domingo, 16 de septiembre de 2018

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

VIVIR MÉXICO
“La narrativa debe de ser provocación, seducción y violencia”. Propuesta del escritor Eduardo Antonio Parra, autor del libro: “Norte: Una Antología”, durante la sesión acerca de Narrativa del Norte, dentro de los trabajos del Diplomado de Literatura del siglo XX.  Él se refirió fundamentalmente a la literatura publicada en lo que va del presente siglo, por escritores del norte del país  que iniciaron publicando desde sus respectivos estados, y  han dado el salto para hacerlo con  reconocidas casas editoriales.
     No dejó de sorprenderme reparar en que –efectivamente—la literatura en boga está cargada de violencia.  Y como el mismo Parra mencionara, es lo que más se lee por ser lo que  prevalece en el ambiente.  Interpreté sus palabras como diciendo: Leer sobre la violencia pudiera ser una forma de tratar de entenderla.
     La invitación que hace el maestro a los narradores es muy simple: Generar literatura que ponga en entredicho el mundo de valores del lector.  Que le genere sacudidas a la moral, que lo saque de su zona de confort para llevarlo a repensar su realidad.
     En verdad que vivimos en una época en la cual  priva la violencia de  todos los tipos  y grados posibles.   Violencia contra la propia persona: Elevación en tasa de adicciones y  de suicidios, sobre todo en adolescentes.  Violencia en la pareja, ya de tipo físico o psicológico, que lleva a un aumento en el índice de divorcios en los dos primeros años de casados.  Violencia  ciudadana, para ejemplo los grupos de choque, los linchamientos y los ataques directos en contra de personajes y sus familiares, incluyendo niños pequeños.   La violencia se impone de manera ciega, de suerte que para cada uno de nosotros, llegar al final del día sin haber perecido, es de por sí todo un logro.
     Otro elemento que contribuye a hacer del nuestro un ambiente hostil: Nos hemos vuelto desconfiados,  recelamos de todo y de todos.  Actuamos partiendo del principio que señala  “Piensa mal y acertarás”, de modo que  vamos  generando  un ambiente agrio y tóxico en el que se vuelve poco grato convivir.   Las actividades del día a día llevan una dosis de hostilidad, como si esta fuera un sello propio de la época.
     A ratos volteamos a preguntarnos qué podemos hacer para cambiar el estado de cosas, y por lo general nos quedamos con la gran interrogante sin ser contestada.  No parece haber manera de poner una solución a la forma precipitada de actuar que priva en gran parte de las actividades humanas.  Habrá que decir entonces, que  nos toca mirarnos al espejo para entender que el único cambio está en esa persona que se mira reflejada.  En la medida en que comencemos a ver las cosas de otra manera, podrá darse el cambio que buscamos.
     Alguien utiliza maneras  poco amables hacia nosotros.  Tenemos dos opciones, manejar modos igual de poco amables o peores todavía,  o bien  romper ese círculo tomando las cosas con filosofía, entendiendo que de mí depende que ese  trato hostil me afecte o no.  Aún más, podemos corresponder a esa falta de gentileza con un gesto amable.  De seguro no va a tener impacto inmediato en la otra persona, pero sí acumulativo.  En la medida en que sea más numeroso el grupo de quienes corresponden a sus groserías con una actitud distinta, el hostil va a captar el mensaje. Recordemos que el río  alisa las piedras de tanto pasar con sus aguas  sobre ellas.
     Otra forma es hacer grupos de apoyo moral.  Rodearnos de personas que saben ser amables y alegres, y que encuentran cómo  destacar lo bueno de cada situación.  Esos núcleos de  amigos constituirán un maravilloso espacio a donde encontrarnos para reforzarnos y enriquecernos.
     Cierto, vivir en México no es fácil.  Necesitamos mantener las antenas en alerta para detectar cualquier elemento  dañino en potencia.  Además, de modo constante, habremos de realizar un ejercicio de análisis en cada situación, frente a distintos personajes; una forma de autodefensa que --en quienes hemos vivido toda una vida en este país--, se practica de forma automática, sin acaso percatarnos de ello.  Triste decirlo,  es una realidad de la que no podemos deshacernos de un solo golpe. Mas no  permitamos que la misma   nos impida disfrutar todo lo que da a nuestra patria su esencia tan particular.
     Quizá la violencia siga siendo materia prima para la narrativa, una forma de tratar de entender aquello que nos rodea. Cuidemos  que esta misma violencia no  intoxique los estados de ánimo, las relaciones interpersonales o la consecución de nuestros proyectos de vida.   Sea –pues--  como el chile, ese elemento que llevado con moderación exalta los sabores de nuestra cocina regional, pero cuidando de no caer en  el exceso que apaga con su fuego la sazón típica. ¡Y a vivir México!

PERSONALÍSIMO por María del Carmen Maqueo Garza

Estamos en el momento electoral cuando los votantes comienzan a descubrir que no todo lo que se dijo en campaña se podrá cumplir. Parte de lo que se dio por algo hecho comienza a ceder ante el rigor de la realidad

Lo anterior me da pie a reflexionar acerca de la palabra, o más bien, sobre  la decadencia de la palabra. De cómo la misma va perdiendo valor en el mercado de la comunicación.

“El hombre es su palabra”: Consigna que ha pasado a la historia junto con los grandes juristas del ayer. Hoy en día la palabra ha perdido seriedad, la utilizamos de forma vana. Con absoluta ligereza afirmamos que sí vamos a cumplir cosas que en realidad ni acaso consideramos. Habrá quien llame a esta falsedad “diplomacia”, yo lo considero falta de responsabilidad.

Empeñar la palabra debería de ser una cuestión de rancio honor. Sin embargo, en estos tiempos afirmar que se va a cumplir con algo es una frivolidad, es un salir del paso, un hablar por hablar.

La palabra de quien promete desempeñar un compromiso establecido, debería ser como la espada de Guadalupe Victoria. Habiéndola lanzado, habrá que ir en pos de ella con la vida misma, estar en los hechos a la altura de lo que lo que el  dicho propio ha señalado.

Nuestros tiempos parecen haberse quedado sin lugar para el honor y el cumplimiento. Prevalecen la promesa frívola y la falsedad.

Los sueños se construyen con palabras. ¿Qué pasa entonces si parte de estas son tramposas?

La comunicación tiende puentes a base de palabras. ¿Qué firmeza tendrán sus trabes, si una de cada dos palabras pronunciadas es mentira?

Corresponde, pues, ser cautos con los dichos: Los que se dan y los que se toman. Responsables en emitir y sensatos al escuchar las palabras, en un mundo que se puebla --cada vez más-- de ecos vacíos.





Charla con José Mujica desde España

Cuento breve de Julio Torri


FANTASÍAS MEXICANAS

…al moro Búcar y a aquel noble marqués de Mantua, teníalos de su linaje. Por el angosto Callejón de la Condesa, dos carrozas se han encontrado. Ninguna retrocede para que pase la otra.

-¡Paso al noble señor don Juan de Padilla y Guzmán, marqués de Santa Fe de Guardiola, oidor de la Real Audiencia de México!

-¡Paso a don Agustín de Echeverz y Subiza, marqués de la Villa de San Miguel de Aguayo, cuyos antepasados guerrearon por su majestad cesárea en Hungría, Transilvania y Perpiñán!

-¡Por bisabuelo me lo hube a don Manuel Ponce de León, el que sacó de la leonera el guante de doña Ana!

-¡Mi tatarabuelo Garcilaso de la Vega rescató el Ave María del moro que la llevaba atada a la cola de su bridón!

Tres días con sus noches se suceden y aún están allí los linajudos magnates, sin que ninguno ceda el paso al otro. Al cabo de estos tres días -y para que no sufriera mancilla ninguno de ambos linajes- mandó el virrey que retrocedieran las carrozas al mismo tiempo, y la una volviEse hacia San Andrés y la otra fuese por la calle del Puente de San Francisco.

Elaboración de una bandera monumental

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


No me quieras entender del todo, si yo misma no alcanzo a entenderme muchas veces. No intentes saber como es que pienso, como es que siento, solo compréndeme, y en comprenderme te estoy pidiendo tan solo que confíes, que me des la oportunidad de equivocarme sin juzgarme rígidamente, sin condenarme.

Si bien me aconsejas y tu consejo no sigo, no dudes jamás que lo tome en cuenta, no soy testaruda, ni malagradecida, solo que a veces me gusta insistir en lo que pienso. Los consejos, amiga (o) mía (o) a veces aun solicitados solo son para saber qué hubieras hecho, y no necesariamente para decidir correr riesgos ajenos, pero quedan grabados en mí para una segunda oportunidad, si es que la hubiera.

Ríe conmigo, cuando venga la oportunidad de hacerlo, y cuando llore, sé consuelo, no sé si te pido demasiado pero quiero ser contagio de alegría, y nunca de tristeza. Está en ti a veces la palabra, la caricia, la mirada que encauza mi dolor hacia otros rumbos, si acaso no queda más que llorar juntos, porque te duele lo que a mí y no pudieras evitarlo, hazme sentir tu afecto, y convierte tu compañía en la mejor aliada contra el sufrimiento.

Sé como eres, sin intentar agradarme, auténtica (o), sin maquillaje que disfrace tu alma, así tal cual, con nuestras diferencias, habremos de encontrar siempre la sintonía que mantenga unidas nuestras vidas.

Cuando sientas que estoy equivocada, no me abandones, coloca en mi camino las flechas que redirijan el sendero, sin gritos, sin enojos, como siempre, buscando ser guía, y no verdugo.

Sé amiga(o) para mi, como hasta ahora, como desde siempre y espero por siempre, un aliado amoroso, un vigía.

Popurri de danzas folclóricas mexicanas

Desde la ex-Unión Soviética el ballet de Igor Moiseyev.
Muchas gracias a mi querida Virginia por su atinada sugerencia muy propia de  la ocasión.