domingo, 24 de noviembre de 2019

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


VER CON OTROS OJOS
Cierto conocido expresó que aprender una nueva lengua está pasado de moda, cuando  la tecnología nos facilita la traducción de un idioma a otro sin mayores dificultades.  Mi lectura es distinta: Aprender una lengua nos permite explorar a profundidad nuevas culturas, que de otra manera no habríamos tenido oportunidad de conocer.  Proporciona la ocasión de entender los estilos de vida de países que hablan la lengua que se estudia, de modo de ampliar nuestro horizonte, y por qué no, entablar relaciones interpersonales que mediante un traductor digital no podrían haberse desarrollado.
          Ha sido de ese modo como hace un par de años, poco más, me inicié en el aprendizaje del idioma francés, actividad que  gozo enormemente.  Como una forma de ampliar los conocimientos, me he suscrito a algunos sitios francoparlantes, y ha sido en uno de ellos donde me hallé una nota que dio pie a la presente colaboración.  En una población de la región de Auvergne, Francia, el padre de un alumno de preparatoria amenazó a uno de los maestros, de manera que toda la plantilla de enseñantes decidió acogerse al “derecho de desistimiento”, una figura jurídica de la Ley Laboral francesa, que  faculta a los ciudadanos  para actuar frente a una amenaza que ponga en peligro la salud o la vida.  De este modo los profesores asistirán a sus labores, pero permanecerán en silencio toda la jornada.  La nota viene acompañada de una fotografía en la que aparecen todos los maestros solidarizándose con el afectado.  Expresan que la amenaza a un profesor es  una falta seria, razón por la  que buscan evitar que hechos como ese se repitan a futuro.
          Se antoja como una forma altamente civilizada de solidaridad, manifestar el respaldo al problema de un compañero de trabajo, sin apasionamientos que puedan derivar en violencia.  Lo contrasto con casos de linchamiento presencial o digital que hemos tenido en nuestro país.  A partir de una supuesta falta, un grupo de individuos ejercen represalias contra  quien o quienes se consideran responsables de la misma.  Ha habido lamentables casos de personas muertas en linchamientos, que posteriormente se descubre que eran inocentes.  Los ánimos se caldean de modo irracional, y el  actuar en forma colectiva provoca dos fenómenos singulares: la acción se intensifica y la culpa se diluye, de manera que el grupo se convierte en una criatura monstruosa capaz de acabar con aquel o aquellos a quienes se les ha señalado como autores de determinado delito.
          Una forma novedosa de linchamiento es la digital.  Difícilmente, quien participa en redes sociales, podrá aseverar que nunca ha estado involucrado en algo así.  Todo comienza cuando se atribuye determinada conducta a una figura pública, y a partir de ello comienza la andanada de críticas que rápidamente escalan de nivel, hasta tornarse sumamente agresivas.   En el espacio digital se constituyen dos partidos opositores, uno formado por quienes tachan a la figura pública, y el otro por quienes la defienden.  Cuando revisamos el hilo de estas conversaciones, podemos identificar el  momento en que se pasa de lo directamente relacionado con la conducta que inició el señalamiento, al terreno personal o familiar de los participantes.
          En el Congreso de Periodismo Cultural celebrado en la provincia de Santander, España, el pasado mes de abril, se catalogó el hostigamiento digital como un debate social cargado de “furia tóxica”, que contamina personajes e instituciones, destruye reputaciones y representa una especie de campo minado.  En poco más de quince años de existencia de las redes sociales, lo que originalmente se contempló como algo capaz de ampliar la comunicación interpersonal, se viene convirtiendo en un circo romano.  La furia y el resentimiento son los grandes protagonistas.
          El excesivo manejo de hechos de  violencia, a través de los medios de comunicación, nos va volviendo  insensibles con el tiempo.  Si los canales  informativos nos saturan de manera constante, con noticias que dan cuenta de las acciones más hostiles entre humanos, llega un punto en que tales hechos dejan de sorprendernos.  De manera paradójica, como que vamos necesitando una dosis mayor de violencia, para que aquello que se está comunicando capture nuestra atención.  Algo similar sucede en redes sociales.  En uno y otro caso, la censura es muy relativa, de modo que esa “normalización” de hechos sigue creciendo en nuestra mente, llevándonos a interpretar que dicha violencia forme parte integral de  nuestra sociedad.
          Expandir nuestro horizonte al conocer otras formas de vivir, y  de resolver problemas, nos provee de mejores herramientas para enfrentarlos.  Viajar, leer o aprender una lengua son excelentes modos de comenzar a ver las cosas con otros ojos.

POESÍA de María del Carmen Maqueo Garza



ALBORADA

Comienza a amanecer. Epifanía.

La luz silente descorre la mañana. Se despliega

un abanico inagotable de colores mansos. Vuelvo a la infancia,

cuando se descubre el mundo con ojos límpidos.

Serenos resabios de horas sin tiempo.

Espacios mágicos donde aprendí a inventarme

          --una y otra vez.

Cruzan mis pupilas el claro océano sin nubes.

Vuelan a la par de alegres golondrinas

que se columpian de los haces de luz

Mientras que la civilización, gigante dormido,

Se va desperezando, para romper

Con su invasión de ruidos y humos tóxicos

Por las siguientes veinticuatro horas

El mágico encanto de la alborada.

Maravillas de la naturaleza: El pulpo muda de casa

POESÍA de Minerva Margarita Villarreal


Esta semana falleció Minerva Margarita Villarreal,  neoleonesa nacida en 1957, poeta, escritora, directora de la Capilla Alfonsina.  Aquí una pequeña muestra de su poesía.

Azul desde la niebla…

Azul desde la niebla el silencio me cerca
sobre un barco que parece ser cama en u mar que congela
Este cuarto es la cárcel
la corriente del viento en boca del estómago
la nublazón en su círculo de ámbar
Oscura entre las sombras
que desde el muelle arrastran
se me doblan las piernas
se me viene la náusea
se me entumen los huesos
y el silencio me llama
mas su aliento es palacio
es ventana de un reino que duerme
La luz de los relámpagos
y dentro la catástrofe
demonios al interior del vientre
todos los colores en su lucha
el miedo la fuerza de no poder estar
la dimensión alejando la muerte
No pude darte el viento
No pude darte lo que más quiero
el viento que por ahora no puedo tocar
y veo tras la ventana
El cielo
y el amor pasa
atraviesa mi carne
Velaré por ti así sea la carne devorada
Éste es el círculo
Una anciana el desierto hace miles de años
el testamento y su definición
su pañoleta y la vida en su falda
y el fuego en sus manos
Sin poder levantarme
un ardor en medio del estómago
como si le hablara a la piedra
al derrumbe de piedras
que se vuelcan encima
de la cama o el barco
que se nubla
de polvo
Tú venido de la tierra
donde encontramos los cadáveres
también en este hoyo
brilla una señal
porque dos polos la nutren
hasta formar con un golpe de aire
un pensamiento
Desde esta luz de infierno yo te llamo
como si le hablara
a la piedra
En algún sitio me oirás
y volverás para que ella florezca
Éste es el círculo
algo que estaba por llegar
niebla de todos los días
garras de aire
infierno
Necesito que vuelva
la vida

Hiperpaternidad y bienestar familiar; Charla con Eva Millet

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


La humanidad no ha cambiado tanto a través de siglos de existencia. Antes y después de Cristo, que finalmente no fue sino una línea divisoria del tiempo, porque a decir verdad no nos salvó de las masacres, no impidió las luchas encarnizadas por el poder, ni las muertes. No abatió el odio entre los pueblos, ni la ambición desmedida del hombre de poseer, desposeyendo a otros, ni la avaricia, ni la xenofobia. Las miserias humanas han prevalecido hasta la actualidad,aún en nombre de Dios.
     El sedentarismo, el comercio, facilitaron el desarrollo de los pueblos, pero con ellos surgieron o se hicieron más palpables las diferencias sociales.
     No se nos dio en forma natural la tendencia a compartir, a formar sociedades donde las mayorías fueran privilegiadas, aunque fuese con los recursos primarios para la subsistencia. No, por el contrario, desde entonces y hasta hoy, la tendencia es a apoderarse de las riquezas del mundo, establecer la hegemonía a costa de lo que sea, sin importar los medios,  creando guerras interminables y viendo en ellas --incluso--, un jugoso negocio.
     No ha cambiado mucho la humanidad, no la esencia de la misma. Seguimos siendo nuestros peores enemigos, seguimos marcando nuestras diferencias: Un color de piel, un mejor estatus económico, una religión, puede ser motivo para menospreciar, denostar y hasta humillar a nuestros semejantes.
     ¿Cuándo se terminarán las luchas por el poder? ¿Cuándo se dejará de usar el nombre de Dios tan solo para encubrir malsanas intenciones? ¿Cuándo habremos de respetar a los demás como a nosotros mismos?, ¿Cuándo dejaremos ese egoísmo y adquiriremos conciencia social y principios?... De manera que no solo nos importe nuestro bienestar sino el de las mayorías, sin que para ello nos fijemos fronteras raciales, religiosas ni geográficas.
     Pobres pueblos ricos en recursos naturales, serán presa de aquellos depredadores, caníbales que azotan a la humanidad sin piedad. Terminarán con ella y con planeta, ese pródigo mundo en el que nunca hemos podido encontrar al verdadero Dios.

Christian Li al violín

Durante la  final de la Competencia Menuhin 2018, la participación de este virtuoso del violín.