Una red social cuyo propósito es contribuir a enaltecer la calidad humana, la sensibilidad ciudadana y la autoestima. Un pequeño espacio que aliente, reconozca y difunda los valores de los diversos ciudadanos del mundo. Que nos impulse a cuidar del planeta, y a edificar la sociedad justa y buena a la que todos tenemos derecho.
sábado, 13 de julio de 2024
CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez
domingo, 7 de julio de 2024
CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza
LA ERA DE LA
PRECIPITACIÓN
Lo importante no es
mantenerse vivo, sino mantenerse humano.
George Orwell
Por más que quisiéramos negarlo,
la influencia de la comunicación digital se ha convertido en factor modelador
de la conducta humana. Aquel temor de
mediados del siglo pasado, de que llegara el momento cuando la máquina se
impusiera por encima de los designios del hombre, se halla cada vez más
cercano. No solo por el advenimiento de
la Inteligencia Artificial y su inconmensurable capacidad para sorprendernos
cada día más, sino por la dinámica de las redes sociales y su impacto sobre
nuestra forma de reaccionar en la vida diaria.
Estamos en fechas de
graduaciones. Durante la semana en esta
frontera se llevó a cabo una ceremonia de terminación de cursos de una conocida
escuela primaria. Al finalizar el evento
los graduados de sexto año comenzaron a jugar a empujarse, como parte de la
algarabía lógica de su terminación.
Alguna madre de familia lo tomó en forma negativa, luego de lo cual se
armó singular reyerta entre adultos, lo que trascendió en diversos medios noticiosos:
Una fiesta infantil que culminó en batalla campal.
A causa de diversos factores,
tanto de formación como digitales, nuestra forma de reaccionar ante un estímulo
se ha vuelto poco racional, o como dice el refrán popular para referirse a
ello, nos hemos vuelto “de mecha corta”.
Ante un estímulo, antes que razonarlo y actuar en consecuencia, nos
violentamos y atacamos. El ritmo se ha
inclinado hacia la precipitación, y la emprendemos de inmediato en contra de
quien nos aborda, sin conceder un tiempo para entender lo que sucede y procesar
cuál ha de ser nuestro modo de responder a ello.
Mucho se habla de la generación
de “niños de cristal”, término dado a conocer por la filósofa española
Montserrat Nebrera: niños nacidos en torno al año 2,000, impulsivos e
intolerantes a la frustración, hijos de padres incapaces de fijar límites ni de
favorecer la contención en ellos, quienes se acostumbran a obtener lo que
quieren a la primera, y que no consiguen desarrollar la capacidad de frenar los
impulsos inmediatos. Parte de estas
reacciones permean en las interacciones humanas a todos los niveles, y tal vez
haya sido el caso de la reyerta mencionada.
Las redes sociales tienen
incontables aristas. Una de ellas, a la
postre peligrosa, es que se han constituido en un tribunal que llega a hacer
las veces de salas legalmente reconocidas, cuando no lo son. Cualquier persona es libre de publicar una
información con relación a alguien más hasta convertirla en viral y conseguir
tal difusión, que quien la encuentre dé por hecho que así son las cosas. Ya sea que se trate de exparejas, vecinos o
personajes públicos, el concepto repetido una y otra vez, llega a adquirir una
contundencia increíble. Aparte de
nosotros, ciudadanos de a pie, diversos políticos utilizan de ese modo las
redes sociales, como dando por hecho que una acusación por esa vía equivaldría
a una denuncia formal documentada ante las instancias oficiales, lo que en
definitiva no es así.
A propósito: La pretendida
reforma al Poder Judicial que busca que los jueces y ministros sean elegidos
por voto popular es un contrasentido. Sería
como si, para una cirugía cerebral escogiéramos al cirujano más simpático o el
que haga más propaganda, en lugar de elegir al experto que va a saber resolverle
el problema al paciente. Confiemos en
que los cuerpos colegiados –que por fortuna aún tenemos—hagan un análisis
concienzudo del tema y opten por preservar las cosas como están. Yo como ciudadana no me atrevería a emitir mi
voto a favor de tal o cual candidato que se lance en campaña para ocupar un
lugar dentro de la Suprema Corte o el Tribunal Colegiado, puesto que mis
conocimientos de tópicos jurídicos son mucho muy limitados, y sería
irresponsable decidir sobre un asunto que simplemente no domino.
Actuar de manera precipitada: Una
conducta muy de actualidad, potencialmente dañina para el desarrollo armónico
de las sociedades. Dejarme llevar por lo
primero que creí entender que el otro dijo, y actuar a partir de ese supuesto,
habla de un doble error, el de la percepción y el de la precipitación. Por ese camino estaremos a gran distancia de
construir puentes de comunicación y de alianza con los demás. Irritarnos por lo que suponemos que fue la
intención de un niño al empujar al mío en una ceremonia de graduación, y
arremeter contra el supuesto infante agresor o sus padres, es una forma de
terminar mal una fiesta escolar.
Si antes de juzgar hacemos una
pausa, respiramos y razonamos. Y
entonces buscamos un entendimiento y una buena conformidad, y evitamos que las cosas
se salgan de control, estaremos en el camino idóneo para generar acuerdos que a
todos beneficien. ¿No creen?
ENTRADA de Betty Jouve
"Querida niña, querido niño:
Que tus mañanas huelan a torta recién horneada.
Que tus pies sólo estén desnudos para pisar el pasto o la arena en el verano.
Que la escuela que te reciba sea confortable, con laboratorios, bibliotecas, salones y grandes patios.
Que tus maestros te lleven a conocer otros mundos.
Que el único trabajo que ocupe tus días sea el de aprender.
Que tu pancita esté llena y tu corazón contento.
Que nadie te regale felicidad instantánea, esa que se vende en el mercado.
Que la tele no te atrape, que no te queme los sueños.
Que no haya tablet, ni compu, ni play que reemplace la felicidad de jugar en serio.
Que la dictadura de la moda no te roce la piel.
Que las luces que se enciendan en tu cielo no sean bombas ni misiles.
Que las únicas lastimaduras que hieran tu cuerpo sean los raspones por aprender a andar en bici.
Que el único ruido que se interponga en tus sueños sea el de los truenos.
Que mires las tormentas desde la ventana de tu cuarto.
Que tengas una luz prendida para que no te asusten los rayos.
Que no haya noches heladas. Y si las hay, que te abrigue un pulóver, una bufanda.
Que siempre haya cerquita algún mayor que te arrime las palabras.
Que la música te acompañe cuando estés triste, y cuando estés feliz.
Que te cuenten los más bellos cuentos.
Que en tu vida no aparezcan los ogros ni los fantasmas.
Que ninguno se atreva, ni intente, ni siquiera piense en tomarte de rehén.
Que nada ni nadie te obligue a ser princesa, ni príncipe, ni esclavo, ni esclava, ni mártir, ni soldadito de nadie.
Que las únicas penas que te atraviesen sean las del amor, las de la vida, las de crecer."