domingo, 26 de julio de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

PUNTO CIEGO
A dos metros de la ventana de mi recámara se encuentra el cadáver de un clavo de ornato que murió hace un par de años. Se consumió en cuestión de una semana, como hacen hoy en día muchos pacientes con COVID. Y, como haría algún personaje siniestro de Stephen King, conservo su cadáver en mi patio. Contrastan tronco y ramas, desnudas y negruzcas, con el verdor que se despliega en derredor suyo y en forma campechana lo invade; al menos la bugambilia y el jazmín se han encargado de lanzar ramas como antenas para enlazarse con las suyas, y poblar de color su fúnebre negrura. Cualquier paisajista haría un evidente gesto de reproche al verlo; con dificultad entendería mis razones para mantenerlo en pie justo donde murió con dignidad y ahora se niega a abandonar. 

Esta mañana fue un hermoso cardenal macho la primer ave que llegó de visita. Con gorjeos cortos y repetidos buscaba –supongo-- a su compañera, que al menos durante los minutos que duró el insistente llamado, no apareció. En muchas ocasiones coinciden; primero él con su hermoso color rojo nochebuena, y un momento después ella, ataviada de un sobrio plumaje parduzco. Del mismo modo llegan en pareja unos simpáticos pájaros carpinteros, algo más nerviosos que los anteriores, movilizando la cabeza de aquí para allá, vigilantes. Por las tardes toca a los gorriones en grupos de dos o tres, con un movimiento de cabeza y cuerpo, a manera de estremecimiento. Supongo que es parte del cortejo, habitualmente interrumpido por las palomas. Unas buchonas y otras crema; de manera sistemática su pesado vuelo viene a interrumpir la fiesta de los gorriones. A estos pequeños los observo brincar de una rama a otra, limpiarse el pico, sobre todo después de beber del recipiente donde coloco agua fresca un par de veces por día. Ocasionalmente aparece una calandria, y cuando florean las sábilas vecinas, llegan los colibrís. La que ya es de casa es una ardilla que baja por las tardes a refrescarse y tal vez desentierre y coma alguna de las nueces que escondió bajo tierra.

Esta procesión de seres vivos provee de color al árbol ennegrecido, pero más que nada le da un sentido. A mí me indica que no todo tiene que ser precioso o perfecto para encajar, para poner todo su empeño en servir a otros. Por más que el árbol muerto desentone con el resto, simplemente no puedo llegar con un hacha y truncarlo; privaría a un montón de criaturas de una parte importante de su nicho ecológico. 

Vivimos en una sociedad enajenante. Necesitamos mantener recordatorios constantes de cuánto vale una vida, y por encima de cualquier otra, una vida humana. En el curso de la semana hubo una nota que me estremeció: en el estado de Guanajuato hallaron a una bebé recién nacida encima de un hormiguero. Al momento cuando la encontraron, todo su cuerpecito estaba cubierto de hormigas; la rescataron y la llevaron al hospital, donde unas horas después murió. Nos ponemos en el lugar de la pequeña y por un momento imaginamos qué habrá sentido ella durante el tiempo que estuvo ahí, a la intemperie, con hambre y con sed, y poco después de haber sido abandonada; cuál no sería su dolor al comenzar a sentir no uno ni dos, sino cientos o miles de piquetes por todo su cuerpecito. ¿Qué ser humano merece una muerte así? Y, sobre todo, ¿por qué una criatura inocente?... Ahora bien, aplicando las enseñanzas de los maestros de narrativa, pongámonos en lugar del personaje que la colocó ahí; imaginemos sus razones: ¿Para hacerla sufrir en venganza por algo? ¿La puso ahí su propia madre para asegurarse de que muriera? ¿Es una venganza entre grupos de la delincuencia organizada?... Me cuesta enfundarme en algún personaje para entender.

Queda claro que tanto la vida, como el sufrimiento y la violencia, son elementos que se han incorporado a nuestro imaginario colectivo, tanto como el refresco de cola o las telenovelas. Ello genera una disociación entre mis impulsos y lo que éstos pueden llegar a ocasionar. La velocidad con que recibimos mensajes rebasa la capacidad de asimilarlos. Del mismo modo, nuestros arrebatos por llevar a cabo algo, no se someten al tamizaje de la razón. Cosificamos los entes vivos, les damos un tratamiento inmisericorde. Es muy lamentable concluir que, dentro de este universo de hiperinformación y altísima velocidad, vamos perdiendo la calidad humana que solía caracterizarnos. 

Estamos atrapados en un punto ciego de indiferencia: La mente racionaliza; el corazón se endurece y el arrebato nos domina. Una buena forma de volver a conectarnos con nuestro ser espiritual es entrar en contacto con la naturaleza, entender que todo en este planeta obedece a un orden cósmico. Que somos afortunados de estar aquí y responsables de cuidarlo mientras vivamos.

POEMAS DE EMERGENCIA por María del Carmen Maqueo Garza



Envuélveme en tu abrazo, vida. Tengo frío

Acoge mis miedos, serena la incertidumbre que me paraliza.

Hoy siento a la muerte cómo acecha, cerrando círculos, cerrando círculos

A la vuelta de cualquier esquina, como si fuera el peor de los ladrones.

Acalla vida, mis temores. Tiritan agazapados desde el rincón más hondo

Náufragos en el fragor de la tormenta, se resisten a abandonar

          la frágil barcaza de la esperanza.

Bajo el cielo insomne cada noche danzan los espectros de un ayer

que creí desterrado. A la distancia se escuchan gritos y lamentos

mientras buscan escapar de su prisión centenaria en los libros de historia

Rondan sobre nuestras cabezas aves de un mal augurio

Todo ocurre estrepitosamente, tanto que no hay tiempo

De llorar nuestros muertos. Se enclaustra el dolor. Cancelan los ritos funerarios

El azoro ocupa el inmenso espacio del océano salobre del llanto de otros tiempos.

Mientras todo esto ocurre, allá afuera los insensatos hacen fiesta y ríen

          en la antesala de la muerte

Esta es democrática, para pobres y ricos; niños y a viejos; pecadores y justos

Es un juego en el que cuenta poco la sensatez de los prudentes.

          ¡Hay que morir de prisa!

Ya nadie lleva flores a las tumbas de nuestros difuntos. Llora el silencio a gritos

          en cualquier camposanto.

Envuélveme, vida, con tu abrazo, desde hoy, hasta que el mal sueño pase.

UNO encuentra su lugar en el mundo

El discurso más convincente para prevenir el COVID-19

El presidente de Uganda, KAGUTA MUSEVENI dirigió este discurso a las personas que no están dispuestas a cuidarse durante este período de cuarentena por el COVID-19:
Dios tiene mucho trabajo, tiene que cuidar a todo el mundo. No puede estar aquí en Uganda cuidando idiotas ...
      En una situación de guerra, nadie le pide a nadie que se quede en casa. Usted se queda en casa por elección. De hecho, si tienes un sótano, te escondes allí, mientras persistan las hostilidades.
   Durante una guerra, no insistes en tu libertad; voluntariamente la abandonas a cambio de sobrevivir. 
     Durante una guerra, no te quejas del hambre. Si tienes hambre, rezas para sobrevivir, para poder volver a comer algún día.
    Durante una guerra, no discutes sobre tu derecho de abrir tu negocio. Cierras tu tienda, sin pensarlo, corres por tu vida y rezas para sobrevivir a la guerra. Esperando volver a tu negocio, rogando que no haya sido saqueado o destruido por el fuego de los morteros.
     Durante una guerra, estás agradecido con  Dios, por ver otro día en la tierra de los vivos.
    Durante una guerra, no te preocupas si tus hijos no van a la escuela. Ruegas para que el gobierno no se los lleve a la fuerza para entrenarlos como soldados en las instalaciones de aquélla escuela que ahora convirtieron en depósitos militares.
  El mundo entero se encuentra actualmente en un estado de Guerra. Hay gente que aún no lo entiende.
     Una guerra sin armas y balas. Una guerra sin soldados humanos. Una guerra sin fronteras.
     Una guerra sin acuerdos de alto al fuego. Una guerra sin una sala de guerra. Una guerra sin zonas sagradas.
     El ejército en esta guerra no tiene piedad y ni bondad humana. 
     no  discrimina: no respeta a los niños, a las mujeres ni lugares de culto.
     Este ejército no está interesado en botines de guerra. No tiene intención de cambio de régimen. No le preocupan los recursos minerales valiosos debajo de la tierra. Ni siquiera le interesa la hegemonía religiosa, étnica o ideológica. 
     Su ambición no tiene nada que ver con la superioridad racial. Es un ejército invisible, implacable y despiadadamente efectivo.
     Su única agenda es una cosecha de la muerte. Solo se sacia después de convertir el mundo en un gran campo de muerte. Su capacidad para lograr su objetivo no está en duda. 
     Sin máquinas terrestres, anfibias y aéreas, tiene bases en casi todos los países del mundo. Su movimiento no se rige por ninguna convención o protocolo de guerra.
     En resumen, es una ley en sí misma. Es el coronavirus. También conocido como COVID-19
Afortunadamente, este ejército tiene una debilidad y puede ser derrotado. Solo requiere nuestra acción colectiva, disciplina y paciencia.
     El COVID-19 no puede sobrevivir al distanciamiento social y físico. Solo prospera cuando lo enfrentas. Le encanta ser confrontado.
     Capitula frente al distanciamiento social y físico colectivo. Se inclina ante una buena higiene personal. Es impotente cuando tomas tu destino en tus propias manos, manteniéndolas desinfectadas tan a menudo como sea posible.
     Este no es un momento para llorar por el pan y la mantequilla como niños mimados.               Obedezcamos y sigamos las instrucciones de las autoridades. Aplanemos la curva COVID-19.
Ejercitemos la paciencia. Seamos los guardianes de nuestros hermanos. En poco tiempo, recuperaremos nuestra libertad, nuestras empresas y nuestra socialización.
     En medio de la EMERGENCIA, practiquemos la urgencia del servicio y la urgencia del amor por los demás.
     Dios nos bendiga a todos.

Agradezco a mi querida y sabia amiga Cecy por una  sugerencia muy valiosa, capaz de salvar vidas.

La dama del departamento #6

Agradezco a mi querida Sylvia Martha esta excelente aportación

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Y así empieza la vida un día cualquiera, uno nace llorando por razones meramente fisiológicas pero no dudo que haya también implicaciones emocionales. Ha de ser tremendo llegar a esta vida sin haberlo tenido previsto. 

Poco a poco fui viendo que no estaba tan mal, tenía gente a mi alrededor que me amaba, a la cual le preocupaba mi bienestar, parecía entonces que esto era lo mejor que me podía haber pasado. 

Una vez iniciada la vida, no hubo forma de detenerla, el botón de encendido y de apagado eran los únicos que se encontraban en el panel y eran automatizados. En ocasiones había querido darle pausa, regresarlo en aquellos momentos tan felices que estaba viviendo; otras haber tenido el botón que adelantara aquellos  que no me eran gratos, pero no, una vez iniciado el filme de la vida era imposible de detener. Mi vida era irrepetible, a veces para bien, a veces para mal. 

Sigue rodándose mi película, gracias a Dios y a la vida, sigo buscando como mantener la acción sin monotonía, tratando de hacerla mas una comedia que una tragedia, con tintes de romanticismo. que espero no caigan en la cursilería, sin pretensiones de premio alguno, reconociendo que por si mismo el ser protagonista de mi vida es mi mejor recompensa.

El polaco prodigioso Marcin Patrzalek