sábado, 4 de mayo de 2019

VIDEO: Apapachos lanudos y emplumados

Con la asesoría de mi hijo descargué este video de Twitter, algo que nunca había hecho. Lo verifiqué y sí corre bien. Espero que no tengan dificultades  para abrirlo.

domingo, 28 de abril de 2019

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

CALEIDOSCOPIO
La verdad os hará libres: Jn 8, 31-42
Metro de la ciudad de México, estación Tacubaya. Mientras camina por el andén, una mujer madura comienza a trastabillar y se desvanece. La  secuencia  de imágenes captadas por las cámaras de seguridad hilan una historia que termina cuando cinco uniformados sacan en vilo a la mujer al exterior de la estación, en donde permanece más de 24 horas, hasta que finalmente una ambulancia, la levanta y la lleva a un servicio de emergencias. Es hospitalizada y un par de días después fallece. Por lo poco que se sabe padecía una enfermedad crónico-degenerativa y sufrió un evento vascular cerebral que provocó desvanecimiento y muerte. Ella portaba una placa informativa en su muñeca, la cual fue robada junto con el resto de sus pertenencias.
   Los eventos ocurrieron desde el pasado mes de febrero, y  hasta ahora salen a la luz. Muy en contra de lo que suele suceder, hace un par de días la directora general del sistema Metro, Florencia Serranía, acaba de asumir su responsabilidad por lo ocurrido. Ofrece que se revisarán los protocolos, aunque insiste en que se actuó como se hizo, basándose en el reporte de que la mujer estaba alcoholizada, cuestión que sus familiares niegan. Y aún si ese fuera el caso, el estado de intoxicación por sí mismo habría ameritado vigilancia en un servicio de urgencias.
    Más allá de los protagonistas que, según la evidencia recogida, no hicieron mayor cosa por auxiliar a la mujer, y ahora buscan justificar su actuación, me sorprende la indolencia ciudadana. Que la enferma haya permanecido a la intemperie por más de 24 horas, y que al parecer el único contacto humano que ella recibió después de ser abandonada, fue del ladronzuelo que robó sus pertenencias. Entretanto sus familiares, preocupados, notificaban acerca de la desaparición y emprendían su búsqueda.
  Buen momento para analizar en qué medida lo virtual viene contaminando nuestra percepción de la realidad, de modo que no alcanzamos a discriminar si lo que captan nuestros sentidos en verdad existe, o es solamente un juego de la imaginación. Pudiera decirse que lo virtual ha superado a lo real, de manera que llegamos a percibir lo que ocurre en derredor nuestro como algo irreal, salido de la imaginación de un diseñador de videojuegos, frente a lo cual nosotros –en nuestro papel de jugadores—tenemos la opción de interactuar o de no hacerlo. En el estado que guardan las cosas hoy en día, esa parte que conocemos como “conciencia” busca ponernos a salvo del caos, y para nuestra propia protección interna, convierte los hechos de la vida real en tramas virtuales cuyo desenlace no depende solamente de nosotros. Las escenas de muertes violentas con cuerpos regados en el suelo de un salón de fiestas, como lo ocurrido en Minatitlán, se convierte entonces en parte del escenario imaginario. Nuestro afán de supervivencia nos impele a verlo de este modo. Asumirlo como real nos colocaría en serio riesgo de muerte también a nosotros. Que en el caso de la mujer fallecida, las autoridades señalen que la masacre no ocurrió a resultas de fallas en el estado de derecho, sino por cuestiones ajenas a la gobernanza, es igualmente parte de esa trama virtual, en un juego en el que nos enfrentamos día a día con el enemigo bajo diversas identidades virtuales.
   “Percepción selectiva” es el término acuñado hace más de un siglo por William James para este tipo de apreciación sesgada de la realidad. Frente a un exceso de información yo “elijo” qué voy a ver y qué voy a ignorar. Algo parecido --me atrevo a suponer—es lo que sucede en la actualidad, el nivel de violencia nos sobrepasa, y el yo aceptarlo como real sería reconocer que me encuentro en riesgo inminente de muerte. He ahí la razón por la que comienzo a apreciar la realidad con sesgo, filtrando aquellas percepciones que me tornan vulnerable. Por otra parte, dado que vivimos inmersos en un mundo de alta tecnología, mi percepción echa mano de algo adicional: una imbricación entre lo real y lo virtual. Ello explica buena parte de lo que sucede allá afuera, con el fin de fomentar mi tranquilidad. El exceso de violencia no es más que parte del videojuego, y los heridos y muertos son hologramas que puedo borrar con tan solo pulsar un botón.
     Ya lo dijo Saramago: “Según yo entiendo el mundo se está convirtiendo en una caverna igual que la de Platón. Todos mirando imágenes y creyendo que son la realidad”. De este modo la indolencia frente a la mujer enferma, botada a la calle, es resultado de una chanza de nuestro inconsciente,  que queremos percibir como inexistente. Algo similar a las fantasías ópticas de un caleidoscopio, a través de cuyo visor se observa lo que no existe, cuando la realidad no se ajusta a las expectativas de quien mira.

POESÍA por María del Carmen Maqueo Garza


Busco un espejo entre el barullo
Miro pedazos de mi rostro  
reflejados en otros.  
No soy yo.
Voy tras mi razón de ser
Por las henchidas arterias
Del mediodía urbano
Me turban los bocinazos
Me aturden los gritos
Quedo paralizada 
Ante el  rojo vibrante
De los semáforos.
Los humanos forman pares,
Grupos, convenciones.
Me busco ahí, no me encuentro
Al caer la tarde, casi en rastras
Cruza  frente a mí un mestizo
Afanado en escarbar
Entre  restos de comida.
Mete la nariz y  husmea,
Su cola no para de girar
Como una  hélice.
Feliz con su tesoro del día,
lo poco que es tanto para él.
Ahí, en lo más sencillo
comienzo a descubrirme.


Música y liderazgo: Charla motivacional.

POESÍA de Antonio Machado

PASCUA DE RESURRECCIÓN

Mirad: el arco de la vida traza

el iris sobre el campo que verdea.

Buscad vuestros amores, doncellitas,

donde brota la fuente de la piedra.

En donde el agua ríe y sueña y pasa,

allí el romance del amor se cuenta.

¿No han de mirar un día, en vuestros brazos,

atónitos, el sol de primavera,

ojos que vienen a la luz cerrados,

y que al partirse dé la vida ciegan?

¿No beberán un día en vuestros senos

los que mañana labrarán la tierra?

¡Oh, celebrad este domingo claro,

madrecitas en flor, vuestras entrañas nuevas!

Gozad esta sonrisa de vuestra ruda madre.

Ya sus hermosos nidos habitan las cigüeñas,

y escriben en las torres sus blancos garabatos.

Como esmeraldas lucen los musgos de las peñas.

Entre los robles muerden

los negros toros la menuda hierba,

y el pastor que apacienta los merinos

su pardo sayo en la montaña deja.

Ballena: Haciendo amigos en el mar

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Se tiene que tener amor propio para tener la posibilidad de compartir amor. Saber cual es la justa medida de reconocernos valiosos, primero aceptarnos a nosotros mismos y estar constantemente en la búsqueda de ser cada día mejores. 
      La autoestima es indispensable, así como el encontrar el nivel suficiente en el que no llegue a convertirse en soberbia, en egolatría. Nada que no poseas podrás ofrecer a los demás, pero tampoco serás capaz de hacerlo si tus posesiones te convierten en un ser avaro, egoísta, que vive para si mismo solamente.
     Quien ha sido capaz de compartir experiencia, sabiduría, fe, amistad, amor, y algo igual de invaluable, su tiempo, ha agregado al cúmulo de bienestar que seguramente posee, la inmensa satisfacción de saberse útil, de haber satisfecho una necesidad ajena. Parafraseando a Benedetti, de haber sido cómplice de alguien para ayudarlo a usar el corazón, o para ser una luz en medio de la obscuridad, y despejar la mente para poder pensar con claridad.
     Es desperdiciar el poseer sin compartir, porque en la vida finalmente lo que más huella deja es saber que estuvimos ahí, cuando se nos necesitó, que supimos darle espacio al otro para acompañarlo, para ayudarlo, a veces tan solo para escucharlo y con eso aligerar su carga.
     Nunca debiéramos estar tan ocupados, como para no darnos el tiempo de darle la mano a quien acude a solicitarla, tener empatía con quien(es) ven en nosotros un apoyo, porque quizá la mejor manera de agradecer los dones y bienes recibidos, sea la correspondencia en acciones y no tan solo pronunciar la palabra "gracias".

Les Luthiers: Canto del indio