domingo, 22 de abril de 2012

TODO UN CABALLERO: MEXICANO EN EL TITANIC

Manuel Uruchurtu, al igual que Álvaro Obregón, fueron sonorenses con quienes mi abuelo José Garza Zertuche llevó amistad personal.  Esta anécdota que da cuenta  del gesto de caballerosidad del Licenciado Uruchurtu, que le valió perder la vida,  formaba parte del ramillete de historias familiares que escuché de pequeña de labios de mi abuela Elvirita. 


El diputado Manuel Uruchurtu (1872- 1912)  fue víctima de la casualidad pues él pensaba viajar de París a Cherburgo  y  de ahí a México, y a propuesta de Guillermo Obregón  presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados, intercambió boletos y finalmente embarcó en Cherburgo en el Titanic junto a 273 pasajeros mas con el boleto No. P C 17601.
Cuando el Titanic chocó con el iceberg, fue subido al bote salvavidas número 11, privilegio ganado gracias a su estatus de Diputado en visita oficial. Entonces se apareció una dama inglesa  nombrada  Elizabeth Ramell Nye, quien imploró ser incluida en el bote salvavidas, alegando que su esposo e hijo le esperaban en Nueva York. Los oficiales se negaron a subir a alguien más al bote, ya que pondría en peligro la estabilidad de éste.
Manuel Uruchurtu se levantó, abandonó el bote salvavidas y cedió su lugar a la dama. Mas, adivinando su segura muerte, él le pidió visitar a su familia en Hermosillo para hacerles saber sobre sus últimos minutos en vida. Esta promesa fue cumplida por Elizabeth Ramell en 1924.

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