domingo, 26 de noviembre de 2017

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

EL CORAZÓN DE PIEDRA VERDE
Salvador de Madariaga fue un notable historiador, escritor, poeta y diplomático español.  Dentro de su vasta obra literaria dedicó una novela a la Conquista de México, misma que se intitula “El corazón de piedra verde”.  Me permití tomar prestado su título para mi columna semanal en la que busco hablar de México, del corazón de su gente y del precioso jade que dentro de la Arqueología mexicana simboliza la vida.
     Ahora son Baja California sur, el estado de México y Colima; antes han sido o siguen siendo otras entidades federativas las golpeadas por la violencia ligada al crimen organizado.  El artero asesinato de Silvestre De la Toba --ombudsman en BCS—y de su hijo ocurrido hace una semana manda un poderoso mensaje: “No hay institución que pueda someternos”.  Se cumple así la intención del mensaje de desmoralizar a todo aquel que busque hacer valer los Derechos Humanos, lo que nos lleva a temer qué más seguirá.  El gobernador de dicha entidad luce pasmado y silencioso, y ¡vaya! no es para menos la situación que están viviendo.
     Una vez más, como ya ha venido sucediendo en anteriores momentos de crisis necesitamos detenernos, analizar y entender que el origen de un problema de este tamaño, al igual que su  solución, no dependen de forma exclusiva del gobernante en turno.  La descomposición social que estamos padeciendo ha sido un problema de muchos –o más bien de todos—durante largo tiempo, y sería absurdo esperar que exista un modo de resolverlo en quince minutos, como dijera en su momento Vicente Fox con relación al EZLN.  La forma segura  de solucionarlo es a largo plazo, difícil pero en realidad es la única que funciona: Se llama educación.
     La educación, necesitamos visualizarla con todo lo que conlleva.  No se trata de que el niño aprenda a multiplicar cifras de cuatro dígitos,   que enumere de corrido los 135 ríos de  México o que identifique todos los organelos de la célula animal.  Claro que es importante el conocimiento, pues entre más conoce una persona más avanza por el camino que le llevará a apreciar y amar aquello que conoce. Pero para lo que nos ocupa,  la educación va mucho más allá, al fomento de  valores.
     El concepto de “educación” se refiere a desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño y del joven, esto es, educar la inteligencia y la voluntad. Para que el proceso educativo sea exitoso necesita partir de modelos sólidos para las actitudes que pretendemos que el niño o el joven asimilen.  Si yo como maestro no soy congruente entre lo que digo y lo que hago, el mensaje no cumple con su función de moldear la conducta del alumno, y el proceso educativo no se da.
     Un caso que no por cotidiano pierde fuerza es el siguiente: Existe un reglamento vial que señala que si el semáforo está en rojo yo debo esperar, y si está en verde me toca avanzar.  No puedo enseñar al alumno esa regla si yo no la acato primero.  Cuando me paso el semáforo en rojo porque “al cabo que no hay carros que estén cruzando frente a mí”, estoy anulando la regla.  El mensaje para el joven es entonces: “La ley no tiene valor absoluto sino relativo y condicional.”
     Si yo me paso los semáforos en rojo, u ocupo los cajones para discapacitados cuando no me corresponde, ¿con qué autoridad moral puedo exigir al hijo que cumpla sus obligaciones? ¿O  le estoy enseñando que el respeto a los demás es variable?... Un país de Primer Mundo lo que hace de entrada es poner orden en  casa.  Si dice “alto” no pasas, si dice “siga” pasas. No a criterio personal, no dependiendo de las circunstancias, una regla siempre se obedece.
     Un país está compuesto por individuos agrupados en familias.  Para que funcione el proceso educativo que va a sacar a México de estos graves problemas, debe iniciar  dentro de cada hogar mediante  reglas sensatas, universales y claras, con sanciones también claras y firmes, que se aplican con amor. El niño necesita saberse aceptado y querido, necesita asimilar que se le corrige por amor, porque queremos que llegue a ser un ciudadano satisfecho, productivo y feliz. 
     Antes de sacarle tarjeta roja necesitamos demostrarle de manera tácita que lo amamos; no podemos partir del supuesto de que “ya lo sabe”, así no funciona.  Tampoco funciona si tenemos la nariz metida en la TV o en el celular todo el día, y cada vez que el niño nos aborda ponemos cara de fastidio.
     Los primeros que tenemos que educarnos somos nosotros, desechar malos hábitos, ser congruentes, conscientes, proactivos, generosos y compartidos. 
     Un gran cambio requiere mucho trabajo: Todos –sin excepción-- tenemos tarea para rato.  El corazón de piedra verde que tanto sorprendió al escritor: La vida de México que surge plena y fecunda  desde sus raíces, dispuesta a conquistar al mundo.

ANTIPOESÍA por María del Carmen Maqueo Garza


Tus urgentes Alertas Amber,
la desesperación plasmada en esas mantas
con letreros de  “Ayuda”,
se impactan de frente
contra la losa
de la burocracia. Tu dolor de madre
va a estrellarse contra la indiferencia
del sistema.

La insensibilidad mueve sus piezas
decreta  “jaque mate”
desde el primer enroque.
Tu dolor de madre; tu angustia
de mujer; tu rabia ciudadana,
todo anula  la hidra poderosa.

“Con dinero baila el perro”,
lo sabes y lo sufres.
Más allá, nada cuenta.

El polvo del olvido
va cubriendo a  tu niña.
Será mañana el mismo polvo
que  cubra tus memorias
de madre, el dolor
en la entraña profunda
que no habrá de caducar 
con el tiempo.

Pablo Neruda: Poema No. 20

REFLEXIÓN de Ramón Sánchez Mata



¡PONME LA CADENITA!

En algún hogar del mundo, esa mañana como todos los días se escuchaban los gritos alterados de un hombre regañando a su hijo:
-Levántate pronto, lávate la cara, los dientes, péinate, ponte la camisa, pero apúrate, tienes que ir a clases, sabes que...ya no hay tiempo para que desayunes;en el camino tomarás tu jugo, pero no lo vayas a tirar...¿Qué te dije, tonto? Ya te manchaste la camisa, me tienes harto, nunca aprendiste a hacer bien las cosas.

El chiquillo guardaba silencio, sabía que le podía ir peor, estaba tan atemorizado que ni siquiera podía decirle "papá".  En la escuela, constantemente era reprendido por su maestra porque se distraía siempre pensando por qué no podía ser feliz como los demás niños.

Esa tarde al regresar a casa, sin saber por qué, se atrevió a romper el silencio y dijo: 

-Hoy me preguntó la maestra en qué trabajas y no supe qué responder.

-Yo entreno perros- dijo el hombre.

-¿Y para qué los entrenas?- dijo el niño.

Los enseño a ser obedientes, a sentarse, a echarse, a quedarse quietos, a brincar obstáculos, a no hacer destrozos, cuidar la casa, cuidar y proteger a los niños; los entreno para trabajar en la policía, en los bomberos; los entreno para rescatar personas, para salvar vidas localizando explosivos y muchas cosas más.......¡Ah! también los entreno para ayudar a caminar a las personas ciegas.

Con mucho interés seguía preguntando: ¿Y les pagan a los perros por hacer todo eso?

-Claro que no- dijo él.  A cambio reciben mucho amor, atención y cuidados de parte de sus dueños o de quienes trabajan con ellos.

-¿Y cómo logras entrenarlos?

-Es muy sencillo- dijo.  -Solamente les pongo una cadenita, los llevo a pasear, camino y platico con ellos y poco a poco les voy enseñando. Cuando no hacen bien los ejercicios los corrijo firmemente, pero sin lastimarlos, después los acaricio para que sientan que no estoy enojado con ellos. ¡Pero se necesita mucha paciencia!

El pequeño muy emocionado quería salir corriendo y platicarle a sus amiguitos lo que acababa de escuchar, pero de pronto... con ese gesto infantil, característico y natural que hacen los niños cuando sienten que van a brotar sus lágrimas, levantó su carita inocente y dijo: 

-¡Pónme la cadenita! Yo también quiero salir a pasear y platicar contigo, quiero aprender muchas cosas de ti, quiero que me corrijas si lo hago mal y después me acaricies para sentir que no estás enojado conmigo. 
A cambio yo seré un niño obediente, no te haré enojar más, no haré destrozos, cuidaré la casa, aprenderé a cuidar las personas, a salvar vidas.........

¡Ah! y si un día tú quedaras ciego, yo te ayudaré a caminar.  ¡Por favor ponme la cadenita, sólo tenme paciencia!

El hombre aquel, estalló en un sollozo profundo que le desgarró el pecho y al abrazar a su hijo, sintió que de su corazón salía una cadenita que rápidamente se enlazaba con el corazón de su hijo; era una cadenita con muchos eslabones de amor, de calor humano, de comprensión y mucha paciencia!

El niño sonrió, se acurrucó en su pecho y dijo:

¡Gracias, Papá!

Agradezco a Grace su valiosa sugerencia.



Gigi baila flamenco

Una pequeña niña brasileña, aquí de 2 años,  cautivada por el baile flamenco, usa los zapatos de su mamá para darnos una muestra de su arte, antes de prepararse para la siesta.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


A quien corresponda:

¿A quién corresponde en esta vida darle sentido a nuestra existencia?
¿A quién podemos solicitarle nos aliente a seguir cuando las fuerzas nos abandonan y nos impiden continuar?
A veces decidimos hacer a otro responsable de nuestra vida, adjudicarle todo el poder sobre nosotros y hacerle sentir que depende de él nuestro destino, como si con esto le confiriésemos un derecho, cuando por el contrario, le estamos asignando una obligación en nombre del amor que le tenemos.
Amar sin embargo no significa que seamos propiedad de nadie, ni tampoco responsables del ser amado.

Somos responsables de respetar, de ser fieles, honestos, de comprometernos en esta relación, cualquiera que esta sea, porque amar es vínculo que obliga a compromiso, pero manteniendo la suficiente libertad para no permitir la dependencia enfermiza que desvirtúa el sentimiento más noble que existe sobre la tierra.
quien corresponda, es misiva que lleva el mismo remitente que destinatario, cuando de hacerse cargo de nuestra vida se trate.

Al frente de nuestra vida; nuestra fe, nuestras agallas, nuestra voluntad.

A un lado y como apoyo que nos aligera la carga, aquellos que nos aman, con un amor genuino y responsable.

Liberemos al ser amado de la responsabilidad absoluta de nuestra vida, sin dejar de agradecer infinitamente a aquel que al amarnos es analgesia, es esperanza, incentivo de lucha, amor que sostiene, pero al que nunca le corresponde estar al frente de nuestra vida.

"Papel de lija": Miniatura orquestal de Leroy Anderson

Del mismo autor de "La máquina de escribir", llega ahora "Papel de lija"