domingo, 7 de junio de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


UNA LUZ A MEDIO TÚNEL
Hay eventos que se van sumando hasta presentarnos un panorama poco alentador. El COVID-19 continúa haciendo de las suyas; los esfuerzos científicos en distintos países tienen avances, pero nada en concreto como para afirmar que existe el medicamento que combata la enfermedad, o el biológico capaz de prevenirla. A ello hay que agregar el clima de protesta en varios estados de la Unión Americana, así como en la capital de Jalisco, en nuestro país. Ambas manifestaciones relacionadas con hechos parecidos: Un ciudadano es sometido por las fuerzas del orden con tal rudeza, que pierde la vida. 
     La cuarentena prolongada conduce al desánimo. Mi experiencia particular es que, de cuando en cuando pierdo noción de qué día de la semana es; algo similar sucede con las horas, pueden ser las 3 o las 6 de la tarde y llego a confundirme. Los eventos habituales fuera de casa están cancelados, no se puede adivinar hasta cuándo, algo que en lo personal sí me genera cierta desgana, estado que supongo gran parte de la población comparte conmigo. 
     Las redes sociales son las ventanas que hoy nos permiten asomarnos al mundo para ver qué está sucediendo. Difícilmente cualquiera permanece ajeno a ellas, y cada uno tiene su aplicación preferida. A través de Twitter he seguido las protestas que se llevan a cabo en Guadalajara; asombra y descorazona el grado de violencia con que los grupos de choque infiltrados atacan, al punto de prender fuego a un elemento uniformado que se desplazaba en su motocicleta. Según refieren, ya empiezan a identificar a los sujetos que han participado en estos ataques, al parecer “profesionales” que viven justo de eso, de la violencia. Confiemos en que por este camino se descubra qué intereses hay detrás de todo ello. De nueva cuenta, como ha sucedido en ocasiones similares, resulta deleznable la forma despiadada en que los violentos acometen. Conforme a lo que se ha investigado, supondríamos que, además de hacerlo por el pago, poseen un perfil psicopático. Intento imaginar cómo llegaron a este punto, de encontrar en la violencia extrema su mayor goce, o qué tipo de infancias tan terribles vivirían, que los conducen a actuar con absoluta falta de empatía, sin que el sufrimiento de las personas que atacan los haga titubear. 
     En medio de este panorama poco alentador, tuve oportunidad de ver algo maravilloso: En Brooklyn, Nueva York, avanzaba un grupo de manifestantes bajo la consigna de “La vida de los negros importa”. Llegó la hora de la salat (oración del mediodía) para los musulmanes, de modo que todos los de dicha doctrina dentro del grupo hicieron hileras de rodillas para cumplir con el ritual, en tanto el resto del grupo formó una valla humana para resguardarlos de cualquier ataque. Me pareció algo maravilloso, un decir “te acepto y te respeto con tus características muy particulares”. 
     Para llegar a Real de Catorce, SLP, antigua población minera convertida en pueblo mágico, hay que recorrer un tramo de 38 kilómetros hasta acceder a la base del antiguo mineral, y cruzar el túnel Ogarrio, de 2 kilómetros de longitud, cuyo nombre se halla grabado en la dovela del arco inicial. Actualmente el pueblo es turístico; cuando yo lo visité por primera vez, allá por 1983, era un pueblo fantasma con unos cuantos atractivos. En ese entonces el camino para llegar al antiguo mineral era de terracería; un color uniforme de tierra rojiza se extendía zigzagueante y se extendía por los alrededores, causando una sensación extraña de extravío. Mientras crucé ese túnel por primera vez, se me grabó como un momento mágico encontrar, justo a la mitad del recorrido, en un recoveco trabajado en la misma roca, una capilla con una imagen religiosa y varias velas encendidas. Produjo en mí una sensación de alivio, en medio de aquella negrura que no lograban vencer las luces del vehículo. A ese instante me remitió observar la imagen de unos hermanos cuidando a los otros, que por sí misma expresa la palabra solidaridad. 
      A la vuelta del tiempo, en nuestro sistema capitalista han predominado el individualismo y la competencia, para crear una pirámide en la que todos estamos incluidos. Dentro de dicho sistema, unos cuantos tienen más, y progresivamente hacia abajo, son más amplias las capas de quienes tienen menos, hasta llegar a la base, en la que se encuentran los más pobres. Es doloroso ver estas diferencias, mas ello no nos autoriza a generalizar y suponer que los beneficios que tienen los de la punta de la pirámide, los obtuvieron a costa de perjudicar a los que se hallan en la base. 
     El encierro es una excelente oportunidad para revisar qué mundo queremos cuando salgamos del túnel. Actuar como hasta ahora, no ha funcionado, nos consta. ¿Por dónde comenzamos a cambiarlo?

PROSA POÉTICA por María del Carmen Maqueo Garza


MOMENTOS

De los difíciles tiempos que hoy vivimos, destila el momento en que puedes ser mejor que ayer.

De las horas de oscuridad, sé la pequeña luz que llama a no desfallecer. Con toda tu fe.

Vivimos un punto de inflexión. Todo sobre la tierra retoma su orden original, se recupera.

Nosotros somos puestos en pausa. Nos toca detener la marcha acelerada y revalorar al universo.

Entender nuestra real dimensión –humana y frágil-- en el contexto de cuanto lo conforma.

Se nos llama a ser menos individualistas y más solidarios. A dejar de pensar tanto en lo propio e ir en auxilio de quien más necesita.

De las difíciles horas de incertidumbre, extraigamos el dulce mosto de la solidaridad.

Desde los momentos de pérdida, aprendamos –cada uno—a tejer un “nosotros” que nos salve a todos.

Haz de éste el momento que marca tu vida para siempre, el punto donde el amor desvele su mejor faceta.

Haz de tus huellas una ruta de avance, no un círculo ocioso que se pierde en sí mismo.

Hoy se nos da una oportunidad irrepetible: Frente al fuego de la fragua seamos metal precioso que se somete, para salir transformado.

Seamos el primer capítulo de esa mejor historia que jamás podríamos haber escrito. Llevando en nuestra barca la mente como luz que guía y el corazón cual motor imbatible que propulsa.

Para así decir mañana, desde la dimensión en que habitemos: “Cada momento fue una nueva oportunidad; cada golpe doloroso, un golpe del cincel en manos del maestro”.

Vivir hasta morir: Charla con Matías Najún

Homenaje musical a personal de salud desde Varsovia



Agradezco a mi querida Elsa tan valiosa sugerencia.

Por un camino hacia la paz


CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar. Están pasando tantas cosas que uno no alcanza a vislumbrar que es lo que va a quedar y que de todo esto va a seguir pasando, y si solo quedará esta amarga experiencia en pasado, o vendrá a ser nuestro presente y futuro, y nos quede flotando en el ambiente por siempre,

El coronavirus parece ser llegó para quedarse, esperemos lograr con él una convivencia más pacífica. Lo que me hace dudar de esta posibilidad, es que no logramos siquiera una convivencia pacífica ni entre nosotros mismos.

En plena amenaza de un virus que atenta contra nuestro bienestar biopsicosocial, con un aislamiento social que ha dado pie a una serie de emociones y actitudes impensables, en una colectividad que amenazada de sufrir daños severos, incluyendo la muerte, se atreve con audacia irresponsable a desafiar al enemigo. Como si esto no fuera suficiente, a causar daños colaterales por imprudencia, por egoísmo, por lucha de poder y económico.


En parte muchas de estas anómalas conductas se atribuyen al miedo, a la ignorancia, pero hay otras en las que su único móvil es la ambición, la codicia desmedida, la prepotencia, con pleno conocimiento de causa e incluso con premeditación y ventaja. Se ve la pandemia como la oportunidad de lucrar económica o politicamente, de desestabilizar, de dividir, habiendo cantidad de oportunistas que, ante la vulnerabilidad de la población, se aprovechan y juegan con la credibilidad, con el dolor, y manejan una doble moral para emitir sus juicios hacia lo que consideran justicia o injusticia.

Emergen al mismo tiempo el virus RNA y el virus de la violencia que pareciera ser la única manera que encuentra el ser humano para resolver conflictos, y se replican y contagian, invaden nuestro cuerpo unos, nuestro cerebro los otros, y enferman gravemente ambos,

Y así,  quien no tiene COVID-19, tiene psicosis-20, con una cadena de conflictos que empeoran la situación, y que no dan certidumbre de que pronto haya una solución pacífica que nos permita lidiar de forma solidaria contra un solo enemigo.

Tiempos de tempestad, de una crisis existencial, que plantea la necesidad imperiosa de una vacuna contra la violencia, que nos dé inmunidad imperecedera. Necesidad de una nutrición espiritual que provea los elementos indispensables para no permitir que nos invadan los miserables sentimientos que solo engendran odio. Que nos fortalezca como una humanidad consciente, que sabe que su fuerza principal radica en el amor y la unidad.

Fum y Gebra traspasan las barreras y juegan

¿Y por qué sera que  los humanos tendremos tantas dificultades para convivir?...