domingo, 30 de abril de 2017

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza









Pido al cielo  que conforme pasen los años  aprenda  yo a vivir la vida con la frescura de un niño pequeño.




Que los gorjeos de las calandrias en cada amanecer me inyecten alegría para toda la jornada.
Y que los hechos más sencillos como la lluvia, una menuda florecilla que crece entre dos baldosas, o la  presencia de un perro simpático y travieso cruzando mi camino, sean motivos suficientes para alegrarme.




Quiero ser más simple y menos complicada. Más conforme con el hoy y menos obcecada con el ayer. Dejar de lado los viejos resquemores que --como piedra en el zapato-- entorpecen mi marcha.


...Ser más positiva en mis apreciaciones, de forma que al caer la noche el balance de la jornada tenga siempre saldo a favor.




Pido a la vida que me permita abrir grandes los ojos para entender cuan privilegiada soy de poder mirar los colores y las formas, y así armar mi propia historia personal de cada día, echando a volar la imaginación con la amplia  libertad de una golondrina.




Quiero explotar al máximo la  creatividad  para expresarme de formas auténticas y divertidas, hasta contagiar a otros con mi forma de ver la vida.




Anhelo que  mi corazón atesore, como abalorios, los pequeños gestos de cariño que mis seres queridos me regalan cada día, para sentir el gozo de tantas bendiciones.




Y así al final del camino, cuando el tiempo de Dios se cumpla en mí, pueda yo  partir satisfecha de haber vivido una existencia plena, como la persona más feliz sobre la tierra.



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