domingo, 9 de marzo de 2025

Susie el pequeño coupé azul (Walt Disney 1952)

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 GÉNERO AUTOBIOGRÁFICO Y EMPATÍA

“Lo que no tiene nombre”, novela autobiográfica de la colombiana Piedad Bonnett, publicada en el 2013. A través de sus páginas la escritora habla desde la distancia emocional acerca del suicidio de su hijo Daniel, un joven artista radicado en la ciudad de Nueva York.

Con toda seguridad el dolor más hondo para un padre o una madre es la muerte de uno de sus hijos; máxime, como sucede en este caso, siendo una terminación voluntaria de la propia existencia, lo que, sin lugar a duda, pone a temblar todos los principios éticos que  ellos consideran haber inculcado a su hijo.

Piedad Bonnett se zafa de lamentos autocompasivos para instalarse físicamente en el lugar de los hechos, tratando de entender los motivos que llevaron a su hijo a la fatal decisión.  A través de chispazos de analepsis revisa el pasado familiar, la historia médica del hijo y los últimos momentos que él vivió, para tratar de hallar un sentido lógico a los acontecimientos.

Escribir en primera persona acerca de lo propio no es fácil.  Revelar nuestro yo íntimo a un lector que no conocemos, cuidando de no caer en sentimentalismos, no es tarea sencilla de ninguna manera.  La colombiana lo logra con especial acierto, mediante una emoción permanentemente contenida que nos sumerge a los lectores en un mundo en un principio ajeno, que llega a convertirse en un espacio familiar en el cual acompañamos a los personajes descritos en sus luchas por hallar un significado a todo lo que les rodea, y en especial, a lo que sucede en su interior.

Continuando con el tema de la semana anterior, escribir acerca de lo que nos sucede cumple dos funciones fundamentales: Una catártica que permite sacar de nuestro interior la angustia que estamos sintiendo en el trance, y otra didáctica, a través de la cual buscamos proporcionar al lector una advertencia para prevenirlo sobre pasar lo que estamos pasando, mediante un ejercicio documental de lo que nos sucede y cómo fue que llegamos a ello, así como los pasos necesarios para salir adelante ahora que lo padecemos.

La lectura nos conecta con universos ajenos al propio, tanto en tiempo como en espacio.  Al leer somos capaces de penetrar en la vida de personajes que, de otro modo, jamás habríamos conocido.  Y, en la medida en que un libro esté bien escrito, nos permite empatizar con los protagonistas, su viaje personal, los sueños que albergan y las dificultades que habrán de enfrentar a lo largo del camino.   Al volver al mundo real en el que vivimos el día a día, seremos capaces de aceptar de mejor manera a esos compañeros de ruta que son muy distintos a nosotros.

Cualquier conflicto que enfrentemos en la vida diaria puede ser plasmado en el papel como eje central de una obra literaria, sea autobiográfica o ficcional.  Para ejemplo de este último subgénero tenemos las incontables obras de los novelistas europeos del siglo diecinueve y veinte, como es el caso de Tolstoi, Balzac o Kafka, por citar algunos, que llevan al papel las problemáticas sociales de su época, pero siempre con un fondo autobiográfico que queda en evidencia luego de que conocemos parte de su obra.  Los autores modernos de género autobiográfico son muchos.  Tenemos a Joan Didion, Annie Ernaux o el peruano Julio Ramón Ribeyro, o los colombianos Tomás González o la ya citada Piedad Bonnett, ejemplo de narrativas íntimas crudas, que no se contienen a la hora de revelar sus propios sentimientos frente a hechos que han impactado su existencia de manera notable.

Leer obras de género autobiográfico nos permite descubrir que aquello que considerábamos solo nuestro resulta, muchas de las veces, una situación compartida con otros de cuya descripción a través de la literatura podemos abarcar mejor lo propio, dilucidarlo y emprender acciones encaminadas a sacarlo adelante.

Como un buen café, un buen libro es un elemento enriquecedor en nuestra vida.  Hay obras para cada momento, o las hay de cabecera, aquellas que en cualquier circunstancia son capaces de acompañarnos y aconsejarnos de la mejor manera.  

Philippe Lejeune, un estudioso del género de literatura íntima habla de lo que es un pacto autobiográfico, a través del cual el autor se obliga consigo mismo a narrar lo propio en retrospectiva, desde la memoria, al margen de juicios morales o de loas a la propia persona.  Se obliga a presentar su condición humana sin ambages, de modo de conectar con el lector a través de un vínculo emocional nacido desde lo profundo de su ser.

Una vez más queda en evidencia la enorme riqueza que la literatura es capaz de proporcionarnos.  En este caso, la recomendación es procurar lecturas autobiográficas que nos conecten con las luchas de otros seres humanos, tan generosos como para compartir.


CARTÓN de LUY



Coro infantil de la escuela coral Glinka de San Petesburgo

REFLEXIÓN DE TEMPORADA



Si tuviera que darte un consejo, te diría que nunca dejes de ser tú, que te valores y que te quieras, que te quieras mucho, porque cuando uno se quiere, se es más feliz.

Si tuviera que darte un consejo, te diría que trates con dulzura a los niños y con respeto a los ancianos, que no te calles, que el amor te cautive y que la maldad nunca te deje indiferente.

Si tuviera que darte un consejo, te diría que seas valiente y que persigas tus sueños, sin importarte lo que digan los demás, que te alejes de la gente envidiosa, de los que no te valoran y te acerques a la gente que es feliz, a los que de verdad te quieren, porque la felicidad es contagiosa.

Si tuviera que darte una recomendación última, te diría que nunca pierdas el tiempo, porque la vida es un rato y un rato es muy poco.

Cómo cambiar y adquirir un hábito: Mario Alonso Puig

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Día de la mujer, día no de festejarnos tan solo por serlo, porque finalmente no lo elegimos, día de reconocer la lucha de aquellas que nos han antecedido y han allanado el camino, camino que ahora tenemos más conciencia de cómo recorrerlo sorteando las injusticias, luchando por nuestros derechos que ahora tenemos claro son los mismos que el hombre, reconociendo la fortaleza y virtudes que poseemos, que la dignidad no tiene género, que merecemos ser respetadas y evaluadas por nuestros actos, aptitudes y desempeño en cualquier ámbito en que nos desarrollemos, sin discriminaciones, sin menoscabo alguno de nuestro valor, dejando de una vez por todas la concepción de considerarnos el sexo débil.

Débiles los argumentos para sostener esta idea que nos estigmatizó por tantos años y de la que fuimos víctimas para aceptar el papel que se nos impuso, sin tener más remedio que aceptarlo.

Hoy no es día para recibir felicitaciones es día de hacer conciencia, de reconocimientos a nuestras líderes de antaño, a nuestras abuelas, a nuestras madres, madres que como la mía tuvo que optar por dedicarse a ser ama de casa y renunciar a su labor como maestra, pero que nos impulsó a sus hijos e hijas sin hacer diferencia alguna a lograr ser independientes y a no cifrar en las mujeres tan solo la concepción de llegar a un matrimonio, siempre infundiéndonos el ideal de tener una profesión, un oficio, y que nuestras elecciones no fueran llevadas por la intención de una dependencia económica, Gracias madre, de ideas vanguardistas, por ofrecernos un hogar con igualdad de derechos y obligaciones entre hombres y mujeres.

Cada una de nosotras las mujeres, tenemos nuestra historia, nuestras batallas, nuestras derrotas y triunfos. Hoy celebro a aquéllas que no pierden la por las primeras y que no se ensoberbecen por sus conquistas, por aquellas que no cejan en su continua lucha por alcanzar sus metas, por proteger su identidad, su integridad, la de aquellos que dependen de ella, sin perder de vista que no están solas, y que la unión entre nosotras es indispensable para alcanzar de una vez por todas, para las generaciones actuales y las futuras, un mundo donde avancemos hombro a hombro con el hombre.

Un día como hoy, hace 117 años una tragedia donde mueren decenas de mujeres costureras que exigían justicia laboral perdieron la vida, como ellas muchas mujeres más en todo el mundo han luchado y siguen haciéndolo por alcanzar esa equidad de género que ahora ya no está tan distante como entonces. Unamos conciencias y corazones, mujeres y hombres, que queden atrás los estigmas machistas que son denostación e insulto.

Hoy es día de reconocimiento, agradecimiento a esas mujeres de ayer, de hoy, que enarbolan la dignidad femenina desde su trinchera, cualquiera que esta sea.