RETOS DE CONVIVENCIA
En el marco del Festival Internacional de las Artes Julio
Torri Coahuila 2014, la Dra. Lucina Jiménez, antropóloga social de la ciudad de
México, ha venido impartiendo una interesante conferencia intitulada “Migración
y diversidad cultural, retos de convivencia en la frontera”, mediante la cual hace
el siguiente planteamiento: La violencia en zonas fronterizas es resultado de
discriminación e intolerancia entre
humanos, y esta a su vez deriva de lo que ella denomina “etnocentricidad”. Esto es, cada individuo parte de su propio
origen étnico para cohesionarse con los de similar origen, y rechazar o atacar a los
de distinto origen.
A través de este mecanismo se explican fenómenos migratorios
vigentes en las fronteras norte y sur de nuestro país. Empero, los conceptos manejados por la Dra.
Jiménez no son exclusivos de las fronteras, sino que se aplican a los distintos
grupos humanos para entender el origen de fenómenos como la violencia
extrema. Quien haya leído en los últimos dos días los desgarradores
testimonios de los presuntos asesinos de
algunos estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, coincidirá
conmigo en que son de una crudeza que no logra entenderse de manera alguna, y
que ha rebasado la imaginación del narrador
más macabro.
Como resultado de la Globalización el concepto de frontera
ha cambiado en los últimos años al grado de desaparecer, al menos en lo relativo
a cultura e identidad. Nos explicaba la
expositora que a través de la historia
las fronteras norte y sur de México han sido móviles y cambiantes, citando como ejemplo los
territorios que pasaron a formar parte de la Unión Americana, o bien el caso de
Chiapas y Quintana Roo en el extremo sur del país. En todos estos casos la existencia de una
línea fronteriza, lejos de establecer
diferencias apela a la búsqueda de una
identidad común.
Partiendo de este punto, la Dra. Jiménez nos fue llevando a entender cómo las raíces de
problemas de violencia que se han venido presentando en las distintas zonas
fronterizas alrededor del mundo, obedecen a un origen multifactorial de orden étnico, económico, cultural y social,
además de elementos esporádicos, como es el caso actual de Melilla, ciudad española situada en la
frontera con África del Norte, que entra en una crisis aún mayor ante el temor del ébola.
Los conceptos dados por la Dra. Jiménez se aplican a todos
los aspectos del quehacer humano, donde
surge discriminación, violencia y guerra.
Elementos como el origen social, que genera a un tiempo la cohesión de grupos que comparten un mismo origen, y el rechazo
o ataque a individuos de otro distinto.
Lo que debería ser un crecimiento a través de la diversidad, con el
enriquecimiento de unos y otros, se convierte en pugna entre dos grupos, cada
uno de los cuales busca imponer las ideas propias menospreciando las del grupo
contrario.
En la medida en que se tenga la capacidad suficiente para
reconocer que cada grupo humano tiene sus propios valores, los cuales merecen
respeto, se generará un estado de derecho, con enriquecimiento para todos. El desarrollo de la cultura es una
construcción incluyente, y no una definición excluyente; genera memorias y
produce identidad, y a mayor número de elementos propios de dicha cultura, mayores la identidad, el sentido de
pertenencia y el propósito de actuar a favor de una ética que a todos favorezca.
Los problemas socioeconómicos y de inseguridad que ha
sufrido el país nos provocan miedo, y este miedo genera parálisis. El temor nos inmoviliza al grado que dejamos escapar los sueños. Esa cultura de la paz a la que convoca Benito Juárez parece un ave
asustada a punto de huir.
La Dra. Jiménez es directora de ConArte - Consorcio
Internacional Arte y Escuela, fundado en la ciudad de México, cuyo propósito es
precisamente, a través del arte y la cultura, integrar grupos humanos que
trabajen por la integración de una bioética que funcione en todos los sentidos:
A favor del planeta, del respeto a la vida, y
la dignidad de las personas, independientemente de su origen étnico, su
condición social o sus capacidades.
Los grandes males de nuestros tiempos tienen que ver con
nuestros propios miedos, que nos llevan a encerrarnos, a rechazar, a mostrarnos
intolerantes frente a lo desconocido.
Optamos por marginar y atacar, antes de abrirnos, entender y
enriquecernos. La Dra. Jiménez hizo un llamado
a todos los asistentes para realizar un
diagnóstico del corazón de nuestras sociedades, de suerte de entender esos
mecanismos íntimos que desencadenan los grandes conflictos sociales.
Plática que llama a actuar: Por fortuna fue atendida por
muchas mentes jóvenes, esos motores del cambio que finalmente echarán a andar de
nueva cuenta a México.