domingo, 30 de abril de 2017

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

COINCIDIR
Siempre es bueno que aparezcan  elementos que nos hagan recordar que nuestra existencia está sujeta al tiempo, y que las oportunidades que ahora dejamos pasar, nunca volverán a presentarse de igual manera.  En ocasiones es la muerte de un ser querido o una enfermedad  que hace acto de presencia en nuestra vida, o tal vez ese instante cuando comprendemos que hemos dejado pasar de un modo lamentable la oportunidad de llevar  a cabo un proyecto largamente acariciado.   El riguroso paso del tiempo ayuda a ubicarnos en el contexto cósmico; su avance es hasta ahora lo único que el ser humano no ha logrado someter. Y así como en estas vivencias dolorosas asimilamos nuestra finitud, de igual manera surgen a lo largo del camino momentos maravillosos cuando nos congratulamos por vivir una experiencia enriquecedora a partir de la cual nos sentimos  bendecidos.

Asistir a un congreso nacional de tu especialidad  ofrece la posibilidad de enterarte de las novedades en el quehacer profesional, y conocer de primera mano a grandes personajes que han escrito parte de la historia del mundo.  Además de la actualización en cuanto a conocimientos,  se viven momentos de feliz reencuentro con amigos de las distintas etapas de la propia formación profesional, y se aprovecha la ocasión para saber  cómo se hallan aquellos que esta vez no asistieron.

Con el  entusiasmo que estas convivencias entre amigos proporcionan, vino a mi mente la hermosa canción de Fernando Delgadillo intitulada “Coincidir” que en lo personal me resulta muy inspiradora.  De  manera poética  nos hace ver lo afortunados que somos de coincidir en tiempo y geografía con extraordinarios seres humanos que hacen de la propia vida algo hermoso.   Hallarte entre amigos entre los cuales sientes que puedes ser tú mismo con libertad y confianza es una sensación que pocas veces se experimenta a profundidad.  Deponer los escudos tras los cuales nuestros propios miedos nos llevan a parapetarnos, para expresarnos como en realidad somos, sabiéndonos aceptados tal y como somos, provoca un bienestar a  todas luces sanador.  Somos seres vivos con funciones que nos mantienen activos sobre el planeta como al resto de las criaturas, pero a diferencia de ellos, nosotros tenemos la maravillosa oportunidad de comprender el sentido del tiempo, y a partir de ello trazarnos un proyecto de vida para escribir nuestra propia historia personal,  para que el día cuando dejemos la existencia lo hagamos tranquilos, dispuestos a proseguir nuestro andar espiritual en otra dimensión.
Aquí me permito transcribir la letra de esta hermosa canción a partir de la cual me permitiré hacer unas reflexiones finales acerca de este vivificante encuentro entre hermanos.

“Soy vecino de este mundo por un rato, y hoy coincide que también tú estás aquí.  Coincidencias tan extrañas de la vida.  Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio, y coincidir.”

“Si navego con la mente en los espacios, o si quiero a mis ancestros retornar.  Agobiado me detengo y lo imagino.  Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio, y coincidir.”

“Si en la noche me entretengo en las estrellas, y capturo la que empieza a florecer.  La sostengo entre las manos, mas me alarma.  Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir.”

“Si la vida se sostiene por instantes, y un instante es el momento de existir.  Si tu vida es otro instante, no comprendo, tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir.”

¿Por qué nacimos en este tiempo y no en otro? ¿Por qué en esta exacta latitud? Los ateos dirán que por casualidad o por carga genética; yo pienso que es como parte de un plan divino que busca que cada uno de nosotros esté en condiciones de explotar al máximo su potencial personal.
Andar el camino por cuenta propia nos asegura que nuestros pasos nos lleven justo por el derrotero que nos tracemos, sin embargo hacerlo de manera solitaria cansa el alma.  Más vale ir andando en compañía de otros, y aunque nuestro plan no se cumpla exactamente como lo teníamos previsto, la caminata será más enriquecedora.

Es buen momento para comenzar a contar a nuestros seres queridos como bendiciones que el cielo nos regala.  Ellos ayudan a conformar la casa dentro de la cual podemos reposar para solaz en tiempos benévolos, o buscando resguardo en la tormenta.
El tiempo con su implacable paso nos recuerda que los sueños expiran si no los mantenemos firmes como elevada cometa que el viento permite sostener en lo más alto.

Es más dulce el sabor de un pedazo de pan compartido que el de la hogaza que, por no compartir,  tragamos con  desesperación y  casi nos ahoga.
Gracias, queridos amigos del grupo Ciberpeds por coincidir conmigo en este tramo del camino.   Sigamos adelante haciéndonos compañía  como hermanos rumbo al gran puerto.


Grupo Ciberpeds, reunión de amigos 2017, Guadalajara, Jal.. Crédito  Juan Pedro Sánchez Campodónico

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza









Pido al cielo  que conforme pasen los años  aprenda  yo a vivir la vida con la frescura de un niño pequeño.




Que los gorjeos de las calandrias en cada amanecer me inyecten alegría para toda la jornada.
Y que los hechos más sencillos como la lluvia, una menuda florecilla que crece entre dos baldosas, o la  presencia de un perro simpático y travieso cruzando mi camino, sean motivos suficientes para alegrarme.




Quiero ser más simple y menos complicada. Más conforme con el hoy y menos obcecada con el ayer. Dejar de lado los viejos resquemores que --como piedra en el zapato-- entorpecen mi marcha.


...Ser más positiva en mis apreciaciones, de forma que al caer la noche el balance de la jornada tenga siempre saldo a favor.




Pido a la vida que me permita abrir grandes los ojos para entender cuan privilegiada soy de poder mirar los colores y las formas, y así armar mi propia historia personal de cada día, echando a volar la imaginación con la amplia  libertad de una golondrina.




Quiero explotar al máximo la  creatividad  para expresarme de formas auténticas y divertidas, hasta contagiar a otros con mi forma de ver la vida.




Anhelo que  mi corazón atesore, como abalorios, los pequeños gestos de cariño que mis seres queridos me regalan cada día, para sentir el gozo de tantas bendiciones.




Y así al final del camino, cuando el tiempo de Dios se cumpla en mí, pueda yo  partir satisfecha de haber vivido una existencia plena, como la persona más feliz sobre la tierra.



Les Luthiers: La importancia de saber idiomas


Poema de Gabriela Mistral







ME TUVISTE
Duérmete, mi niño,
duérmete sonriendo,
que es la ronda de astros
quien te va meciendo.

Gozaste la luz
y fuiste feliz.
Todo bien tuviste
al tenerme a mí.

Duérmete, mi niño,
duérmete sonriendo,
que es la Tierra amante
quien te va meciendo.

Miraste la ardiente
rosa carmesí.
Estrechaste al mundo:
me estrechaste a mí.

Duérmete, mi niño,
duérmete sonriendo,
que es Dios en la sombra
el que va meciendo.

Qué es un Niño: Audiopoema de Enrique Rambal


CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez





Estar totalmente satisfechos con la vida implica reconocer en ella lo que depende de nuestro esfuerzo y voluntad para lograr que sea posible, reconocer límites en nuestras aspiraciones y sueños, aceptar
que una buena parte de lo que nos sucede no está a nuestro alcance cambiarlo, por más voluntad, y esfuerzo que hagamos por cambiarlas.



...Adaptarnos a nuestras circunstancias, agradecer lo que poseemos, tener ambición de progreso que implique crecimiento personal y no solo mejorar nuestra economía.



No todo aquello de lo que carecemos nos hace realmente falta, a veces es anhelo que una vez alcanzado ni siquiera disfrutamos.



Darle valor a la rutina, a nuestro quehacer diario y no esperar tan solo que la vida sean fines de semana. La vida es esto que está ocurriendo hoy, a cada minuto te está sucediendo algo que puede ser tu mejor momento, y quizá ni siquiera sepas apreciarlo por estar obsesionada por lo que ni siquiera puedes hacer que suceda.


Vive plenamente tu día, aspira el aroma de un nuevo amanecer, déjate abrazar por la luna y encuentra en sus brazos la luz que ilumine tu pesimismo, para librarte de él, para no perderte del paisaje por cerrar los ojos para imaginar otra realidad ajena a la tuya y que no llegará tan solo por desearla.



Vive plenamente mientras tu mente, tu corazón y tu cuerpo puedan estar en completa armonía.





Siente, vibra al compás que te toquen, no todo lo que anhelas te repito, te haría más feliz de lo que ahora puedes ser, si logras ver con el alma toda la fortuna que posees.





No hay nada peor que no congraciarse con la propia vida, hasta de la soledad hay que saber hacer un aliado para que no pese demasiado.




Quien haya sembrado afectos, nunca padecerá hambre que no pueda ser satisfecha por una caricia, por una palabra, por un abrazo que nos llegue al alma.

Astor Piazzola interpretado por The Joyous String Quartet