domingo, 25 de mayo de 2025

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 POR UNA CONSTRUCCIÓN DE PAZ

Acabo de terminar un curso por demás interesante acerca de aproximaciones para la construcción de paz. Lo hallé altamente esclarecedor; puso en contexto ideas y políticas que sabemos que existen, pero que, cuando menos en mi caso, no había analizado desde sus orígenes, modos de acción y resultados esperados. Por un momento me remitió al lema del movimiento hippie: “Amor y paz”, entendido desde su connotación más amplia.

Me topé con un concepto que deseo comentar aquí: “Crematística”, término aristotélico utilizado para definir el arte de adquirir riqueza y acumular dinero, independientemente de su uso o valor para la cobertura de necesidades básicas.  A diferencia de la utilidad práctica de la economía, la crematística se enfoca a la acción de acumular obsesivamente, sin un fin particular y sin tomar en cuenta el entorno.  Pese a su antigüedad, me parece un término más que vigente en nuestros tiempos, y que se asocia a lastres sociales como la corrupción y la impunidad que tanto castigan a nuestras sociedades.

Dentro de las políticas de procuración de paz se habla de proveer a nuestras fuerzas de seguridad de un salario digno que las valide frente a la sociedad y que permita a sus elementos desempeñarse apegados a la ética.  Esto es, la distribución inteligente y amorosa de recursos, facilitará la construcción de una sociedad con los valores que tanta falta nos hacen.

Dentro de los mitos de nuestro imaginario colectivo, hablar de amor como ingrediente de las políticas públicas resulta poco habitual, además de que se presta a malinterpretaciones.  Buscar políticos que amen a sus votantes y los traten de la mejor manera, lejos de ser un absurdo es una necesidad muy urgente entre todos nosotros.  Precisamente el capitalismo neoliberal nos ha llevado a una epidemia de soledad en la cual todos nos sentimos aislados, invisibles, que no somos tomados en cuenta por otros.  Lo que tenemos más a la mano para huir de esa soledad existencial, son las pantallas digitales, que se han convertido en una especie de apéndice de nuestra propia persona. Es así como nos hallamos constantemente expuestos a ideas lanzadas en forma intermitente a través de las redes sociales. Nos compelen a comprar para ser; a alinearnos en el sentido en que las figuras del momento llamen a hacerlo.  Por esta razón es que autores como la inglesa Noreena Hertz, en su libro “El siglo de la soledad”, o la propia Hannah Arendt en “Los orígenes del totalitarismo”, consideran que somos proclives a engancharnos con populismos de derecha, que se dirigen al corazón más que a la razón.

El vacío existencial que amenaza con engullirnos tiene su raíz en la creencia de que lo que somos, lo que podemos o no lograr, proviene del exterior.  Se nos ha olvidado procurar la soledad productiva que lleva a espacios de mí-conmigo para conocerme, descubrir mis virtudes, reconocer mis limitaciones y definir mi proyecto de vida único, que no tiene por qué parecerse a ningún otro.  Solemos manejarnos, la mayoría de las veces de modo inconsciente, esperando ver qué nos cae desde afuera para construirnos, o qué debemos evitar del exterior para no ser dañados.  Subestimamos la enorme capacidad que hay dentro de nosotros mismos, que, a final de cuentas, debe de ser la que lleve el timón de mando de nuestra existencia.

En ese esperar lo que venga del exterior es donde tiene sentada su enorme fortaleza el consumismo. Nos ofrece productos, actualizaciones y demás susurrándonos frases atractivas: “Para que triunfes, para que te quieran, para que destaques.” Y en nuestra candidez como internautas y tomados por el factor sorpresa, convertimos en gran prioridad la adquisición de mercancía y de marcas, apelando a nuestra necesidad de pertenencia.  Conforme se actualizan los inventarios del mercado y salen nuevos productos, ese vacío interior se vuelve a percibir como algo inminente por llenar.

“Crematística”: Una gran palabra que habrá que volver a incluir en nuestros diccionarios, puesto que está cien por ciento vigente en las interacciones sociales y económicas que llevamos a cabo.  Un término para recordar cuando nos sentimos compelidos a comprar por comprar; por exhibir; por asemejarnos a los modelos que nos vende el comercio en la esfera exterior.   Detenernos por un momento y preguntarnos de qué modo ese nuevo producto contribuirá a hacer de nosotros mejores seres humanos, compasivos, sensibles o solidarios, hacia la creación de un mundo más digno y feliz.   Razonar si adquirir ese producto nos va a provocar una descarga momentánea de dopamina que pronto se agota, o si en verdad va a contribuir a regalarnos una vida profundamente auténtica, plena y gratificante, que sane ese vacío existencial que tanto nos amenaza.

CARTÓN de LUY


 

Aria de El Barbero de Sevilla de Rossini

REFLEXIÓN SOBRE UN AMOR INCONDICIONAL



Los perros mueren. Pero antes de hacerlo, viven.

Viven vidas valientes y hermosas. Protegen a sus familias con una lealtad inquebrantable. Nos aman con una ferocidad que no conoce límites. Llenan nuestros días de alegría, nuestros hogares de calidez y nuestros corazones de luz.

Los perros no pierden tiempo preocupándose por el mañana. Viven plenamente el momento, persiguiendo pelotas, durmiendo en rayos de sol y moviendo la cola al simple sonido de nuestras voces. Nos enseñan a amar sin condiciones y a encontrar la felicidad en las pequeñas cosas.

Así que sí, los perros mueren. Pero antes de hacerlo, nos dan todo lo que tienen. Y por eso su amor permanece con nosotros mucho después de que se han ido.

Brindemos por los perros que viven valientemente, aman profundamente y dejan huellas de patas en nuestros corazones para siempre.

Tomado de la red.




Vivir una vida plena y significativa - Marian Rojas Estapé

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Y así es como la vida nos va llevando, o vamos llevando la vida.

Muchas veces tan preocupados por un futuro que no llega, otras añorando o maldiciendo un pasado, ignoramos el presente.

Le damos más valor a veces a lo ya vivido, o a lo que suponemos será lo que vivamos, desdeñamos el hoy, lo dejamos pasar de largo, invertimos el tiempo en sufrir o gozar de lo que no nos está aconteciendo en ese momento. Dejamos cada vez más la realidad, para abstraernos en la virtualidad, para ser testigos de vidas ajenas, olvidando nuestras propias vidas, o haciendo uso de ellas como escaparate para otros.

Nos dedicamos poco tiempo a ver en el interior, a escanear nuestra alma. a tomarle una selfie a nuestra consciencia, a recrearnos con nuestros pensamientos, nuestras dudas, sin googlear en nuestro yo interno para ser capaces de encontrar nuestra descripción, nuestra ubicación, y maravillarnos con aquello de lo que somos capaces, para enfrentar nuestras debilidades y reforzarlas, para encontrarnos con nosotros mismos, para construir en nuestras propias mentes y corazones el mejor refugio, digno de ser compartido, sin mediar para ello ningún artefacto. Recurrir a esa antigua forma del lenguaje hablado, personal, íntimo, a buscar en el contacto humano y real la retroalimentación que nos permita subsanar deficiencias.

El manejo de nuestras emociones, la empatía para reconocer las ajenas, la habilidad para no enredarse en las negativas y para hacer de las positivas un andamio que conduzca a la felicidad, entendiendo por ella el bienestar, la paz que inunda el espíritu y que nos invita ser compartidos, porque la auténtica felicidad es la que se vive sin egoísmos.

Cualquier meta en la vida será vana, si no damos prioridad a fortalecer nuestro espíritu, a mantener saneado no tan solo el cuerpo, a fortalecer nuestra voluntad, para alcanzar la suficiencia, que nos permita congraciarnos con la vida, que nos haga sensibles a las necesidades de los demás, resilientes ante la adversidad, tolerantes y humildes para aceptar que somos falibles, teniendo la habilidad de reconocer en las críticas, las constructivas y sumarlas al aprendizaje continuo que es la vida.

La vida es una hermosa sinfonía, requiere sintonizar neocórtex con sistema límbico, traducido como emociones y pensamiento, armonía total entre corazón y cerebro para crear la mejor melodía.

México en 4K - Joyas ocultas e increíbles escenarios

 
Para perderse entre estas vistas hermosas y, además, descubrir al colado.