domingo, 10 de marzo de 2013

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


EL OCASO DE LOS DIOSES
“Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, este Estado no debería existir, y al fin no existiría”. Simón Bolívar.
Parafraseando a Richard Wagner en la última parte de su ópera “El anillo del Nibelungo”, hallé muy útil el término “El ocaso de los dioses” para hablar sobre los acontecimientos que rodean a dos personajes latinoamericanos cuyo imperio –considerado hasta hace  poco  absoluto e incontrovertible—parece haber  sucumbido.
   Por supuesto que me refiero a la exlíder del SNTE, Elba Esther Gordillo, quien al amparo de la complacencia de diversos mandatarios se creció de una forma desorbitada, hasta perder por completo la noción del sitio que le correspondía ocupar dentro del aparato gubernamental.  Llegó a ser considerada como la líder más poderosa de América Latina, al mando del mayor sindicato del continente, y su poder político determinó, a lo largo de cuatro sexenios, buena parte del devenir del gobierno en turno.
   De manera paralela a su  peso político se disparó su poder económico hasta el extravío, para  ir a  alcanzar grados absurdos de desvergüenza.  Al final, me atrevo a aseverar, la “Maestra” estaba convencida de  ser merecedora de cada peso del erario público que desvió a sus cuentas personales.
   Con respecto a este desprendimiento de la realidad que sufren nuestras figuras públicas, particularmente dentro de la política, no resulta ocioso recordar a Felipe Calderón quien durante los últimos años como mandatario de la nación actuaba como si se hablara de tú con Dios y despreciara cualquier recomendación o crítica de cualquiera de nosotros, miserables  mexicanos mortales, comenzando con los miembros de su gabinete, pasando por intelectuales, y  todos aquellas miles de voces de los afectados por  el mal llamado “daño colateral”.
   Y es que tenemos una mala costumbre, dar a nuestros representantes populares un trato de dioses.  Recientemente asistí a un evento  que sería presidido por autoridades de primer orden.  Recetarse toda la parafernalia que se monta de forma sistemática, lleva a cualquiera, luego de cinco o seis años de vivirlo de manera continua, a sentirse dios.  Cada detalle de la organización, una veintena de camarógrafos siguiendo el evento paso a paso; los funcionarios menores cubriendo la mínima eventualidad, hasta en qué sentido sopla el viento.  Hasta  finalmente  recibir a las autoridades entre vítores y alabanzas.  Si repetimos estos tratamientos una y otra vez a través del tiempo, con toda seguridad que aquellas figuras públicas terminan sintiéndose el mismo Odín.
   Algo parecido sucedió con la segunda figura latinoamericana que abordo hoy: Hugo Chávez, “quien para la clase intelectual venezolana, -transcribo las palabras de mi amigo Douglas Umbría, médico pediatra de aquel país-  fue un hombre que logró entrar en la emoción de los excluidos, aquellos que sentían la necesidad de ser acogidos, de manera que ha dejado huérfana a toda una generación de venezolanos que vieron en su movimiento bolivariano al dirigente que necesitaban para salir de la pobreza y la marginación”.
   Ello explica de manera sobrada las imágenes que ha transmitido la televisión mundial, miles de hombres y mujeres en duelo desgarrador,  llorando como criaturas, de la  forma como sólo se llora a un padre.
   La cuestión a dilucidar es si el chavismo ha de continuar tras la partida física de Hugo Chávez.  Aunque claro, queda al mando, Nicolás Maduro, y más delante él o Diosdado Cabello, quienes parecen haber entendido cómo debe continuarse el juego rumbo a la perpetuación de un régimen que ha funcionado para quienes detentan el poder.   Bien señala Jorge Fernández Menéndez, Chávez primero, y ahora Maduro, hacen una mezcla de nacionalismo y religión, y apelan a la  continuidad histórica de Simón Bolívar, para  conseguir un pueblo sometido que, por otra parte, genere para ellos el disfrute del poder, en el más amplio sentido de la palabra.
   Chávez, tanto por su capacidad de someter a las masas mediante beneficios que fueran percibidos como favores personalísimos suyos, como por un sistema represivo que mantuviera el orden a cualquier costo, llegó a ser visto por las clases menos favorecidas como una suerte de papá-dios todopoderoso, frente al cual había qué rendirse para gozar de sus favores.  Un papá-dios que hoy se llora con el alma  vuelta jirones.
   Tan imprescindible creyó ser, o hizo creer a su pueblo que era, que ahora será convertido en cuerpo incorrupto que compartirá un sagrado  sitial de honor al lado de Simón Bolívar, para  perpetuar el mito hasta el fin de los tiempos.
   Ante estas dos visiones nosotros los mexicanos estamos en obligación de revisar nuestra participación  en la generación de estas mojigangas políticas que tanto daño hacen al desarrollo de los pueblos. Queda claro que surgieron porque nosotros lo permitimos, en medio de nuestro lamento perpetuo y la inacción civil, el mejor caldo de cultivo. 

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Chisme
Griegos y romanos carecieron de Facebook e Internet.
Pero igual comadreaban y zaherían a los malos funcionarios.
Usaban los muros de la ciudad para grafitear su sarcasmo.
En  México independiente también hallaba su salida el encono.
Embadurnaban paredes, hacían parodias o sainetes teatrales.
Hoy cumplen ese papel las redes sociales, tan socorridas.
Tienen el potencial de ser gestoras del cambio.
Pero se extravían en el chiste y el escarnio anónimos.
jvillega@rocketmail.com

ONE WOMAN 250 voces en contra de la violencia y la discriminación.

"Somos una mujer y brillaremos": Lema de la canción denominada "One" de la ONU, con motivo del Día Internacional de la Mujer 2013. 250 voces alrededor del mundo, un grito que inspira a apoyar la lucha por los derechos de la mujer y la equidad de género. Este año la conmemoración se enfoca a eliminar la violencia contra la mujer, que en alguna de sus formas la padecen 7 de cada 10 niñas y mujeres. La canción nos recuerda que juntas podremos superar la violencia y la discriminación.

MUJERES QUE ABREN SURCOS

Aída Bertha Jiménez, fundadora del GAC
El día en que la palabra "cáncer" te encuentra, todo cambia.
Pasas de la sorpresa a la incredulidad, y del "¿por qué a mí?" al llanto.
En los siguientes días comienzas a asimilarlo. Nada será igual a partir de ahora.
Pronto llegan las grandes cirugías, los medicamentos de fuego que  laceran  como en carne viva.
"Tengo qué vencer el cáncer", no dejas de repetirte una y otra vez.
Invocas a Dios, es más, te reencuentras con Él de una forma única.
Llegan los sentimientos encontrados de familiares y amigos quienes no saben cómo reaccionar.
Unos te animan, otros te hunden con su desatinada misericordia.
Entonces comprendes que aquello es un parteaguas.  Tu vida se divide en "antes" y "después".
Y aprendes a congraciarte con la náusea, y a convivir con el dolor.
En los casos más afortunados lo tomas como se tomarían las enseñanzas del  maestro más severo.
Tu existencia se redefine.   Al nacimiento fuiste varón o mujer, rubio o moreno, grande o pequeño.
Y así a lo largo de la existencia: Alto o bajo, gordo o delgado, poco o muy atractivo.   En mayor o menor medida, dichos calificativos te marcaron, te moldearon.
A partir de que llega el cáncer a tu vida  surge una división más: Sobreviviente o víctima.
Tú te aferras a ser sobreviviente, aunque hay ratos cuando te ves tentado a abandonar todo, a dejarte ir.

Sobrevivir es triunfar, es no dejarse, es colocarse por encima de las circunstancias, tomarlas  entre tus manos cual hierro candente, dispuesto a someterlas.
Aída Bertha es una gran sobreviviente, una triunfadora, que lejos de dejarse vencer se impuso a la enfermedad y comenzó a crear.
En los inicios de esta encarnizada lucha se sintió sola y vulnerable.
No era falta de voluntad, simplemente nadie alrededor suyo sabía cómo acercarse y animarla.
Abrió las ventanas de su entendimiento y comenzó a ver cuantos más compartían su dolor, su incertidumbre.
Adivinó que solamente tomados de las manos unos y otros se crea la solidaridad.
Que hay mucho qué enseñar y mucho qué aprender acerca de la enfermedad.
Y un día, hace diez años, comenzó a abrir surcos sobre la tierra salitrosa.
Con gran trabajo la fue aflojando hasta convertirla en mullida cuna para nuevas simientes.
Tocó puertas, despertó conciencias, apeló a la generosidad ciudadana.
Y hoy es una gran triunfadora.

Es bien sabido que el cáncer vive agazapado como sombra maligna, acecha cada movimiento cual ladrón en la noche.
Que una vez que ha aparecido por primera vez, la actitud confiada queda fuera del repertorio.
Todo, o casi todo lo que  sucede en nuestro cuerpo, tiene aspecto de cangrejo.
Aída lo sabe, se cuida, y jamás  baja la guardia.
Pero, sobre todo, jamás abandona el azadón, su primera misión, su afán por abrir nuevos surcos.

En el Día de la Mujer conmemoramos la valentía de aquellas que han luchado por mejores condiciones de vida, de trabajo. Por un trato digno, sin discriminación.
Abramos un nuevo espacio para homenajear a las mujeres que, como Aída Bertha, con la fe puesta en ello, abren surcos en la tierra dura para prodigar alivio y sembrar benditas esperanzas.

VIDEO CORTITO: Ballena azul

La ballena azul: El animal más grande del planeta.

ARQUITECTURA Y MEMORIA por María del Carmen Maqueo Garza


Justo ayer se conmemoró un natalicio más del Arquitecto Luis Barragán, uno de los mayores exponentes de la moderna Arquitectura mexicana del siglo veinte.
Sentí una particular emoción al recordarlo.  Será porque él diseñó las icónicas torres de Satélite, que vinieron a representar la modernidad de la ciudad de México  a finales de los cincuentas.
Será porque me recuerdo llegando por carretera a la ciudad capital en compañía de mis padres, y  tal parece que en este momento escuchara  la voz paterna  hablándome de aquel monumento.
Será porque mi padre --ingeniero civil-- me enseñó a  valorar diversos estilos arquitectónicos.  Su gusto al construir de muchas maneras se aproximó  al estilo de Barragán.
Será porque también  lo recuerdo hablando del Ingeniero Manuel González, su maestro más querido, quien lo invitó a trabajar en la construcción del edificio de la Lotería Nacional.
Hombre admirable, el maestro González,  quien en la última etapa de su vida tuvo a su cargo la colocación de pilotes debajo de los grandes edificios históricos de la ciudad de México, para evitar su hundimiento.
Recuerdo cuánto se asombraba mi padre de su maestro, quien dominaba siete idiomas, y el día cuando finalmente pudo viajar al extranjero, se expresaba sin dificultad en la lengua de cada país que visitó.
Será por todo eso, y por mi amor a México, y por mi gusto por la arquitectura colonial y moderna de mi país, que hoy no pude pasar por alto el natalicio del Arquitecto Luis Barragán.
Ojalá que cada niño, cuando sea mayor, pueda sentir la emoción que yo siento hoy, cuando recuerde algún personaje que ha hecho grande a su patria.
Y que como yo hago en estos momentos, consiga evocar con una mezcla de dulzura y nostalgia, los relatos paternos que dieron cuna a esa patria desde el fuego amoroso del hogar.

NO APTO PARA CARDÍACOS

¿Quién quiere columpiarse primero?...