domingo, 21 de junio de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


LIDERAZGO Y CAMBIO
Hoy se celebra en México el Día del Padre, una fecha que –a causa de la pandemia—estamos festejando de una forma inédita: Tal vez a la distancia; probablemente lamentando la pérdida reciente del  padre o el abuelo en la familia; o sin poder llevar flores al panteón, como en ocasiones anteriores.  Contrario al ambiente que habitualmente se vive en la celebración del padre, este año el recogimiento obligado nos invita a la reflexión.  Un buen momento para revisar lo relativo a la función del liderazgo en nuestra sociedad.
     En forma tradicional, dentro del hogar el padre ha sido líder, aunque, claro, hay incontables modelos de familia, y aún en aquellas tradicionales, el liderazgo  puede no caer directamente en la figura de autoridad masculina. Todo es válido, en tanto el niño en formación cuente con un marco disciplinario claro y estable, que le enseñe las normas para vivir en sociedad.  Más allá de la puerta del hogar, el liderazgo se diversifica, dentro de escuelas, empresas, organizaciones civiles, instituciones religiosas y de gobierno, por citar algunas.  Los tipos de liderazgo varían también, desde el  paternal hasta el proactivo, pasando por muchas variantes que representan la forma como la cabeza de un grupo actúa sobre los subordinados, para llevar a cabo una tarea común que idealmente beneficie a todos.
     Dentro de las formas de gobierno está el liderazgo democrático y  el de tipo autoritario.  En el primer estilo el líder toma en cuenta la opinión del grupo para la toma de decisiones, de modo que todos y cada uno de los participantes se sientan representados.  Este tipo de guía natural inyecta entusiasmo a los subordinados, además de que les concede la libertad para emprender acciones por cuenta propia, siempre y cuando no obstruyan el beneficio colectivo.  Por su parte el líder autocrático centra en su persona y en unos pocos allegados la toma de decisiones, limitando a sus subordinados hacerlo.  Ejemplos de estos dirigentes hay muchos a lo largo de la historia; no es el modelo de liderazgo  al que un país del siglo veintiuno aspire. El conocimiento y  la tecnología han avanzado de manera que un ciudadano promedio identifica los problemas de la sociedad y es capaz de aportar soluciones. El líder  ideal tiene la madurez para permitirlo; no pretende  imponer la autoridad a fuerza, como quien tratase de controlar a un grupo de párvulos.  Que la cabeza, mediante su actuar, reconozca las capacidades de los miembros del equipo, los tome en cuenta, y lleve a cabo una comunicación bidireccional, es la mejor manera de lograr que todos le pongan entusiasmo a su diario desempeño.
     Regresando un poco a la figura del padre:  Durante el siglo veinte ésta solía ser distante y  poco accesible a la comunicación.  Inspiraba mucho respeto y en ocasiones  temor.  Su tipo de amor era más condicionado que el de la madre, no en el fondo, pero sí en las formas.  El afecto del padre había que ganárselo.  Crecimos con un marco disciplinario bien definido, sabiendo cómo actuar una vez que llegábamos por nuestra cuenta al mundo exterior.   El papá de estos tiempos participa en incontables tareas dentro de casa, se expresa con soltura frente a los hijos, se muestra amoroso.  Ha roto con los clichés tradicionales que hacían de él una figura de hierro.  Aun así, es necesario que mantenga el liderazgo dentro de casa; ya cada familia decide si lo hace a la par que la madre, constituyendo el arquetipo más común del siglo presente.   Lo que sí podemos adelantar, es que un líder autocrático no funciona dentro de la familia actual, y tampoco funciona como sistema de gobierno.  Podrá hacerlo por un tiempo, mediante represión, pero tarde o temprano, termina por ser derrocado.   Europa del este y gran parte de Asia tienen ejemplos de lo que ha sido, --a la caída de los regímenes dictatoriales--, el desarrollo integral de diversas naciones, no sólo en términos de producción industrial, sino en lo relativo a estándares educativos y de satisfacción ciudadana.   En América Latina y el Caribe no hemos logrado zafarnos de las amenazas dictatoriales que tanto daño llegan a hacer a una nación.
     El ideal en la mente del buen líder es que la meta propuesta se cumpla con la participación entusiasta de todos.   Desde el padre con el hijo al que enseña a caminar, hasta el gobernante con sus gobernados.  Pensar que, si se afloja el control, el trabajo no se llevará a cabo, sólo refleja la inseguridad del dirigente.  Si el grupo funciona de manera armónica, la tarea se cumple y como beneficio adicional, se genera  lealtad y  agradecimiento.
     Necesitamos modelos humanitarios de convivencia, así como líderes íntegros, inteligentes y maduros, capaces de velar por el bien común. Desde el hogar hasta el más alto mando.

POESÍA por María del Carmen Maqueo Garza


RÍO ORIGEN

Padre: 
Río origen, subterráneo río.
Volcán cuya lava
da cauce a mis afluentes subterráneos
Por los que vivo, a donde fluyo de regreso
cada vez que paseo, vuelo, me vuelvo lluvia.
Poblaron tus pasos la tierra que hoy piso:  Huellas y horizonte
Voy siguiendo el camino milenario
Legado ancestral de padre a hijo, estafeta de vida.
Río origen, padre, subterráneo río.  Manantial proveedor.
Presencia-luz
Silencio-sombra
Recuerdo-fortaleza
Aliento formador de mis primeros años
Voz guía en las cavernas hondas de mi propio encuentro
Báculo de apoyo a mis ensayos de ser  independiente
La dimensión de lo imposible te dibuja
En trazos prodigiosos
Río origen, subterráneo río
Memorias-enseñanza
Palpitas en mi ser
Desde el primer momento
Hasta siempre.

Les Luthiers: Pepper Clemens

Entrevista de José del Río a la escritora Isabel Allende

Encerrada en su casa junto a su marido y dos perros, la escritora chilena que hace 30 años vive en Estados Unidos. Sostuvo que los tiempos de oscuridad existían antes de la pandemia: "Estaba el tiempo 'del antes', ahora estamos viviendo el 'del medio' y después será el tiempo 'de mañana'. Vamos a ver si el último, es un poco más liviano y más claro del que vivíamos antes"

Creo que vivíamos en una situación insostenible, de un abuso contra el planeta, del clima, de la naturaleza, de otras especies... una sociedad de consumo sin ninguna vida interior y sin satisfacción interior tampoco.
Creo que no vivimos en un mundo feliz, ni mucho menos. Es la primera vez, posiblemente en la historia, que hay una sensación de que somos una sola humanidad, que lo que le pasa a uno les pasa a todos. Estamos todos metidos en este virus, en cuarentena", dijo, consultada por el principal miedo que conlleva el virus, que es la muerte.

La escritora contó que desde que murió su hija Paula, hace 27 años, le perdió el miedo para siempre: "Primero, porque la ví morir en mis brazos, y me dí cuenta de que la muerte es como el nacimiento, es una transición, un umbral, y le perdí el miedo en lo personal.

Ahora, si me agarra el virus, pertenezco a la población más vulnerable, la gente mayor, tengo 77 años y sé que si me contagio voy a morir. Entonces la posibilidad de la muerte se presenta muy clara para mí en este momento, la veo con curiosidad y sin ningún temor"

Y reflexionó: "Me di cuenta en algún momento de que uno viene al mundo a perderlo todo. Mientras más uno vive, más pierde.
Vas perdiendo a tus padres primero, a gente a tu alrededor, tus mascotas, los lugares y tus propias facultades también.
No se puede vivir con temor, porque te hace imaginar lo que todavía no ha pasado y sufres el doble.

Hay que relajarse un poco, tratar de gozar lo que tenemos y vivir en el presente".

Publicada en el diario argentino La Nación el 28 de abril del 2020

Agradezco a Antonio su acertada sugerencia.

Una foto con mi padre: Charla de Hernán Casciari

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Cada despertar es siempre una incertidumbre. por más planeado, agendado que tengamos el día, nada se puede dar por hecho. Siempre me ha causado conflicto a planear a mediano y largo plazo mi vida, a pesar de que no considero ser fatalista, mi mente siempre objeta el proyectar algo a distancia.
     Requiero tener cercanía y más seguridad de que pueda ser realizado, Envidio a quien con meses de anticipación planea y organiza un viaje, o incluso hasta una fiesta de cumpleaños. Para mí es conflicto hacerlo con mucho tiempo, es como tener el acecho de algo que pueda impedir se realice.
     Viviendo lo que actualmente a todos nos frustró planes y proyectos, creo me será más difícil aún planear mi vida, Cada despertar es ir solucionando tan solo el día a día, Hoy más que nunca mi mente es un laberinto, donde mis ideas y anhelos están atrapados, sin lograr darle espacio a un futuro, ni siquiera a corto plazo.
     Mil ideas atraviesan por mi mente, van y vienen y se topan con mi desasosiego, ¡tengo tanto que resolver y no resuelvo!
     Hay mucha desconfianza en el recomenzar, en ese que tampoco tiene fecha de inicio; hay tantos miedos que vencer, tantos ajustes al modo de vivir que hacer, que ahora más que nunca hacer planes, es para mi deporte extremo que tendré que atreverme a realizar.
     El presente es tan efímero, que casi siempre vivimos en el futuro, en lo que a continuación seguirá, imposible no programar la vida. Vivir el presente es en gran parte eso, proyectar el futuro, estar haciendo algo con miras a lo que viene después.
     Mi después a largo plazo, nunca ha sido para mi algo fácil de asimilar, no es temor a la muerte, ni tampoco poca tolerancia a la frustración; es una angustia a verme en escenarios distintos que no dependen totalmente de mi, y donde tantas variables independientes de mi voluntad pueden incidir e impedir se realice. Debe tener un nombre que darle a mi incapacidad de planeación, Pero más que etiquetarlo, quisiera pensar que sea factible resolverla.
     ¡Qué buen tiempo elegí para buscar solución!

Mi niña: Canción por Ozuna