domingo, 10 de agosto de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

EL HILO INICIA EN CASA
Internet es una vía de circulación de muy variados contenidos, con  escasa regulación,  algo así como un ancho bulevar al que tiene acceso cualquier persona, independientemente de su edad, escolaridad, o salud mental.   A sus contenidos puede conectarse un niño de cuatro años que aún no sabe leer y escribir.
Quienes hoy ocupamos las posiciones de padres, abuelos o maestros, no  estamos totalmente conscientes de cuán necesario resulta para nuestros menores que alcancemos un nivel de dominio aceptable de los medios digitales.  No se vale quedarnos en la indiferencia de decir “a mí no se me da ese asunto de la computación”,  presas del temor y la falta de iniciativa.
Los especialistas en medios a nivel mundial se han percatado de esta necesidad de regular contenidos, particularmente en los temas relacionados con la violencia.   Actualmente están en fase de revisión diversas normas internacionales para diseñar procedimientos que permitan regular la difusión de contenidos violentos, particularmente enfocados a la población de menores de edad.  La exposición continua con asuntos de  esta índole puede generar en ellos una tolerancia nada sana, o bien, crear una apología de la violencia, presentando como modelos a seguir personajes o conductas abiertamente criminales.
En días pasados Google denunció ante las autoridades correspondientes el caso de un usuario del estado de Texas que había enviado material asociado con la pederastia. Lo anterior se logró mediante un sistema electrónico de rastreo de correos electrónicos sensible para determinados contenidos, en este caso de sexo con niños.  Rápidamente surgieron protestas de diversos grupos en contra del “Gran Hermano”,  exigiendo privacidad y “libertad de expresión”.
En un mundo que ha venido perdiendo el sistema tradicional de normas y límites, para dar pie a un profundo relajamiento de conductas, tal parece que los “derechos humanos” de los criminales buscan posicionarse por encima de los derechos absolutos de los menores, en este caso aquellos  en riesgo por razón de prácticas pederastas.  Surge pues la primera pregunta, ¿Es válido espiar correos electrónicos…? Aclarando que no es una lectura que hace un humano del correo de otro humano, sino un sistema de rastreo como el que se utiliza en los dispositivos que filtran nuestros equipos. A la que se contrapone la segunda pregunta, ¿Es apropiado echar abajo este sistema electrónico de vigilancia encaminado a proteger la integridad de los menores argumentando privacidad?
Otro aspecto de la violencia en el cual es muy necesario sensibilizar se refiere a la  de tipo verbal tan característica en diversos foros o “chats”.   Como dicta el sentido común, nadie puede dar lo que no tiene, y lo mismo se aplica en las redes sociales, de manera que hay quien accede a ellas  en la mejor disposición de aportar contenidos positivos, desde recetas de cocina, reflexiones de diversos autores, consejos, chistes, o imágenes de paisajes, hasta cuestiones mágicas religiosas que lanza como pócimas o cadenas. Quizá algunos contenidos no sean de nuestro agrado, o nos fastidian, pero queda claro que la intención de quien los  manda por la red es buena.
 Algo parecido sucede con quienes utilizan las redes para tratar de dañar.  Vuelcan lo que tienen, en este caso intenciones negativas, y amparados detrás de una identidad falsa, ya sea un seudónimo o en su calidad de anónimo,  se dedican a “trolear”.  Esto es, hallar invariablemente el punto negativo a cualquier tema, a cualquier personaje, a cualquier iniciativa; desacreditar, “hacer garras” y destrozar  todo aquello que aparezca en la red.   Así, de alguna manera cualquiera de estos individuos puede tomar una imagen que involucre a alguien, manipularla para contar una historia posiblemente muy alejada de la realidad, y lanzarla a rodar por el mundo digital. 
Así hemos tenido casos de figuras públicas  que se han exhibido en las redes sociales de manera temeraria, en una historia contada por personas que por razones obvias no estuvieron directamente en el lugar de los hechos para aseverar si las cosas sucedieron justo como las están presentando en este momento en las redes.  El anonimato concede a esos usuarios la oportunidad de lanzar la piedra y esconder la mano, y contar una historia para hacer el daño sin correr el riesgo de ser descubierto.
El hilo de la violencia en redes inicia en casa, ahí hay que trabajar. A los mayores nos corresponde perder el miedo al uso de la tecnología por computadora y aprender.  Por otro lado, habrá que fomentar ahí, en el espacio  familiar el respeto, y la procuración de la verdad y del bien que tanto necesita nuestro mundo allá afuera.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Bullying
Ni los maestros se percataron a tiempo cuando las travesuras de sus alumnos se volvieron bullying.
Ante su violento surgir ya hasta Educación y la PGR armaron operativos de disuasión.
Pero ven al bullying como un mal escolar, no como un mal que se genera en la sociedad.
La emoción y el miedo que genera el crimen organizado vuelven asunto trivial la violencia.
Hasta los pleitos entre vecinos se tornan en duelos armados.
La violencia familiar se manifiesta en todos los niveles de la sociedad.
Hay que restaurar primero la agresividad de la calle, sólo entonces volverá el orden a las escuelas.
jvillega@rocketmail.com

Aprenderás, de William Shakespeare

INTIMIDAD por Rosaura Barahona


Ignoro cómo sean las parejas originales de otras religiones, pero dentro de la cristiana, Adán y Eva, creados en el Edén, no conocían la vergüenza; no tenían pudor, pero su inocencia no les permitía ser impúdicos.

Luego probaron el fruto del árbol prohibido, conocieron la vergüenza, y el pudor los obligó a cubrirse las partes anatómicas que distinguían a uno de la otra.

Desde entonces, los seres humanos hemos tenido pudor y vergüenza, aunque ambos conceptos han evolucionado con el tiempo y con las culturas, de modo que algo impúdico en una cultura es natural en otras.

A un estudiante de intercambio de prepa le tocó ir a Suecia, a la casa de una familia que le explicó lo esencial para iniciar su convivencia; eso incluía el baño sauna. Lo llevaron al de ellos, le enseñaron cómo funcionaba y lo invitaron a usarlo.

El chico sucumbió a la novedad. Ya estaba desnudo y sentado, cuando llega la señora de la casa, también desnuda, y se sienta junto a él. Luego llegó el papá desnudo y se sienta al lado. Al rato fue la hija y todos se pusieron a platicar en una charla insólita para nuestro joven, pero natural para todos los demás.

No se atrevió a levantarse y esperó a que todos se fueran. Casi se deshidrata. Nos dijo que la vergüenza fue mucho más fuerte que la razón. Mentalmente tenía una explicación racional, pero el pudor no le permitió "exhibirse" delante de ellos, de pie y desnudo.

El pudor es el recato asociado a la vergüenza y a la intimidad. Quien tiene pudor, protege su intimidad y quien no lo tiene, carece de vergüenza.

La intimidad es todo lo que concierne a los asuntos o sentimientos de la vida privada de una persona. Y aquí privada se opone a pública.

Pero hoy es difícil comprender la diferencia entre lo uno y lo otro. Por un lado, las artistas o personajes públicos exigen respeto a su intimidad y, por otro, exponen su cuerpo, sus ideas y sus experiencias íntimas, con tal de ganarse los reflectores.

Sí, los conceptos se transforman con el tiempo pero, a veces, no es fácil entender su rápida evolución, como sucede hoy con las redes sociales y, en particular, con Facebook.

Con los teléfonos actuales casi mágicos, la gente se toma fotos todo el tiempo y las sube para "compartirlas" con sus amigos y con muchos que no lo son, pero las ven. Digamos que hasta ahí, se acepta el acto de vanidad.

Lo que nos extraña a algunos es que, de repente, se ponga de moda retratarse en pareja después del orgasmo y subir la foto para... ¿para qué, me pregunto yo? ¿Para que quienes no los conocemos o conocemos, pero no nos importa, veamos su expresión de post orgasmo? ¿Será su manera de enriquecer a la Humanidad?

¿Será una forma de avisar que ella no es frígida y él no es impotente? ¿O será para comunicar lo reventados que son? ¿Iremos a ver pronto el rostro de un él o una ella al momento de perder la virginidad? Porque, bueno, eso es esencial para la cultura universal, ¿no?

Una amiga me contó que la mamá de su vecina estaba grave y un día vio señales inequívocas de que había muerto; entró a su casa y abrió el Facebook. Ahí, frente a ella, encontró la foto de la viejita debajo de un mensaje: "La primera foto de mi mamá muerta, quien acaba de volver a los brazos de Dios".

¿Cómo alguien puede pensar más en Facebook que en su propio dolor? No lo entiendo, pero menos entiendo que quieran exhibir un cadáver todavía tibio para que los demás vean ¿qué? No lo sé ni lo sabré jamás, porque mi sentido de intimidad y de respeto son muy fuertes... ¿o quizá deba decir obsoletos?

El tema da para mucho, pero quienes usamos las redes sociales deberíamos tener claro por qué y para qué las usamos y distinguir con mucha claridad lo público de lo privado. De otro modo este recurso, potencialmente muy valioso, se convertirá en una cloaca o en un basurero infinito lleno de porquería y banalidades.

Si una persona o una mayoría necesita compartir todo lo que le sucede, íntimo o superficial, como si fuera esencial para los demás, algo está mal.

rosaurabster@gmail.com

El Rey León en el metro de Nueva York

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



¿Siempre deseando más de lo que se tiene?

¿Siempre inconforme?

¿Siempre viendo hacia donde no puedes ir y anhelando lo que otros viven con menosprecio e inclusive rechazo de lo que es tu realidad?

Hasta que algo irrumpe en tu vida, el mas mínimo percance que te altera tus planes, que te causa dolor o te limita el seguir el ritmo de vida del cual te quejabas.

¡Y tú que decías no podía ser peor, ahora te enteras que estabas en un error!

Aprender a descubrir que la felicidad no es una estación del año, sino emoción que se entreteje con otras de colores grises.

La felicidad se construye con lo que se tiene a la mano, no requiere materiales especiales, cada quien en la medida de sus posibilidades, de su imaginación, de su fe y el talento para enfrentar la vida, puede construir su felicidad y hacerla una obra de arte.

Lo importante es ser un buen artesano y hacer buen uso del material que la vida nos proporcione.

¡Hoy tejo un pedacito de felicidad!

Divertidísimo loro bailarín.