domingo, 17 de julio de 2016

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

EL FUTURO DE PABLO

Con relativa frecuencia me sorprenden frases de compañeros columnistas que dan cuenta de infinidad de lectores. En lo personal me quedo deslumbrada, pues –siendo honesta-- en más de cuarenta años de escribir artículos de opinión, es muy ocasional que alguien me haga comentarios sobre algún artículo, y eso que tengo el mal hábito de ser obsesiva en este oficio, y sólo verdaderas causas de fuerza mayor han provocado que algún domingo no  publique mi columna, lo que daría, desde 1975 a la fecha de colaboraciones dominicales ininterrumpidas, algo más de 2,200, y en proporción son escasos los comentarios que he recibido. Es más, a veces ni los familiares cercanos me leen, pero claro, luego me entero de que Catón, con algunos años más que yo como columnista, tiene 4 lectores, y como la ranita de Facebook, “entonces se me pasa”.

Ahora bien, ya entrando en materia, alguna vez que alguien me preguntó de dónde me inspiraba para escribir, le contesté algo que hoy retomo: A mí las historias me encuentran, ha de ser obedeciendo a la Ley de la Atracción: Heme aquí en la necesidad de escribir a más tardar el viernes para que se publique el domingo, y poco antes de la fecha una historia llega a mí, nuevecita, lista para ser contada. Así llegó el pasado jueves la historia de Pablo, la cual tomo entre algodones para que no se desgaste, y plasmarla tal cual en palabras sin que sufra merma alguna.

Pablo es un joven de 16 años que está por iniciar su último año de preparatoria. Durante sus vacaciones “para aprovechar el tiempo y no estar ahí nomás en la casa” es empacador voluntario en una tienda de autoservicio en la que suelo hacer mis compras semanales. Aunque sea poco lo que compro, siempre solicito la ayuda del empacador en turno por varios motivos, para que regrese el carrito y no se quede obstruyendo cajones de estacionamiento; para reconocer de algún modo la labor de los empacadores, y finalmente –lo que al caso nos ocupa—para atrapar historias al vuelo.

Pablo me pregunta sobre una fruta que traigo en mi mandado: “Chicozapote”, y de allí inicia un simpático intercambio sobre mameyes, zapotes blancos, y hasta fruta de la pasión. Me comenta que él no es oriundo de esta frontera coahuilense, y que en el centro del país conoció algunas frutas que ahora ya casi no reconoce. Habla de su tío que vive en la ciudad de México y tiene un árbol de “chinola” que se pone hermoso en esta temporada. Luego él me pregunta de dónde soy, y la plática avanza.

A los empacadores jóvenes suelo preguntarles qué estudian, para luego animarlos a no dejar de hacerlo. Pablo me dice que él quiere echarle muchas ganas para estudiar Psicología; le sugiero que investigue bien la oferta de trabajo que tiene en la actualidad esta licenciatura, pues en ocasiones está muy saturado el mercado, a lo que él me dice con el particular estilo que caracterizó toda su animada plática: “El que es bueno en cualquier lugar consigue trabajo.”

Me quedo con estas últimas palabras de un joven entusiasta que está esforzándose desde ahora por forjarse un futuro. Quiero creer en él, y no dudo que se cumpla en su caso aquello que dice que el buen gallo en cualquier corral canta… pero también me doy cuenta de cuan necesario es que los planteles de educación media superior orienten a sus alumnos de acuerdo con la oferta laboral. En esta ciudad oficialmente de 140,000 habitantes ha llegado a haber la carrera de Derecho en tres universidades; Psicología en otras tres; Administración en cuatro, y Enfermería en tres… Yo me pregunto a qué instancia le corresponde revisar y diversificar la oferta académica, y adecuar las carreras universitarias para que el número de egresados no rebase la oferta laboral vigente.

El concepto romántico de estudiar lo que siempre se ha soñado debe aterrizar en la realidad, el chico necesita conocer de antemano si la carrera que desea tiene futuro como fuente de ingresos, o qué implica poder desarrollarla al máximo…Los hijos de un filósofo difícilmente van a comer de las disertaciones de su padre, y bien dice el dicho: “Primero comer que ser cristiano”. Si queremos un México progresista, hay que resolver de entrada las necesidades básicas del individuo y su familia. Si se estudia una carrera que jamás se ejerce hay mucho desperdicio de recurso, cuando ese potencial humano y académico pudo aprovecharse de mejor manera.

Le deseo a Pablo el mayor de los éxitos. Tiene visión, dotes de líder y capacidad para comunicarse con los demás; no dudo que llegue a ser un gran psicólogo, y tampoco dudo que como buen gallo donde quiera cante… Él tiene 16 años, todo el entusiasmo para emprender un ambicioso proyecto de vida, y comienza con el pie derecho. Ahora bien, la responsabilidad de una planeación eficiente que asegure que todo ello se cumpla para Pablo no depende de él, y más vale que así lo conciban las correspondientes autoridades de educación superior desde ahora.

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza

LA LECCIÓN DE LA ARAÑA

Una minúscula araña decidió construir su red entre dos barrotes de una reja que invariablemente abro y cierro a diario. La fina telaraña queda a la altura de mis ojos, y me permite ver a contraluz la maravilla de su tejido geométrico.

Justo hace un par de días reflexionaba acerca de la fragilidad de esa tela  de seda, y con qué facilidad podría ser destruida. Ayer por la tarde mis negros presagios se cumplieron, y observé con tristeza la telaraña dañada en su parte central, conservando solamente tres colgajos periféricos, aún prendidos a los barrotes. Pensé para mis adentros que, como todo en esta vida, también las telarañas perecen…

Pero cuál sería mi sorpresa esta mañana, cuando a primera hora, al momento de abrir la reja, veo la telaraña totalmente restituida, aunque con otro dibujo eso sí, y a la arañita en el centro de la misma, tal vez recuperándose tras su larga faena nocturna.

Una vez más la prodigiosa naturaleza me provee de una gran lección. A esta podría yo llamar: “Tenacidad”, o siendo más romántica: “Lección de fe en uno mismo, según los cánones de la más pequeña de las arañas”.

Confieso que hoy aprendí mucho sobre la vida y sus prodigiosos afanes.




"La Tormenta" de G.V. Sviridov

Conmovedor "largo",  parte de la obra del ruso G.V. Sviridov denominada "La Tormenta", basada en la novela homónima de Pushkin.  Yo no conocía al compositor y me llevé la más agradable sorpresa con su música, interpretada por la sinfónica de la SEDENA que se presentó en Piedras Negras el pasado lunes 11.

"Lección de patria": Texto de Luis Rodríguez Del Moral

Hoy damos la bienvenida a Luis Rodríguez Del Moral, guanajuatense,  licenciado en Artes Plásticas con especialidad en pintura al óleo, con una amplia trayectoria en el terreno de las Artes, Historia del Arte, Apreciación Artística e Iconografía, así como  en el área de gestión cultural.  Melómano y amante de  la literatura, combina todo lo anterior con su actividad gastronómica y la fotografía. Tiene un blog al que pueden acceder en la siguiente URL:


Ayer, alguien muy querido y cercano a mi, escribía que las redes sociales si no son el vehículo de unión entre nosotros tampoco debería serlo de separación y agresiones. Estos días han sido muy complejos en las redes sociales por razones que todos sabemos, por las cuales ya ha corrido mucha tinta y de las que no hablare. Llegué a la conclusión que vivimos en una sociedad tan polarizada que si seguimos opinando todos de temas de los que desconocemos -o de los que solo conocemos la punta del iceberg- terminaremos a garrotazos, ojo, no me evado de la realidad de México, pero también reconozco que desde el confort del Estado tranquilo en el que vivo, todo es menos gris y es más fácil opinar tras una cálida taza de café…

Muchos años he renegado -como buen mexicano- de infinidad de cosas ¡total, para eso nos pintamos solos! Pienso en mis hijos y su vida fuera de este país. Pienso en por que nací en México y no en los Alpes Suizos, o en los Pirineos, o en Andorra ¡o cualquier parte de este mundo menos aquí! luego me arrepiento de andar con tantos pensamientos tontos. Después, como lección y regaño me llegan mensajes de mi patria, me da jalones de oreja y me dice ¡Que te pasa! Hoy fue un día de esos y en definitiva la amo.

Por cuestiones de mi negocio voy casi a diario al Mercado Municipal del cual también reniego seguido -el estacionamiento, el gentío, lo sucio, etcétera- hoy estaba inusualmente solo y tranquilo, fue algo así como: "No venga casi nadie porque es día de dar lección a este necio". Disfruté la variedad y la calidad de los productos que produce nuestra tierra. compre huitlacoche y elote amarillo. Compré nopales de esos deliciosos ya preparados con chile, cebolla y cilantro que venden las marchantas y tortillas de maíz quebrado hechas a mano. Llené mis pupilas de colores, el tacto de texturas y las fosas nasales de olores. Llené las bolsas de maravillas y el corazón de alegría. Me di tiempo de ver al carnicero, a las marchantas, a los yerberos. Por primera vez platiqué sin prisas con la señora de la verdura, esa que a todos nos dice con su franca y eterna sonrisa ¡qué te ofrezco amigo! Me sentí feliz entre tanta diversidad de personas, de estados de ánimo y de actitudes. De tan diversa educación, valores e intereses pero con el mismo origen. Tuve una lección de vida en el lugar menos esperado.

No quiero parecer insensible ni banal escribiendo esto cuando México atraviesa una terrible crisis, de ninguna manera lo soy. Solo que mi credo hoy retomó ideales que creí perdidos. Creo en la educación igualitaria y de calidad como la ruta a la tan ansiada y urgente justicia social. Creo que el voto puede cambiar todo, pero debe ser un clamor, no un susurro. Creo que es tiempo de hacer diferente el camino, pero sé que el cambio radica en la unidad que viene de tomarnos de la mano y caminar juntos. No creo en la unidad a fuerza del garrote, las piedras y las balas de mezquinos intereses personales o de grupos; Esto siempre será una balanza cargada hacia un solo lado. Creo que nuestra fortaleza debe venir de compartir las oportunidades que cada uno de nosotros -en mayor o menor medida- hemos tenido. Siempre habrá alguien con quien compartirlas. Creo que es tiempo de ser más empáticos unos con otros, empatía que no tiene que ver con el dinero. Se trata de solidaridad, de amor, de derechos, de unidad, de respeto, de educación, de igualdad, de tolerancia ¡de reconocernos como iguales!... Se trata de compartir quienes somos y dar lo mejor de nosotros.

Tuve la fortuna de nacer en un país maravilloso que se construye grande por su gente y su cultura. Trabajemos para no olvidar eso y luchemos desde nuestros propios espacios por hacerlo cada día más grande. Merecemos un México fuerte.

"El Regalo" Charla de Stacey Kramer en TED Talks

"Dios sabe sus tiempos" por Germán Wong Millán

La excelencia de un ser humano se prueba en los momentos más difíciles, en los que a través de un solo acto se hace patente en forma extraordinaria la formación humana de toda una vida.  
   Raúl y Edilia han sido un ejemplo de fortaleza, de paciencia y de generosidad en su proceso de espera de un órgano para ser trasplantado a Edilia. A muchísimos kilómetros de distancia de su familia, en un pequeño departamento, compartiendo como novios el pan y la sal, viviendo el momento presente en la gran urbe que les prometía la restauración de la salud cuando hubiera un órgano compatible para ser trasplantado.  
   Un día  apareció el órgano esperado, y con él la toma de una decisión muy difícil: Ese órgano podía ser utilizado por ellos, o por un enfermo que lo necesitaba aún más... En un acto único de amor a la vida y de fe en el Altísimo ellos decidieron dar al otro enfermo el urgente regalo de vida, y seguir en la mansa espera, ¿cuánto tiempo?, difícil saberlo, pero aquello para ellos  pareció quedar en segundo término.  Los imagino cerrando los ojos, uniendo sus manos y poniéndose una vez más en manos del Creador, con la confianza con que un niño pequeño  se abandona en brazos de su padre...
   No dudo y se me enojen Raúl y Edilia por haber dado a conocer esa renuncia tan íntima de su parte a favor de un desconocido con el que les hermanaba nada más que la misma angustiosa espera.  Sin embargo son estos actos los que nos permiten a los demás seguir creyendo que es la mano de Dios la que mueve al mundo.  Así que, mis queridos Raúl y Edilia, es algo que no podría haber callado.
   Aquí un texto de un colega médico, escrito el 29 de junio, cuando  el milagro finalmente  llegó para ellos, y el trasplante pudo llevarse a cabo.

Raúl y Edilia llegando a su departamento después del trasplante.  Los acompaña su hija Paulina.

DIOS SABE SUS TIEMPOS por el Dr. Germán Wong Millán.
Ciudad de México. 6 de Julio del 2016.
Hoy en la mañana que desperté, pensé que había soñado recibir una llamada telefónica en que me daban una excelente noticia.Ya que me despabilé, me di cuenta que no estaba soñando y que era verdad: me había hablado Raúl Campa para informarme que Edilia ya había sido trasplantada y que se encontraba bien. Hacía mucho, mucho tiempo (no recuerdo cuánto), que no recibía una buena noticia de este calibre. Me dio tanta alegría que se lo comuniqué a mis hijos, los cuales también se sienten felices, y para desahogar la alegría que todavía tengo, sentí la necesidad de escribir este mensaje.
   Fue una espera larga, y a la vez tensa, porque ignorábamos el momento en que se darían las condiciones para el trasplante, y la incertidumbre hacia más pesada la espera. Pero al fin llegó el momento, que fue cuando Dios lo dispuso, pues él sabe sus tiempos.
   Lo que pasa es que a nosotros nos cuesta trabajo entenderlos y esperarlos, pero al fin llegó y Dios nos manifestó otro de sus milagros diarios.
   Sabemos que aún falta camino, y más como médicos sabemos que el postoperatorio es importantísimo, pero sabemos que Dios no va a dejar su obra a medias.Todo va a concluir bien.Y este periodo de espera es menos tenso que antes del trasplante, aquí ya sabemos fechas aproximadas de recuperación; ya se ve la otra orilla, y por fin volver a la tierra y a la casa que tanto extrañan.
   Ayer en la noche recibí la llamada de Raúl, y un día previo, como todos había pedido por la salud de Edilia y "que su trasplante llegara pronto y que saliera bien", sin imaginarme que cuando pedía eso ya había sucedido.
   Pienso que Cristo se ha de haber reído de mi, y sonriendo me hubiera dicho: "¡Qué atrasado de noticias estás, eso que me estas pidiendo desde cuando que se los concedí!"
   Raúl y Edilia, lo más pesado (la incierta espera) ya pasó. Hay que exagerar los cuidados postoperatorios para que la recuperación sea pronta y completa.
   ¡FELICIDADES!

"Luna" o "Porque nada es imposible en el amor".