo va mal” si ya no nos sorprende que estén asesinando a periodistas, defensores de derechos humanos, activistas sociales o que desaparezcan sin que las autoridades hagan algo.
Sí, “algo va mal” si de nuestra memoria borramos el registro de que desde hace casi siglo no había habido tanto muertos, desparecidos, desplazados, heridos, viudas, huérfanos y discapacitados en un periodo tan corto, como en los últimos cinco años.
El pasado 25 de septiembre realicé un trabajo dedicado a las mujeres que integran el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, lo pensé como un homenaje a estas mujeres de todas las edades y clases sociales que con su lucha nos dan una lección de vida; porque del dolor han sacado la fuerza para transformarlo, para sublimarlo en ímpetu y esperanza.
Este trabajo recibió el tercer lugar del Premio Alemán de Periodismo, mientras que otro par de trabajos de Marcela Turati y uno más de Thelma Gómez, tuvieron el primero y segundo lugar respectivamente. Los tres trabajos, coincidentemente hablan de la importancia del trabajo y la presencia de las mujeres en estos momentos de crisis del país. Y es que las mujeres se han convertido en el eje central de la lucha de miles de familias que buscan justicia para sus muertos y que demandan de las autoridades eficiencia para encontrar a sus desaparecidos. También hay hombres, pero son menos, quizá porque las mujeres sienten desde el vientre, desde su carne, la ausencia de sus hijos o de sus esposos.
La voz desgarrada de estas mujeres es la llamada de alerta contra la normalización de la violencia y de la muerte en la que nos hemos metido todos sin excepción. Su incansable lucha, su amor por la vida, su permanente presencia dando consuelo a quien se acerca nos llena de ilusión de que no todo está mal.
Son ellas las que están construyendo la esperanza desde su dolor (quizá por eso la Esperanza es nombre de mujer) y las que en medio de esta crisis nos muestran el camino.
Pero también son ellas quienes se están convirtiendo en blanco de ejecuciones y atentados como en el caso de Julia Marichal, actriz y promotora del movimiento de paz asesinada; o el de Norma Andrade, fundadora de la organización “Nuestras Hijas de Regreso a Casa”, que recibió cinco balazos.
Ante la “normalización” de la violencia, de las ejecuciones y desapariciones forzadas, este grupo de mujeres mexicanas ha levantado la voz rompiendo esa cortina oficial que, al final, sólo sirve al gobierno y los partidos políticos a resbalar su responsabilidad en vísperas de tiempos electorales.
Sea este artículo y los tres reportajes que ganaron el Premio Alemán de Periodismo un homenaje y una llamada de atención para proteger a estas mujeres que de su casa han salido a la calle para convertirse en guerreras para encontrar la paz.

La Navidad de Mr. Bean

¡No podía faltar el buen humor en la temporada!

HISTORIA DE NAVIDAD: Daniel y el pordiosero

Eramos la única familia en el restaurante con un niño.
Yo senté a Daniel en una silla para niño y me di cuenta que todos estaban tranquilos comiendo y charlando.
De repente, Daniel pego un grito con ansia y dijo, "Hola amigo!"
Golpeando la mesa con sus gorditas manos.
Sus ojos estaban bien abiertos por la admiración y su boca mostraba la falta de dientes en su encía.
Con mucho regocijo el se reía y se retorcía. Yo mire alrededor y vi la razón de su regocijo.


Era un hombre andrajoso con un abrigo en su hombro; sucio, grasoso y roto.
Sus pantalones eran anchos y con el cierre abierto hasta la mitad y sus dedos se asomaban a través de lo que fueron unos zapatos. Su camisa estaba sucia y su cabello no había recibido una peinilla por largo tiempo. Sus patillas eran cortas y muy poquitas y su nariz tenia tantas venitas que parecía un mapa.


Estábamos un poco lejos de el para saber si olía, pero seguro que olía mal.
Sus manos comenzaron a menearse para saludar. "Hola bebito, como estás muchachón," le dijo el hombre a Daniel.


Mi esposa y yo nos miramos, "Que hacemos?" Daniel continuó riéndose y contestó, "Hola, hola amigo."


Todos en el restaurante nos miraron y luego miraron al pordiosero. El viejo sucio estaba incomodando a nuestro hermoso hijo.




Nos trajeron nuestra comida y el hombre comenzó a hablarle a nuestro hijo como un bebé.
Nadie creía que era simpático lo que el hombre estaba haciendo.
Obviamente él estaba algo borracho.
Mi esposa y yo estábamos avergonzados. Comimos en silencio; menos Daniel, que estaba super inquieto y mostrando todo su repertorio al pordiosero, quien le contestaba con sus niñadas.


Finalmente terminamos de comer y nos dirigimos hacia la puerta. Mi esposa fue a pagar la cuenta y le dije que nos encontraríamos en el estacionamiento. El viejo se encontraba muy cerca de la puerta de salida.


"Dios mío, ayúdame a salir de aquí antes de que este loco le hable a Daniel." Dije orando, mientras caminaba cercano al hombre.


Le di un poco la espalda tratando de salir sin respirar ni un poquito del aire que el pudiera estar respirando.


Mientras yo hacía esto, Daniel se volvió rápidamente en dirección hacia donde estaba el viejo y puso sus brazos en posición de; cárgame."
Antes de que yo se lo impidiera, Daniel se abalanzó desde mis brazos hacia los brazos del hombre. Daniel en un acto de total confianza, amor y sumisión recargó su cabeza sobre el hombro del pordiosero. El hombre cerró sus ojos y pude ver lágrimas corriendo por sus mejillas. Sus viejas y
maltratadas manos llenas de cicatrices, dolor y duro trabajo, suave, muy suavemente, acariciaban la espalda de Daniel. Nunca dos seres se habían amado tan profundamente en tan poco tiempo. Yo me detuve aterrado.
El viejo hombre se meció con Daniel en sus brazos por un momento, luego abrió sus ojos y me miró directamente a los míos.


Me dijo en voz fuerte y segura, "Usted, cuide a este niño." De alguna manera le contesté: "Así lo haré" con un inmenso nudo en mi garganta. El separó a Daniel de su pecho, lentamente, como si tuviera un dolor.


Recibí a mi niño, y el viejo hombre me dijo: "Dios le bendiga, señor.
Usted me ha dado un hermoso regalo."


No pude decir más que un entrecortado gracias. Con Daniel en mis brazos, caminé rápidamente hacia el carro. Mi esposa se preguntaba por qué estaba llorando y sosteniendo a Daniel tan apretadamente, y por qué yo estaba diciendo:
"Dios mío, Dios mío, perdóname." Yo acababa de presenciar el amor más puro a través de la inocencia de un pequeño niño que no vio pecado, que no hizo ningún juicio; un niño que vio un alma y unos padres que vieron un montón de ropa sucia. Yo fui un cristiano ciego, cargando un niño que no lo era.


Para todos los cristianos, les deseamos pasen unidos una hermosa Navidad, llena del más puro amor.


Autor Desconocido
Tomado de http://www.leonismoargentino.com.ar

VIDEO: COMERCIAL PANTENE: Niña violinista

¿Quién dice que los grandes sueños no han de cumplirse? La clave se llama: "Tenacidad"

VIDEO: SILENCIO DE AMOR. EL AMOR DE UN PADRE

Alrededor del mundo, en toda cultura, en cualquier idioma, el amor es un principio universal. Este video agridulce así nos lo recuerda en estas fechas eminentemente familiares.

domingo, 11 de diciembre de 2011

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo

ARTE Y CIENCIA  
En el curso de la semana tuve oportunidad de asistir al concierto ofrecido por el tenor Fernando De la Mora en la ciudad de Piedras Negras, en el marco  de la inauguración del Teatro de la Ciudad José M. Maldonado.  Este arranque oficial de actividades estuvo encabezado por el flamante gobernador Lic. Rubén Moreira Valdez; el programa inició con baladas clásicas navideñas en inglés, seguido por villancicos, y en la segunda parte un  repertorio muy mexicano interpretado por De la Mora con acompañamiento de mariachi.  En lo personal fue un placer escuchar al piano a la Maestra Teresa Rodríguez, compañera mía de secundaria, de quien conservo vivos recuerdos   sentada frente al piano improvisando, ya que  desde esas tempranas edades mostraba una extraordinaria habilidad para lo que más delante sería su carrera: La música.
   De la Mora externó su personal opinión con relación a lo que él  denominó una inversión, esto es, la edificación para esta frontera de un teatro de  primerísimo nivel,  uno de los pocos de  tal magnitud  en toda Latinoamérica.   Él afirmó que los doscientos veinte millones de pesos que costó su construcción e inicio de funciones  están plenamente justificados desde la perspectiva de que los problemas por los que atraviesa el país deben ser erradicados de raíz por la vía de la educación.
   No podría coincidir en mayor grado con el tenor  en lo relativo al papel fundamental que guarda el proceso educativo en la desarticulación de la grave crisis de seguridad por la que atraviesa el país.  Sin embargo estamos obligados a reconocer que el problema es multifactorial, y  que  tiene al menos tres puntos sobre los cuales se sustenta, y que no será hasta que se actúe conjuntamente sobre los tres,   cuando  comience a resolverse.  Antes de ello continuará sucediendo lo que hasta ahora, un acrecentamiento de la violencia y la inseguridad para el ciudadano de a pie,  ése que no tiene manera de blindarse en contra de los ataques del crimen organizado y de las acciones  en contra de estas células criminales,  emprendidas por las fuerzas de seguridad a lo largo y ancho del país.
   Dentro de las disciplinas sociales hay datos científicos que orientan a considerar que la solución última del actual estado de cosas es por vía de la educación.  En la medida en que a un niño  se le proporcionen los elementos que le permitan trabajar desde pequeño en el trazado y consecución de un proyecto de vida ético y sustentable, será como un pueblo comience a modificar sus patrones sociales.   Sin embargo, para aprender un niño necesita estar sano y bien alimentado, lo que nos lleva a un segundo punto: Ningún proceso educativo va a dar resultados en tanto no resolvamos los problemas básicos de supervivencia, y dotemos de un aceptable nivel de calidad de vida a la población.   La carestía y la pérdida del poder adquisitivo colocan a la clase trabajadora en una situación difícil que limita el acceso a la cobertura de estas necesidades elementales.
   Una tercera base sobre la que descansa la inseguridad en México está  condicionada por la corrupción.  En tanto no se actúe sistemáticamente y sin excepción en la regulación de  los flujos de dinero proveniente de actividades ilícitas, el crimen organizado tendrá  sobrados recursos  como para seguir comprando voluntades y conciencias;  la corrupción seguirá existiendo, y la ley continuará siendo manipulada,  bajo el principio de plata o plomo.
   Abraham Maslow, al que ya me he referido en anteriores oportunidades, habla de las necesidades del individuo, que van desde las de elemental subsistencia en la base de la pirámide, hasta las de autorrealización en la punta, pasando por  aquéllas que tienen qué ver con seguridad, pertenencia y filiación.  No podemos desprendernos de un modelo debidamente probado de necesidades cuando buscamos desarraigar un problema que ha venido anclándose al entramado socioeconómico del país de muy diversos modos.
   Aplaudo el entusiasmo de De la Mora y soy la primera convencida de que lo ideal es elevar los índices de calidad educativa que, hemos visto, están muy por debajo de lo que México requiere.  El sindicalismo ha sentado sus reales  y tal parece que los programas educativos emergen de lo que las bases sindicales dictaminan,  y no de la propia Secretaría de Educación.   Además debe enfrentar un lamentable problema asociado: Están mejor y más oportunamente pagados los maestros que ocupan puestos administrativos, que los dedicados al magisterio, según  observaciones de la ONG “Mexicanos Primero”.   Para acabar de rematarla, ahora pugnan los dirigentes magisteriales porque se elimine el proceso de evaluación periódica  que mide  la calidad de la educación.
   “Habemus teatro”, sin dudas una excelente oportunidad de  desarrollo cultural.  Ahora habrá que enfocar las baterías al resto del problema social, nuestro amado México así lo demanda. 

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Mínimo
Marchan contra la violencia en las ciudades atribuladas por el crimen.
Hombro con hombro empresarios, señoras de sociedad, clase media.
Actúan en defensa propia, ante la amenaza de los secuestros, de los asaltos.
Igual debieran marchar contra otra violencia, que puede destruir sus vidas y patrimonio.
Todos debiéramos protestar contra la ignominia de los salarios mínimos.
Para el año próximo los aumentaron en dos pesos y algunos centavos por día.
O sea, más pobres y más caldo de cultivo para la violencia.
Todos contra el salario mínimo, antes de que las llamas nos alcancen.
jvillega@rocketmail.com

VIDEO: Pájaro lira

¡Nunca dejará de sorprendernos la naturaleza! Escuchen el sonido emitido por este pájaro al cual se le ha bautizado con singular acierto como "Pájaro lira".

Navidades en rojo Por Yoani Sánchez

Yoani Sánchez es una bloguera cubana que ha logrado abrir paso a la palabra escrita desde la Isla, para volcarla al mundo.  Mujer excepcional, hábil comunicadora, da a conocer los problemas que enfrentan los ciudadanos en un régimen que limita recursos que para el resto del mundo están al alcance de cualquier bolsillo.  En esta ocasión nos acerca de manera auténtica y hermosa al misterio que llega a representar la Navidad para un niño cubano.


¿Qué era aquel objeto? ¿Para qué servía su pulida superficie, su redondeada estructura? ¿Por qué la abuela lo guardaba en el fondo de la gaveta con su ropa más íntima y junto a las cartas que medio siglo antes le escribiera su primer novio? Mi hermana y yo robábamos de vez en cuando la caja –forrada por dentro con fieltro negro–, donde reposaba lo que a nuestros ojos parecía una bombilla o el picaporte de una delicada puerta. Cuando venían los primos más pequeños desde un pueblo de provincia, presumíamos ante ellos de nuestra jerga habanera que rondaba lo marginal, de la TV en blanco y negro exhibida en la sala y especialmente de aquella bola dorada de cristal, alrededor de la cual tejíamos un montón de invenciones. Sin que la dueña cascarrabias nos viera, decíamos que la delicada esfera provenía de un tiempo en que la madre de nuestra madre había sidouna princesa. Fantaseábamos con que su posesión era todo lo que le quedaba de una vida pasada, la única pista con la que nuestra familia reencontraría el linaje perdido de sus predecesores. Y los muy ingenuos chiquillos nos creían, miraban los reflejos y confirmaban que algo así solo podía pertenecer a una excelsa familia de la que Scheherazada, la reina de Saba o el mismísimo Tutankamón podrían haber sido parte.
Se nos resbaló de las manos una tarde y se hizo añicos contra el suelo del diminuto cuarto donde habíamos crecido. El cristal tenía una capa de polvo brillante en su interior y esa noche la chancleta de la abuela se nos quedó marcada en la espalda. Cuando llegó agosto y los parientes “guajiros” regresaron, ya sabíamos que la hermosa bola dorada solo había sido una guirnalda, un simple adorno para un árbol festivo que nunca habíamos visto. Estaba yo a punto de cumplir los ocho y me faltaban todavía nueve años para acercarme por primera vez a un pesebre de Navidad. Pero el anticipo, el heraldo de que algo existía más allá de la chata realidad me había llegado con aquel vidrio pintado que una emigrante española guardaba entre su pertenencias más queridas. La misma gallega, aplatanada ya a la Isla, nos contaba a escondidas sobre un niño nacido entre el heno y el mugido de las cabras. Narraba la historia de Jesús en voz muy baja, pues nuestros padres transitaban en ese momento de sus vidas por su etapa de mayor fanatismo ateísta. El edificio, el barrio, la escuela, la ciudad toda, vivía escondiendo los escapularios, rezando en un susurro, ocultando las imágenes de la Virgen detrás de algún libro de marxismo o de una bandera roja. En el sostén, debajo de la blusa –cosido o agarrado por un imperdible– portaban las ancianas su crucifijo con la imagen de aquel otro barbudo proscrito que no había bajado de la Sierra Maestra. Mostrar la mínima fe en Él se convirtió en una de las vías más expeditas para meterse en problemas, solo superada por el acto de profesar otra ideología. Así que aprendíamos la religión y la sospecha al mismo tiempo, descubríamos a la par una cosmogonía y su negación.
Meses después de que aquella guirnalda estallara contra las lozas del piso, mi hermana y yo vivimos otro diciembre gris que concluyó sin tiaras ni diademas. El día 24 en la noche nos crecía la comezón, pues ya sabíamos que en otros lugares unas ramas verdes se alzaban en medio de las salas, rodeadas de luces. Sin embargo, en nuestro pacato socialismo real, en nuestra ínsula sovietizada, nada delataba la celebración oculta que muchos llevaban por dentro. Dormimos temprano, si es que dormimos. A la mañana siguiente la abuela se demoraba más que de costumbre en el baño y a través de las persianas alcanzamos a oírle un breve “Amén”. La Navidad había terminado. Solo quedaba esperar el último día del año, donde entre cucharadas de arroz con frijoles y algún trozo de carne de cerdo se aguardaban la primeras luces de enero y el aniversario de la Revolución. A eso había quedado reducido nuestro diciembre, a una fecha patria, a un hombre de verde olivo proclamando el inicio de una nueva etapa histórica que jamás cumpliría sus promesas de redención. Pero las inquietas niñas que habíamos roto aquella bola de cristal, aquel objeto cuasi mágico, no volveríamos a ser las mismas. Algo del polvo dorado que saltó al quebrarse el vidrio quedó sobrevolando sobre nuestras vidas. Nos hizo recelosas, pero no de la credulidad sino del escepticismo, suspicaces de las máscaras del materialismo más que de las poses del dogma religioso. Nos convirtió en seres desconfiados de ese carnet rojo que obligaba a esconder la cruz cerca del seno, taparla con el fieltro negro del miedo. ~
Tomado de la revista Letras Libres, No. 156, Diciembre 2011

VIDEO: El niño del tambor

NAVIDAD DE OTRA MANERA: Texto de mi autoría


De acuerdo a la tradición cristiana hemos iniciado la época que cada año  renueva para los creyentes la promesa de vida eterna que Dios nos hace a través del nacimiento de su hijo.
   Al leer esto dos o tres entornan la mirada y adoptan un rictus de  what!!!, quizás molestos por lo que puedan considerar “sandeces con las que pretendo estropear su Navidad”.
   Ciertamente es parte de lo que el mundo con sus afanes consumistas quiere vendernos esta temporada, una fiesta  que gire en torno al eje central del “tener para ser”.
   En el espíritu del amor más grande el mensaje es muy distinto;  nos invita a tener unas fiestas decembrinas, divertidas sí, pero sanas.  Nos llama a amarnos a nosotros mismos y  a los nuestros evitando  convertirnos parte de la estadística de muertos y heridos de la temporada.
   Jesús nos llama a gozar el compartir, y vaya, nunca ha dicho lo contrario.  Pero así como gastamos el aguinaldo en regalos para complacer a familiares y amigos, desde el pesebre nos hace un llamado a no olvidar incluir en nuestra lista de regalos a los más pobres.
   En su gran amor es muy poco lo que nos pide.  No se trata de quitarnos la camisa para entregarla a los que menos tienen, se trata de abrir nuestro corazón, o nuestro ropero o nuestra despensa para aportar algo  que ayude a mitigar el hambre o el frío de los más pequeños, los que menos tienen. 
   Se trata de  aquellos hermanos que muy probablemente con una sopita caliente hallarán más gozo que nosotros con una cena  de cuatro entradas y vino francés.
   Vivamos entonces una Navidad que nos acerque a ser mejores personas.  Acudamos con el candor de un niño pequeño a ofrecer a ese Niño Dios nuestro pequeño regalo de amor, para cumplir aquello que dice: "Lo que ustedes hagan al más pequeño de mis hermanos, a  mí me lo hacen."  
   Como dice Teresa de Calcuta: "Para amar hay que tener el valor de compartir".

LA VIRGEN MORENA desde la lente de Chico Sánchez.

La lente mágica de Chico Sánchez nos  presenta esta vez una tradición muy mexicana: La fiesta que se despliega en torno al 12 de Diciembre en nuestro país.  En su particular estilo combina de un modo magistral imágenes y sonidos  capturados para presentarnos un hermoso trabajo que da cuenta del amor que  él siente  por México.

Para conocer más de su trabajo pueden visitar su página desde: (http://www.chicosanchez.com/guadalupe
Más delante subiremos una entrada extraordinaria de Chico que da cuenta de la realidad de una de nuestras etnias indígenas en su lucha por no desaparecer.

MR. BEAN navideño

¡No podía faltar el buen humor en la temporada!

domingo, 4 de diciembre de 2011

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

LOS CACHORRITOS
El frío invernal ha llegado; la época decembrina me remite a mi propia infancia; nunca  dejaré de gozar los colores que  por uno y otro lado vienen anunciando la gran fiesta cristiana que  reúne a la familia en torno al calor del hogar.   Hoy he  empezado de manera anticipada, dispuesta a degustar momento a momento, a lo largo de todo diciembre,  el sabor de la Navidad.
   Los dos últimos días han sido fríos, de manera que corro a sacar las ropas gruesas cuyo uso es limitado en tiempo –unas cuantas semanas al año—pero definitivamente  indispensable para sortear el rigor de la temporada.   Me dirijo al supermercado  por lo necesario para un suculento caldo de res, platillo que se apetece y cae muy bien cuando el frío arrecia.   En el trayecto hacia la tienda algo atrapa mi atención al momento cuando la luz roja me obliga a hacer un alto bajo un paso a desnivel donde suelen colocarse diversos vendedores cada mañana. En esta ocasión quizás el frío los haya espantado, de manera que se encuentra solamente una mujer quien pronto se aproxima  a ofrecer su mercancía. A unos cuantos pasos de ella se halla un par de niños recargados  contra una de las columnas que sostienen la mole de concreto, tras la cual intentan en vano guarecerse de las heladas corrientes que se cuelan en uno y otro sentido.   Al permanecer uno junto al otro, el calor de sus cuerpos  seguramente ayudará a no sentir tanto frío, pero a la distancia ambos tiritan.   Ella tiene unos ocho años,  su figura menuda   está cubierta con un suéter cuyas mangas ha estirado para alcanzar a  protegerse ambas manos.  Él, no mayor de once,  porta una chamarra de plástico y un gorro de tipo pasamontañas el cual solamente  deja descubiertos los ojos.   Ambos platican animadamente,  da la impresión de que lo hacen más que nada para  espantar el frío que amenaza penetrar hasta los huesos.
   Los observo sin ser vista, por su expresión corporal parece que se relataran uno y otra  sus sueños mientras señalan a la distancia algo que mi posición no me permite alcanzar a visualizar, o probablemente   se trate de esos castillos que entre ambos van formando en el aire para  luego ir a habitar con la fantasía,  mientras la madre se desplaza de adelante atrás sobre la isleta de concreto ofreciendo su mercancía.
   Los pequeños me recuerdan a los oseznos que siguen a la madre a lo largo de la pradera aún en circunstancias de riesgo, pues despegarse de ella equivale a morir.  Tal vez  la mujer prefirió mantenerlos a su lado aún cuando pasaran frío, que dejarlos solos  en casa,   aunque una cosa es cierta, por su actitud los niños están acostumbrados a hacerlo, no reaccionan quejándose por el frío o la incomodidad como haría cualquier otro niño que pasa toda la mañana en   semejantes condiciones.
   Imágenes como ésta son las que nos dicen a todos los mexicanos que el modelo económico de nuestro país no está funcionando, y que el sistema actual viene haciendo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.  Que es un asunto de elemental justicia social cuya falta de solución  es responsabilidad de todos nosotros, porque tenemos el México que hemos permitido a otros crear, o bien el México que nosotros no nos hemos animado a corregir.
   No es posible que nos digan que el poder económico crece, cuando hay familias que no alcanzan a surtir la canasta básica.  No es posible que tengamos funcionarios ganando estratosféricas cantidades en salarios y dietas, cuando hay niños que se mueren de hambre y de frío.  No es posible que permitamos nosotros, los votantes,  políticos de  lujo cuando hay personas en pobreza extrema que no hallan cómo  distraer el hambre y el castañeteo de dientes cualquier mañana como ésta.
   Me pregunto qué nos ha faltado a los ciudadanos, o por qué hemos permanecido en ese marasmo mental de no hacer olas, de no analizar antes de elegir candidatos; de no exigir resultados; de no tomar en nuestras manos los destinos del país.   Estamos en ratos como aquel hombre de la Biblia que enterró su talento en vez de ponerlo a trabajar  y así entregar mejores cuentas al patrón; nos hallamos cuidando nuestro trabajo, nuestros privilegios, los beneficios del sistema, sin arriesgar nada, cuando es obligación de todos  velar porque los menos favorecidos  cuenten con lo mínimo indispensable para una vida digna y satisfactoria.
   Emprendamos esta Navidad más cercanos al espíritu de un  salvador que elige nacer pobre, haciendo algo por los que menos tienen, por esa parte de México que nos corresponde amar en los hechos, con el corazón y el bolsillo, no nada más en el discurso.