domingo, 29 de diciembre de 2024

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 QUIERO CERRAR CON GRATITUD

Llega el cierre del año con su obligado momento de reflexión. Tiempo para hacer un balance por lo que ha sido cada uno de los trescientos sesenta y cinco días que me fueron prestados para desarrollar mi proyecto de vida personal.   A la vez, me encuentro pisando el umbral de un nuevo año cargado de promesas. Es hora de plantearme qué voy a hacer en un ciclo que comienza, del que no hay manera de saber si terminaré dentro de doce meses o no.  Así de veleidosa es la existencia.

Por este período que se nos escapa rápidamente de las manos, me propongo hacer un balance de lo que ha sido para mí: las oportunidades que tuve, aquellas que por desgracia desaproveché o no alcancé a aquilatar.   Rindo cuentas de lo entregado, lo conseguido y lo desperdiciado.

En este cierre de año pongo énfasis muy particular en un valor que debo de aprender a desarrollar cada día mejor: La gratitud.

Hoy doy gracias al Ser Supremo por la vida, por la oportunidad de llegar a este fin de año en condiciones de celebrar.

Gracias por los ratos de salud y de igual modo gracias por los quebrantos que invitan a recordar que la condición humana no es perenne, como tampoco es una dádiva gratuita.  Un día nacemos y uno más hemos de morir.  Me propongo hacer del intermedio entre uno y otro de tales acontecimientos un tiempo que valga la pena haber vivido.

Hoy agradezco a la naturaleza por sus dones: Tengo sol, agua suficiente y de calidad. Cuento con alimento, un techo y una cama a donde reposar.  El panorama que me rodea provee continuamente de infinidad de colores y texturas. A través del sentido del oído puedo gozar la música, el trino de las aves, y muy en especial, la voz de mis seres amados, esa que llega hasta el corazón de muy distintos puntos del orbe y en ocasiones desde la memoria.

Hoy quiero dar gracias por el regalo de la amistad, un presente que se me ha entregado así porque sí, tantas veces sin merecerlo. A través de su existencia me animo a ser mejor cada día, en la compañía de quien se atreve a decirme la verdad de frente, por el cariño que me profesa. Además de que tengo la certeza de que a mis espaldas me cuida, aun sin que yo llegue a enterarme.

Agradezco de igual manera a esas personas que no me corresponden como yo supondría que lo harían.  No alcanzo a adivinar cuánto dolor cargan sus corazones, que no se los permite.  La vida los ha enviado como los grandes maestros que me han de enseñar el camino del crecimiento interior.

Gracias por los ratos de bonanza donde pude recargar las pilas.   Y gracias por las dificultades, pues es en estas últimas en donde vengo aprendiendo a desarrollar herramientas para abrirme paso.

Por los ratos luminosos, muchas gracias.  También por los más sombríos.  Es precisamente en esas horas oscuras donde el espíritu inicia el proceso de creación que le permitirá más delante transformarse en luz.  Es un parto duro y difícil, porque así ha de ser el nacimiento de lo más valioso.

Hoy es el momento para agradecer lo que he sido durante el año que termina; medir qué tanto he trabajado lo que la vida me dio.  Tiempo de enumerar las respuestas, pero, sobre todo, momento de plantearme nuevas preguntas que habré de ir respondiendo una a una en el período de vida que reste a mi favor.

Gracias al cielo por la fe de creer lo que no alcanzo a entender con los sentidos.  Gracias por la esperanza que me lleva a concebir nuevos propósitos de vida.  Por haberme dado un corazón capaz de aprender a amar y por haberme puesto en el camino de seguir trabajando por lograrlo, muchas gracias.

Por la familia, por los amigos.  Por el gozo de las pequeñas cosas. Por la creatividad, mi mejor compañía, hoy quiero expresar mi agradecimiento más profundo.

Gracias por las dificultades que me llevan a redoblar esfuerzos. Por las caídas que me mantienen humana.  Por los sueños que me impulsan a levantarme una y otra vez.

Por el nuevo año, por las nuevas oportunidades, por el futuro crecimiento interior. Por todo y por todos, muchas gracias al Ser Supremo que me sustenta. Lo digo desde el fondo de mi corazón desde el umbral de un nuevo año. Seguiré haciéndolo mientras haya sangre en mis venas, y un espíritu dando razón y sentido a la casa temporal que hoy lo alberga.

CARTÓN de LUY

 


AVE MARIA de Schubert. Interpreta IL VOLO

REFLEXIÓN DE TEMPORADA


Los años te cambian, te van enseñado a entender las cosas.

Con los años ya no discutes, no te enfadas, evitas charlas y ahorras consejos.

Al final, con el tiempo, si alguien te quiere, te quedas, si alguien te ignora, te alejas, si algo te gusta, lo tomas, si algo te molesta, lo dejas.

Con el paso del tiempo queda menos gente, pero los que se quedan, son los mejores y se les quiere todavía un poco más.

Los años te van enseñando que a veces te rompes y a veces te arreglas, que a veces se gana y a veces se aprende, que a veces amas y a veces sueltas.

Todo me lo enseñó el tiempo y se lo agradezco.

Tomado de la red

Los 7 Propósitos Que Cambiarán Tu Vida en 2025 por Marian Rojas Estapé

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



Uno cree que con el tiempo ha aprendido a conocerse a si mismo, quien puede pensar que se llegue a más de seis décadas de vida y surjan dudas de que lo que hasta ahora hemos pretendido creer somos no sea totalmente cierto.

Advertimos de pronto que actitudes, comportamientos que por años vimos nos daban soporte emocional, nos daban la satisfacción de sabernos útiles, necesarios, que nos permitieron relacionarnos con los demás en un ambiente armónico, donde nuestra presencia era deseable, donde nuestras palabras y consejos se agradecían a veces hasta no siendo solicitados, son por decir lo menos innecesarios e incluso imprudentes y molestos.

Es humano deslindarse entonces de la responsabilidad de ello, sin embargo se tiene que perder el miedo a auto-juzgarse, y a reconocer en el reflejo de ese espejo que es la respuesta que nuestras acciones causan en el otro, que hemos sido arrogantes sin el propósito de serlo, que hemos llegado a creer que podemos normar conductas ajenas pretendiendo que somos el modelo a seguir, reconocer que llegamos a faltar al respeto y a ser intolerantes, dejando de reconocer que hay más de una manera de vivir y que en la diversidad de ellas es donde se debe encontrar la armonía para sobrellevar diferencias y aprender de ellas.

Duele, duele el alma de sentirnos culpables de aquello que fue guiado por la buena voluntad, de buena fe, que ajeno a como fue percibido, llevaba en ello un buen propósito.

Y duele descubrirlo a tantas décadas de haber vivido, quizá por ello la vida nos da oportunidad de cambiar escenarios, de interactuar con otros personajes, para que seamos capaces de percibirnos tal cual somos, aceptarnos, perdonarnos, porque finalmente siempre habremos tenido aún en nuestras acciones más equivocadas una noble intención, porque no nos mueve la mezquindad. Liberar conciencia y corazón de cargos que nos auto-infligimos, somos humanos, erramos, pero si actuando desde el amor se ha lastimado, creo que un perdón solicitado no debiera nunca ser negado.

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Subtítulos no disponibles, pero se disfruta bien así.