domingo, 21 de agosto de 2016

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

VIDA  CON PROPÓSITO
Cuando esto preparo se conmemora el octogésimo aniversario luctuoso de Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español, para muchos el poeta más leído en lengua castellana, muerto a los 38 años por razones políticas, en el fragor de la Guerra Civil Española.
“Hoy siento en el corazón/un vago temblor de estrellas/pero mi senda se pierde/en el alma de la niebla…” De este modo volcaba en canto sus encontrados sentimientos el poeta que tanto tenía de romántico en el alma, como de revolucionario, integrante de la generación de poetas del 27, entre los que se cuentan también Luis Cernuda y Dámaso Alonso, quienes mostraron su clara oposición al régimen imperante en la Península Ibérica.
Ahora bien, a la luz de la historia: ¿Qué rasgos tenía García Lorca como para que a veinte años del centenario de su muerte siga conmoviendo conciencias?... Mi personal opinión, a través del conocimiento de su vida y obra podemos  confirmar una vez más, que los personajes que perduran a través del tiempo son aquellos que emprendieron una vida con propósito.
  Traigo a colación lo anterior en el escenario que vivimos hoy en día, cuando a ratos parece que nos dedicamos a sobrevivir más que otra cosa, sin que logre identificarse una pasión que nos mueva de nuestro lugar a la tarea de emprender un proyecto de vida.   Nos invade el desánimo como diciendo: “¿Y para qué, si todo está tan mal en derredor?”, para arrellanarnos en nuestra molicie y seguir subsistiendo ociosamente, nada más.
Es interesante conocer las vidas de esos hombres y mujeres que han hecho la diferencia, ya sea en su entorno inmediato, ya para el mundo.  Descubrir que no contaron con circunstancias extraordinarias para emprender eso que los hizo trascender a través de la historia.  En general se desenvolvieron en circunstancias parecidas a las de cualquier otro ser humano, sin embargo en su actitud, en su modo de valerse de esas circunstancias para construir algo favorable para la sociedad, es que lograron trascender.
 El estilo de vida que priva en la actualidad va mucho encaminado al confort, a la propia satisfacción.  Las necesidades que se ubican más allá de las propias o de nuestro entorno inmediato, quedan fuera de enfoque.   Pensar en  los demás no suele ser algo que se inculque en las nuevas generaciones, sino todo lo contrario, como si la consigna fuera: “Piensa en ti por encima de las necesidades de los demás”.
La maestra Rosaura Barahona en su última editorial habla  precisamente sobre la ocupación de cajones para personas con necesidades especiales afuera de los hospitales, por conductores que no los requieren, a grado tal que incluso el reclamar que se respeten estos espacios llega a representar un riesgo de muerte, si es que quien se estaciona alevosamente donde no le corresponde trajera un arma de fuego misma que puede accionar en contra de quien ose reclamarle.
A ese grado de hedonismo ha llegado nuestra sociedad, fenómeno que vemos reflejado de muy diversas maneras en cualquier lugar donde interactúen dos seres humanos.   Lo verdaderamente excepcional es ver a alguien capaz de respetar y hacer respetar los derechos de otros, por encima de influyentismos y  amenazas violentas.
Yo me pregunto qué podrá recordar el mundo de esos personajes oscuros y rabiosos después de que hayan muerto, aunque lo más probable es que a ellos ni les preocupe lo que ocurra después de este día, tan recortada su perspectiva emocional.
¡Qué importante es inculcar en nuestros niños el gusto por la lectura! Y después de hacerlo, facilitarles el acceso a buenos libros, de modo que se descubran ellos mismos a través de la lectura de distintas realidades, variadas en tiempo, en geografía y en circunstancias.  Tan necesario ubicarlos en el contexto universal, para que abarquen con su mente la inmensidad de la raza humana a través de la historia, y que asimilen que, siendo una arenilla en la inacabable playa de la historia, habrá que trabajar por ser la mejor arenilla que se puede llegar a ser.
Leer es dialogar con los grandes personajes que han encauzado la trayectoria de todos los hombres.  Leer a García Lorca es atisbar en los eventos que  marcaron la historia de la España moderna hasta nuestros días, y ver aparecer entre sus miles de ciudadanos, a aquellos que con su valiente voz convocaron a los pueblos a luchar por lo propio.
Mientras no entendamos qué sentido tiene leer, nada efectivo podrá hacerse por promover la lectura.   Mientras sigamos pensando equivocadamente  que la violencia es el camino para el cambio, no estaremos en condiciones de convocar mentes y corazones para emprender una reforma estructural de este sistema que parece caerse a pedazos.   En la medida en que no actuemos convencidos de que el cambio del país está sobre nuestros hombros, no gritando, no profiriendo, no atacando, sino analizando y planificando, el rumbo del país no se habrá movido ni un milímetro en la dirección correcta.

Hoy recordamos a García Lorca.  Sea su vida un motivo para despabilarnos y ponernos a trabajar, cada quien en su pequeña parcela, pero  a conciencia, por un cambio real.

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