domingo, 25 de octubre de 2020

Elogio fúnebre por María del Carmen Maqueo Garza

 

HAS LLEGADO A CASA

Homenaje póstumo a Don Javier Villarreal Lozano

El día de ayer, 24 de octubre, se adelanta en la ruta común Don Javier Villarreal Lozano, reconocido historiador, poeta, promotor cultural y catedrático fundador de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UAdeC, entre otros cargos que ejerció con excelencia en vida.  Así, con  su paso silente con el que cruzaba por los pasillos de la facultad, café en mano, así decidió partir esta vez, cuando –finalmente—tuvo su amada Ítaca a tiro de piedra.

Una dolencia cardíaca lo envió al hospital hace una semana.  Poco supimos de su persona en estos días; lo imagino con un montón de libros al lado de su cama, para así desdeñar la presencia ominosa de frascos, tubos y trazos luminosos que pudieran conturbarlo.

Lo conocí hace más de 30 años en el entonces llamado CAVIE, que luego cambió a ICOCULT, y ahora es parte de la SEC, amplio edificio que respira sobria luminosidad, ubicado contra esquina de la centenaria Catedral de Saltillo, en el centro histórico de la ciudad capital.  Junto con el poeta y  músico Juan Martínez Tristán, han sido representantes de buena cepa, de una cultura que se centra en el hacer mismo, picando piedra, sin distraerse en  colocar sus aspiraciones más allá. La última vez que lo vi fue hace un par de años, durante un homenaje que la propia facultad le ofreció en su auditorio.  Un grupo de compañeros maestros y exalumnos, ahora brillantes comunicadores, ejecutivos  y poetas, exaltaron lo que fue su trayectoria, tanto  profesional como académica.  Los celebrantes organizaron además una representación de lo que habrá sido una de las clases que a lo largo de tantos años impartió. El espíritu que privó en aquel recinto ocupado hasta el último espacio fue  de cariño y agradecimiento.  En palabras de Claudia Luna, “vamos caminando hacia Ítaca”, cuando hacía referencia a la vastedad de conocimientos del maestro y la forma como inflamó en sus alumnos el espíritu para abrevar cada día más sobre cultura general.

Pido prestadas sus palabras  a mi querido Imanol Caneyada para así, de este modo condensar ese afán de los grandes maestros, que –sin duda—caracterizaba a Don Javier: “Escribimos desde la humildad y el deseo de conocer al mundo desde otras pieles”.  Así fue el gran maestro Villarreal, quien podía hablar casualmente, frente a una taza de café, de los grandes viajes que tuvo oportunidad de emprender, conservando en todo momento, ante sus ojos  la imagen inmutable  de su anhelada Ítaca, esa misma que, siguiendo a Odiseo, él buscó cada día de su vida, y que hoy finalmente alcanza. 

Maestro apreciado: La vida se cumple para ti. Partes con pasos silentes y  espíritu gozoso. Que las aguas del Mar Jónico inunden tus pupilas y rebosen tu corazón, porque ahora sí, constante viajero del tiempo y del espacio: ¡Has llegado a casa!


No hay comentarios.:

Publicar un comentario