domingo, 26 de febrero de 2017

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

MERECIMIENTOS 
Nuestro México ha alcanzado un momento histórico en el que la capacidad de asombro se halla totalmente rebasada para los temas que tienen que ver con malos manejos, corrupción e impunidad, triste decirlo pero así es. En este escenario se presentan los escándalos en torno al gobierno de Javier Duarte y poco o nada nos mueve mientras leemos noticias que en otro país generarían un escándalo de dimensiones mayores, 50 mil millones de pesos nos parecen a los mexicanos poca cosa, una raya más al tigre.
   Ahora que se ha decomisado una bodega repleta de objetos de valor, personales e infinidad de artículos correspondientes a programas de solidaridad no ejercidos, que incluyen despensas y sillas de ruedas, se agrega un elemento más a la increíble historia de un gobernador y su esposa. Dentro de todo lo incautado lo que más me impresionó fue la libreta (claro, no cualquier libreta Polito, sino una fina) en la cual supuestamente Karime Macías, ex primera dama de Veracruz escribió de manera interminable el mantra “sí merezco la abundancia”. En mi imaginario personal significó como si emergiera un iceberg para explicar muchas cuestiones hasta ahora inexplicables que se dan en una sociedad como la nuestra.
   Hace 100 años las cosas tenían un orden, dentro de la casa, dentro de la iglesia, en el propio sistema de gobierno; con sus excepciones existía una forma lógica de pensamiento, de modo que del punto A se pasaba al punto B, todos lo sabían y actuaban en consecuencia. Vinieron las dos grandes guerras a romper el orden mundial, y a raíz de las mismas comenzaron a surgir variaciones en la forma de pensar y de sentir, que fueron más evidentes a partir de los años sesentas, con las guerras de Corea y de Viet Nam. El movimiento hippie detonó una particular expresión de libertad de pensamiento, ese asumir que es válido romper el orden establecido. Y así surgieron los grandes pensadores de la época, escritores que se atreven a decir cosas que antes no podrían haberse dicho, lo que a su vez concede licencia de pensamiento al propio lector. En los setentas comenzaron a llegar al continente americano corrientes filosóficas de oriente que en buena medida, a través de los siguientes cuarenta años adquieren carta de naturalización en la cultura occidental. Religiones tibetanas o de la India generan fenómenos culturales de apropiación que dan pie a corrientes filosóficas y religiosas de lo esotérico o mágico a lo ortodoxo.
   Es así como tenemos a una primera dama veracruzana escribiendo para ella misma que le da flojera atender programas sociales inherentes a su cargo, tal vez como una catarsis íntima, lo que es válido cuando nos vemos obligados a cumplir con algo que no nos satisface, pero que además mezcla la filosofía hindú repitiendo mantras con miras a lograr un enriquecimiento exorbitante e ilícito mediante el saqueo a las arcas de la nación. Para mí es un ejemplo de cómo la libertad de pensamiento y de creencias nos lleva a generar incongruencias de ese tamaño, a esperar merecimientos por los cuales no estamos trabajando por el camino adecuado para lograr, como una canica rodando dentro de una gran vasija, errática y ruidosa.
   Tenemos los políticos corruptos que en el fondo de ellos mismos sienten que “se merecen” la riqueza mal habida, o que “no merecen” recibir castigo alguno por sus actos ilícitos.
   Surgen aquellas personas que actúan dañando a terceros, pero que esperan recibir buenos tratos, porque se creen merecedores de los mismos.
   Hay personas que no le fallan a la misa los domingos sintiendo que ya con ello, independientemente de su modo de proceder, se han hecho merecedoras del cielo.
   Existen líderes que creen merecer todo por derecho propio y hay quienes forman una gavilla en torno suyo en la búsqueda de merecer favores de su líder.
   Estar frente a la mayor libertad para decidir qué somos y a dónde vamos implica la madurez de saber qué hacer, un trabajo mental para ubicarse y no terminar en la enajenación; ser capaces de establecer límites para nuestra propia conducta y no levitar suponiendo que el cargo que ocupamos nos convierte en dioses “de facto”.
    Quizá hace cien años cuando las estructuras sociales eran rígidas, había más orden, aunque claro, muchísimos sueños jamás se cumplían, o tal vez ni siquiera eran soñados, pues albergarlos era atentar contra lo establecido, y los que llegaban a soñar sin tener permiso para hacerlo, eran considerados los tránsfugas del sistema.
    Quienes ocupan un cargo asumen un riesgo inédito de enfermedad mental frente al verbo “merecer”, si sienten que su forma de proceder, así sea descabellada, es la correcta, inspirada por un poder superior y arropada por una legión de ángeles de bolsillo a su entero servicio, como dioses.

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza


Debe haber un cielo para el cual no importe que seas pobre,
ni de qué color sea tu piel,
un cielo al cual el simple deseo
por una vida mejor para ti y los tuyos
sea el pasaporte de entrada.

Un mundo en el cual la justicia social y la democracia
caminen de la mano.
Por aquí no lo veo más que en chispazos
momentáneos
que la ignorancia y la soberbia asfixian.

Tal vez pueda hallarlo
 del otro lado de la muerte.

Un pandita decidido

Gracias, Pimientola por tu divertida sugerencia.

Poema de Baltasar del Alcázar

Baltasar del Alcázar. (Sevilla, 1530-Ronda, 1606) Poeta perteneciente al Siglo de Oro Español. Sirvió a don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, y a los duques de Alcalá. Fue administrador de los condes de Gelves. Autor de poesía de diverso corte, dentro de la cual escribió poemas burlescos y satíricos, algunos de ellos gastronómicos, como el que va continuación.

Tres cosas me tienen preso
de amores el corazón:
La bella Inés, el jamón
y berenjenas con queso.

Esta Inés, amantes, es
quien tuvo en mí tal poder
que me hizo aborrecer
todo lo que no era Inés.

Trájome un año sin seso,
hasta que en una ocasión
me dio a merendar jamón
y berenjenas con queso.

En gusto, medida y peso
no les hallo distinción,
ya quiero Inés, ya jamón,
ya berenjenas con queso.

Agradezco a Héctor su gentileza en sugerir y facilitar este simpático texto.


Castellano pronunciado por no hispanoparlantes

¡La lengua castellana tiene lo suyo! Si no lo crees, mira este video:

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


A pesar de que constantemente se nos habla de la importancia del ser y no del tener, los seres humanos no logramos abstraernos de la idea de poseer bienes materiales, de estar más pendiente del dólar que de Dios, de mortificarnos más por el alza de la bolsa, aunque no tengamos medio quinto en inversiones, que de la pérdida de los valores morales y el allanamiento de la banalidad en nuestras vidas.

Cada vez hay más gimnasios para desarrollar un físico, no en aras de salud, sino de estética, cada vez estamos más preocupados por las dietas que por la lectura y no precisamente con fines de mejorar nuestro metabolismo. Nos afanamos tanto en nuestra apariencia física que llegamos a cifrar en ella toda anhelo, vernos y vestirnos bien,ser dignos de admiración, y ¿por qué no?, de envidia,también nos llena de orgullo.

Dejamos para después, a veces para nunca el alma, la desatendemos, se nos extravía y ni cuenta nos damos, estamos muy ocupados en que el envase, que es el que está a la vista sea vistoso, quizá conformes con ser elemento decorativo y nada más.

Hay que fortalecer el alma hay que ejercitar los valores, nutrir al espíritu. Hay que mirar hacia dentro y saber que el amor, la voluntad, la fe, son nuestro mayor atributo,

Para cuando aprendemos esto, y realmente le damos su justo valor, ya nos queda poco tiempo para poderlo vivir con plenitud, Quizá es ley de la vida, quizá son malas estrategias en la formación desde niños.

Será que estamos condenados a no descubrir lo valioso de esta vida, hasta que hayamos sido víctimas de nuestros errores en la concepción de la misma. Nos tardamos casi toda la vida para empezar a vivirla como se merecía.

Saint Saëns: 1er movimiento del Concierto p/ cello No. 1 en La menor

La cellista, aquí de 10 años (en el 2013) se llama Ifetayo Ali-Landing Gracias, Víctor por tu sugerencia.