domingo, 7 de octubre de 2018

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

LO QUE NO SE VALE
La nota de la semana ha sido la boda de César Yáñez,   cercano colaborador del  presidente electo Andrés Manuel López Obrador.  Fastuoso evento del cual obra detallada crónica en la revista española “HOLA”, muy al estilo de los agasajos   de personajes del PRIAN, que en otras circunstancias los propios integrantes de MORENA habrían criticado hasta el cansancio.
     Quienes saben del asunto calculan que se gastaron  aproximadamente 10 millones de pesos, que en teoría habrán salido del bolsillo de un funcionario que en  nómina cotiza  poco menos de $40,000 pesos al mes.   La novia desciende de familias adineradas, y  tal vez fue ella la que corrió con los gastos del evento.  Aun así es una fiesta que choca de frente con la austeridad que se ha anunciado como distintivo de MORENA. Al ser cuestionado, AMLO dijo que no fue él quien se casó, y tiene razón.  Sin embargo hay que señalar que hubo falta de prudencia por parte del novio, o corta  visión   del partido, para vislumbrar que un evento así, constituiría un autogol.
      En nuestros tiempos hay valores que peligran frente al alto oleaje de las conveniencias personales, valores que de repente acaban por  sucumbir.  Uno de ellos, que vemos poco entre figuras públicas, se denomina “congruencia”.  Se pasa por alto que todo aquel que, por su posición o por su oficio, se halla expuesto ante la mirada de los demás, adquiere un compromiso frente a ellos, el de ser congruente entre lo que dice y lo que hace; entre lo que predica y lo que asume como conducta personal.  Vemos con tristeza que  son cada vez menos las figuras públicas ejemplares que  practican esta congruencia en cada momento de su existencia.
     A lo largo de nuestra vida podremos  contar con los dedos de una mano aquellos seres humanos que constituyen verdaderos paradigmas de los cuales aprender el delicado arte de vivir.   En mi caso particular –dentro del periodismo—mi maestro por excelencia es Don Jorge Villegas (+).  No recuerdo haber conocido alguien más convencido de  tatuarse sus propias palabras para vivirlas en el día a día, sin dobleces ni falsas posturas.  Un ser humano que obraría igual estando a la vista de todos que en la total soledad del desierto.   Sé que fue un maestro que nos marcó a muchos de sus seguidores, tanto, que al menos cada ocho días, cuando planeo mi colaboración semanal, siento su presencia buena y sabia a mi lado.  Don Jorge, quien  –por su trayectoria intachable—constituirá de igual manera y  por siempre un gran ejemplo para sus hijos y nietos.
     Volviendo a la política, aquellos que  ahora se dicen dispuestos a emprender un cambio de raíz en nuestro México, necesitan cuidar cada paso que dan. Hoy más que nunca requieren ser congruentes siempre y con todo.  Que los subalternos le cuiden las espaldas al de arriba, y que haya una  planificación estratégica para evitar episodios tan desafortunados como este.  Además  --hay que decirlo--, nosotros los ciudadanos, y muy en particular quienes no votamos por AMLO, estaremos vigilando el desarrollo del cambio anunciado.  Queremos otorgar el beneficio de la duda a ese proyecto de nación tan novedoso, y vamos a demandar que cumplan lo que prometieron.
     A ratos pienso que la carrera de un político comienza en la peluquería, con el sastre y en un curso de dicción.  Se prepara su imagen pública, se  pule lo primitivo que pueda traer de fábrica, y se le coloca a la altura de quienes ya están dentro del sistema y aparecerán con él en la foto. Todo lo anterior para que no desentone.  Pero aspectos como la ética y la sensibilidad ciudadana no parecen entrar en la fórmula, y para dar cuenta de ello tenemos una cantidad vergonzosa de políticos de todos los partidos, --eso sí,  con ropa y calzado de importación--, que han saqueado a la nación de todas las formas posibles.  
     Vuelvo a ello, si por mi ocupación me corresponde estar como autoridad frente a un grupo, adquiero lo que debería ser entendido como una   misión sagrada frente a ellos.  Sea como padre,  maestro;  sacerdote, ministro; o bien como político.  Yo debo de ser el primero en cumplir al cien por ciento aquello que pienso exigir a los demás, y de ninguna manera cobijarme bajo el manto de la autoridad para eximirme  de dicho cumplimiento. Los demás están depositando su confianza en mí, y no se vale traicionarlos. Por último, para evitar malentendidos,  habría que aplicar la regla elemental que señala “no  hacer cosas buenas que parezcan malas”.
     Cada palabra, cada acto me comprometen frente a los demás.  Si por mi actividad soy figura pública, el radio que abarcan mis palabras y mis actos se amplía, y con ello crece mi responsabilidad.  No se valen descuidos ni improvisaciones frente a un pueblo tan dolido como el nuestro.

Prosa poética de Juan José Arreola


Si camino paso a paso hasta el recuerdo más hondo, caigo en la húmeda barranca de Toistona, bordeada de helechos y de musgo entrañable. Ahí hay una flor blanca. La perfumada estrellita de San Juan que prendió con su alfiler de aroma el primer recuerdo de mi vida terrestre una tarde de infancia en que salí por vez primera a conocer el campo.  Campo de Zapotlán, mojado por la lluvia de junio, llanura lineal de surcos innumerables. Tierra de pan humilde y de trabajo sencillo, tierra de hombres que giran en la ronda anual de las estaciones, que repasan su vida como un libro de horas y que orientan sus designios en las fases cambiantes de la luna.  Zapotlán, tierra extendida y redonda, limitada por el suave declive de los montes, que suben por laderas y barrancos a perderse  donde empieza el apogeo de los pinos.  Tierra donde hay una laguna soñada que se disipa en la aurora.  Una laguna infantil como un recuerdo que aparece y se pierde, llevándose sus juncos y sus verdes riberas.

Tomado de la página "Una poesía al día" del Mtro. Felipe Garrido.

Les Luthiers: Video divertido

Pesquisa inspiradora

Se busca gente que saque a pasear a sus hijos con el mismo entusiasmo con que sale a pasear a sus perros. Gente que le hable a sus vecinos como le habla a sus plantas diariamente.
Gente que le sonría a los demás como le sonríe todas las noches al televisor.
Gente que le dispense tanta atención a los que lo rodean como lo hace con su computadora.
Gente que esboce una sonrisa cuando pueda mirar.
Gente que salude cuando alguien se aproxima.
Gente que escuche la naturaleza como si intentara escucharse a sí mismo, tanto como escucha el walkman con los audífonos que lo mantienen ajeno a lo cotidiano.
Gente que adore, mime y cuide a su familia como adora, mima y cuida a sus autos, a sus aparatos eléctricos o a sus mascotas.
Gente que esté siempre dispuesta a colaborar como siempre está dispuesta a atender su celular.
Gente que cuando se mire en el espejo vea más allá y se mire el alma, y no el armario que lleva encima.
Gente que cuando hable proponga, no que disponga ni sea conflictiva.
En fin, gente que huela a ... ser humano.

Circula como anónimo, o atribuido a Yndira Pérez.
Agradezco a Luis Fernando tan inspiradora sugerencia.

Meditación y estrés

Charla del Dr. Daniel López Rosetti

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Yo solo pido que me entiendas no que me des la razón. 

No pretendo que estés de acuerdo conmigo, pero sí que nuestras diferencias sean respetadas. 

Si estoy equivocada, a tu juicio, pero me ves feliz, dame la oportunidad de errar y corregir, sin hacerme sentir tu reproche; sin darme la espalda ni hacer críticas severas sobre mis acciones.

A veces mi audacia o mi impulsividad pudieran ser para ti inadecuadas, pero si en ello no implico a otros, si solamente me juego mi destino y lo arriesgo por aquello que conscientemente elijo y me alienta a vivir, me alimenta el alma, me inspira y hace que cada día encuentre en ello el incentivo para seguir adelante con esperanza y fe, déjame equivocarme amiga mía. 

A mi edad ya los desaciertos no son novedad, ni irreparables, a tanto reparar daños he aprendido a reconstruir, a reciclar, a resurgir una y otra vez. No tengo miedo a equivocarme, tengo ya experiencia en ese rubro. Lo que temo es que la vida no dé plazo suficiente a lograr lo que es un anhelo.

Mientras pueda mi cuerpo sostenerme, iré tras mis sueños, mientras éstos sean sostén para el alma, esa mi alma que no sigue a la par de mi cuerpo el ritmo del tiempo, y que me lleva intrépida a intentar una y otra vez a hacer de esta vida una aventura y no tan solo monótona rutina.

Dormilones divertidos