domingo, 17 de julio de 2016

"Lección de patria": Texto de Luis Rodríguez Del Moral

Hoy damos la bienvenida a Luis Rodríguez Del Moral, guanajuatense,  licenciado en Artes Plásticas con especialidad en pintura al óleo, con una amplia trayectoria en el terreno de las Artes, Historia del Arte, Apreciación Artística e Iconografía, así como  en el área de gestión cultural.  Melómano y amante de  la literatura, combina todo lo anterior con su actividad gastronómica y la fotografía. Tiene un blog al que pueden acceder en la siguiente URL:


Ayer, alguien muy querido y cercano a mi, escribía que las redes sociales si no son el vehículo de unión entre nosotros tampoco debería serlo de separación y agresiones. Estos días han sido muy complejos en las redes sociales por razones que todos sabemos, por las cuales ya ha corrido mucha tinta y de las que no hablare. Llegué a la conclusión que vivimos en una sociedad tan polarizada que si seguimos opinando todos de temas de los que desconocemos -o de los que solo conocemos la punta del iceberg- terminaremos a garrotazos, ojo, no me evado de la realidad de México, pero también reconozco que desde el confort del Estado tranquilo en el que vivo, todo es menos gris y es más fácil opinar tras una cálida taza de café…

Muchos años he renegado -como buen mexicano- de infinidad de cosas ¡total, para eso nos pintamos solos! Pienso en mis hijos y su vida fuera de este país. Pienso en por que nací en México y no en los Alpes Suizos, o en los Pirineos, o en Andorra ¡o cualquier parte de este mundo menos aquí! luego me arrepiento de andar con tantos pensamientos tontos. Después, como lección y regaño me llegan mensajes de mi patria, me da jalones de oreja y me dice ¡Que te pasa! Hoy fue un día de esos y en definitiva la amo.

Por cuestiones de mi negocio voy casi a diario al Mercado Municipal del cual también reniego seguido -el estacionamiento, el gentío, lo sucio, etcétera- hoy estaba inusualmente solo y tranquilo, fue algo así como: "No venga casi nadie porque es día de dar lección a este necio". Disfruté la variedad y la calidad de los productos que produce nuestra tierra. compre huitlacoche y elote amarillo. Compré nopales de esos deliciosos ya preparados con chile, cebolla y cilantro que venden las marchantas y tortillas de maíz quebrado hechas a mano. Llené mis pupilas de colores, el tacto de texturas y las fosas nasales de olores. Llené las bolsas de maravillas y el corazón de alegría. Me di tiempo de ver al carnicero, a las marchantas, a los yerberos. Por primera vez platiqué sin prisas con la señora de la verdura, esa que a todos nos dice con su franca y eterna sonrisa ¡qué te ofrezco amigo! Me sentí feliz entre tanta diversidad de personas, de estados de ánimo y de actitudes. De tan diversa educación, valores e intereses pero con el mismo origen. Tuve una lección de vida en el lugar menos esperado.

No quiero parecer insensible ni banal escribiendo esto cuando México atraviesa una terrible crisis, de ninguna manera lo soy. Solo que mi credo hoy retomó ideales que creí perdidos. Creo en la educación igualitaria y de calidad como la ruta a la tan ansiada y urgente justicia social. Creo que el voto puede cambiar todo, pero debe ser un clamor, no un susurro. Creo que es tiempo de hacer diferente el camino, pero sé que el cambio radica en la unidad que viene de tomarnos de la mano y caminar juntos. No creo en la unidad a fuerza del garrote, las piedras y las balas de mezquinos intereses personales o de grupos; Esto siempre será una balanza cargada hacia un solo lado. Creo que nuestra fortaleza debe venir de compartir las oportunidades que cada uno de nosotros -en mayor o menor medida- hemos tenido. Siempre habrá alguien con quien compartirlas. Creo que es tiempo de ser más empáticos unos con otros, empatía que no tiene que ver con el dinero. Se trata de solidaridad, de amor, de derechos, de unidad, de respeto, de educación, de igualdad, de tolerancia ¡de reconocernos como iguales!... Se trata de compartir quienes somos y dar lo mejor de nosotros.

Tuve la fortuna de nacer en un país maravilloso que se construye grande por su gente y su cultura. Trabajemos para no olvidar eso y luchemos desde nuestros propios espacios por hacerlo cada día más grande. Merecemos un México fuerte.

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