domingo, 11 de diciembre de 2016

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

TRADICIONES Y CONTRADICCIONES
Estas fiestas decembrinas se hallan revestidas de una magia muy particular que de alguna manera nos remonta a los años de infancia cuando las cosas sucedían de forma esplendorosa por causa de la imaginación.  Es la temporada del año en la cual permitimos a nuestro niño interior aflorar de manera natural para divertirnos, cantar, reír y dejarnos llevar por la algarabía contagiosa y quizás  hasta  imprudente, que llega a colocarnos en situación de riesgo. Así es esta época que de manera folclórica bautizamos los mexicanos: “Maratón Guadalupe-Reyes” para significar las fechas cuando el espíritu festivo flota en el ambiente.
   Un segundo plano oscuro en torno a estas celebraciones, paradójico y  contradictorio se despliega desde inicios de mes y tiene que ver con ese mismo afán de festinar, sacando a flote pulsiones poco civilizadas que afectan la convivencia con quienes no son de nuestro entorno inmediato.  El día de ayer  regresaba de una fiesta al filo de las once de la noche por una calle angosta de un sector residencial, cuando de súbito aparece detrás del mío un vehículo que se desplaza a gran velocidad, el ancho de la calle difícilmente permite que me rebase, y delante hay un bordo frente al que hay forzosamente que frenar.  Por obra y gracia de Dios en un tramo en particular hubo el modo de que ambos vehículos cupieran, de modo que pasó a un costado mío sin reducir su velocidad, y sin  frenar en absoluto frente al bordo,  para seguirse de largo, aun cuando el crucero unos metros más delante  le marcaba alto.  Para mi fortuna no me impactó, algo que inicialmente supuse inminente.
   El anterior es un  ejemplo de lo que con elevada frecuencia ocurre en esta temporada del año, cuando en un afán por cumplir con las tradiciones nos aceleramos para tornarnos  impacientes y rudos.  Ya que con miras a celebrar el amor más grande, el de Jesús de Nazaret, hacemos gala de violencia en sus distintos modos y grados en nuestro trato con aquellos que tienen la mala fortuna de coincidir con nosotros en la vía pública o en los centros comerciales.
   Otra gran paradoja de la temporada es que gastamos hasta lo que no tenemos (vía líneas de crédito) en comprar de manera poco reflexiva.   Con unos cuantos billetes en la mano todo se nos hace fácil y gastamos de más, para luego estar lamentándolo en enero, cuando la excitación de la temporada ha pasado y volvemos a colocar los pies en tierra firme.
   Tradiciones y contradicciones: Ese celebrar de la mano del consumismo dejando de lado el significado último de la Navidad.  Ahora viene a mi memoria una reflexión leída en algún tratado religioso que habla sobre el nacimiento de Jesús en Belén, y que en lo particular me resulta hermosa e iluminadora: Siendo Jesús rey de reyes eligió la cuna más humilde para que ningún hombre sobre la tierra se sintiera cohibido frente a él.  De alguna manera ese poder de seducción del consumismo nos va envolviendo y convierte las fiestas en una pasarela glamorosa, barajando elementos propios de ese “tener para ser” que no  guardan relación alguna con la festividad religiosa que se celebra en estas fechas.
   Para quienes no comulgan con el carácter religioso de esta ocasión, sea de igual modo una hermosa oportunidad para exaltar y compartir los sentimientos más nobles del ser humano, que tienen que ver con la compasión, la misericordia y la empatía, en decir “me pongo en tus zapatos y vivo tu realidad como un acto de amor”.  Quizás uno de los mayores problemas de la comunicación que nos está tocando vivir es que –dentro del aislamiento que todos desarrollamos—de alguna manera espero que los demás actúen conforme a mi propio modo de actuar, y como esto no ocurre, se genera una sensación de inconformidad con esa persona y con la vida.  Se nos olvida que los sentidos son ventanas al mundo a través de las cuales asomarnos y percibir la realidad de los demás, y no precisamente esperando que los demás vengan a asomarse a ellas para conocernos.  Como dijera Facundo Cabral, somos una generación de distraídos que no tiene el tiempo o la acuciosidad para mirar más allá de su propia nariz.
   Diciembre: Una época que llama a la auténtica generosidad, a descubrir a los demás y por un momento obsequiar un gesto de amabilidad, un detalle de cortesía, un ponernos en los zapatos del otro para regalarle un momento de aceptación y buena voluntad.  Tradiciones hermosas, gratuitas y enriquecedoras, a través de las cuales solazarnos.  Que podamos crear entre todos, con  propios y extraños, una calidez navideña que pueble los corazones del mundo de buenos sentimientos, que tanta falta hacen.
   Felices y sanas fiestas para todos. Que concluyamos la temporada de la mano de una renovada esperanza en la humanidad.

Don Jorge Villegas en su primer aniversario luctuoso




El próximo lunes 12 de diciembre se conmemora el primer aniversario de la partida física de Don Jorge Villegas, gran ser humano, profesional de excelencia, periodista  intachable.  De esas personas que se conocen a lo largo de la vida y que aun cuando hayan partido se quedan para siempre como referente obligado.

Dentro de sus virtudes que fueron muchas, en lo personal lo que más me causó admiración  fue  la congruencia entre lo que hacía  y lo que decía.  Nunca una palabra suya fue traicionada por sus actos, proceder que ahora me recuerda la imagen de la garza que cruza sobre el pantano sin  mancillar jamás su blanco plumaje.

Don Jorge formó muchas generaciones de periodistas, pero principalmente de seres humanos. Hoy descansa en la gloria del Señor al lado de su amada esposa Rebeca.  Desde aquí, el que fuera su pequeño espacio desde el primer día de vida de este blog, le enviamos un abrazo.  Sepa, querido maestro  que lo recordamos con especial cariño, y que siempre tendremos mucho, pero mucho que aprender de usted.

Dios lo bendiga, gran señor.

O Mio Bambino Caro con Amira Willighagen

Carta de José Mújica a Fidel Castro

Querido Fidel:

Recién me entero, la noticia ha sido devastadora. No dejo de imaginarte a vos, tendido en la escueta cama de madera que se convirtió en tu último refugio. Y aquí estoy, sentado en la entrada de la chacra pensando en lo que diré al mundo y cómo ocultaré esta lágrima, aunque dirán algunos publicistas que será mejor que se vea, que así se construyen las leyendas.

 Las leyendas no se pueden construir, vos eres una, forjada con el mismo golpe de la metralla y la bandera ondeando en el campamento, ahí en la sierra, sin importar si es selva o pampa, siempre es igual, la batalla duele en la entraña de lo que llamamos nuestra tierra, ese pedazo de geografía que podemos recorrer pero que nos recorre a nosotros.

Y pienso que tuve suerte porque llegué a la silla viejo y la cara de bonachón nunca se me quitó, a pesar del encierro y la tortura; las críticas fueron menos, no tuve que enfrentar el rigor del escrutinio público al que vos hiciste frente con esa estatura de gigante con la que diste ejemplo al mundo y no fui forzado a debatirme entre patriotas y traidores, nadie me tildó de tirano. Pero esa suerte también se puede entender diferente.

El mundo que yo encaré es el de las tarjetas de crédito y las vidas consumidas en una lucha para la que no hay guerrilla posible, todos me escuchan con atención, sonríen, aplauden y continúan tratando de llenar sus vacías vidas con cosas que los consumen, a plazos, pero inevitablemente. A vos te queda Cuba que seguirá ahí, sin analfabetismo, con el mejor sistema de salud pública, con la mejor educación del continente y yo aún aquí, en la batalla, no por la vida, sino contra el olvido, enfrascado en una lucha que no tiene sentido porque el Sur se convierte en más Sur cada día, los monstruos insisten en su avance y ahora nos copan por todos los flancos.

La breve ilusión del continente bolivariano vuelve a desvanecerse, con la partida de Hugo, la ignominiosa salida de Dilma y de Cristina, mi confinamiento a un escaño del parlamento y la orfandad en que nos dejas, seguramente pronto el sinsentido de un mundo que no aprende de su historia nos devorará nuevamente.

Las sombras nos acechan y por hoy, querido amigo, vos has partido y no tendremos, por lo menos en este ciclo, una más de esas charlas interminables que insuflaban amor y victoria, de las que yo salía rejuvenecido, sintiendo que podía enfrentar a la más temible de las gárgolas o cruzar el abismo de un solo impulso, la tristeza es inevitable.

Pero ¿qué dirías vos? “Anda loco, que no es para estar tristeando ¿y qué más da? Que sólo es carne y pellejo, no te hagas al muerto vos, que la lucha sigue y es pa’lante nomás”, y yo digo a mi mente desvariando “Que él no hablaba así, no seas irreverente”, mejor pensar que habrías dicho algo más brillante, no los cuentos de este viejo loco que hace aplaudir a multitudes, pero no ha podido mover a su pueblo como tú, ¿Qué de la Oriental surja una batalla final? Difícil, no imposible… mientras tanto a vos, en esa estrella del Caribe, un guiño y un ¡Hasta la victoria… siempre!

El Pepe

Mog el gato desastroso en vísperas de Navidad.


Bella historia que nos habla acerca del verdadero espíritu de la Navidad.
Para quien así lo desee pueden activarse subtítulos en español, aunque aun sin ellos se entiende muy bien.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Ser congruente, antes que cualquier cosa, no decir y actuar con sentidos opuestos.

Sostener lo que se piensa, pensar sin egoísmos y de acuerdo con los valores que hemos defendido. No dejarnos llevar por la corriente, sin reflexión, sin buscar una respuesta individual y no ser tan solo eco de otras voces.

Defender las tradiciones y mantenerlas, adaptarse a los cambios, mientras en ello no vayamos en contra de nuestros principios.

Vivir y dejar vivir al prójimo como a ti mismo.

Humildad para reconocernos como simples mortales que no tienen la única verdad sobre la vida y no poseen la calidad moral para ser jueces de otros.

No señales, no ofendas, no margines, no hables de mayorías porque ese ha sido un gran error de la humanidad, las estadísticas pueden ser falsas y no evidenciar la realidad.

Soberbio aquél que considera tiene cualidades superiores a los demás y los trata con desprecio. La historia misma nos da fe de cómo nuestros errados juicios han crucificado a inocentes.

Leyenda huichola: El primer amanecer