domingo, 27 de diciembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

2016: UN NUEVO COMIENZO

2016, hoja en blanco, lienzo virgen sobre el cual bosquejar nuestros proyectos para esa parte de vida que ahora se nos presenta como una promesa.

Ocasión de revisar nuestra bitácora de viaje, alivianar la mochila y trazar un plan para los próximos 365 días, hacerlo en la confianza de que estaremos en capacidad de cumplirlo.

Si algo no ha logrado domeñar el hombre en esta vida, es precisamente el tiempo. Hoy estamos aquí, mañana, no alcanzaríamos a saberlo…

Pero que ello no nos desanime en el andar. Dentro de los misterios de la vida está justo ese, el del tiempo que no podemos hacer nuestro a voluntad.

Emprendamos planes asequibles, que vayan de acuerdo con nuestras capacidades, con los límites de nuestro mundo personal, para que puedan cumplirse.

La desazón de muchos corazones proviene de metas incumplidas, cuando estas no fueron congruentes con la propia realidad de cada cual.

En todo proyecto que tengamos en mente habrá que preguntarnos si su cumplimiento nos hace mejores personas, porque mejores personas necesita el mundo.

Que no nos intimide la palabra “compromiso”. Primero hacia la propia persona y luego hacia los demás, como pieza clave para el éxito de nuestra empresa.

Un mal de estos tiempos es el hedonismo, apostarle a aquello que nos proporciona placer muy personal sin tomar en cuenta algo más aparte de nosotros mismos.

La felicidad es un estado de satisfacción profunda que nada tiene que ver con estos chispazos de complacencia centrada en el ego.

Sea 2016 una nueva oportunidad para practicar el amor en obras, en esas pequeñas obras silentes de cada día, que siembran en el corazón los mejores sentimientos.

Amor capaz de construir puentes de amistad, y con la fuerza enorme para derruir muros de silencio. Amor que hermane y que incluya; que se aleje de la discriminación y que no pierda su propósito en afanes vanos.

Porque si de algo está sedienta la humanidad es del fresco alivio que proporciona un amor desinteresado.

Las necesidades vitales nos llevan a todos a poner por delante lo propio antes que lo ajeno, se pudiera decir que es algo instintivo. Pero, ¿qué pasa si por hoy, por un solo momento, colocamos lo propio en segundo plano y ponemos en primer lugar las necesidades de los demás?...

La extrema comodidad personal no hace nada por mejorar al mundo, por el contrario, ahí tenemos a tantos individuos enriqueciéndose de manera voraz para incrementar su comodidad personal y de su entorno inmediato. ¿Qué aportan al mundo que pueda ennoblecerlos?

Vivamos con sencillez y sentido común, en la medida de lo posible bien, sin carencias, pero sin afanes de opulencia que achican el corazón. Seamos compartidos, que finalmente nada nos habremos de llevar de este mundo.

Aprovechemos este año, que bien puede ser el último, para poner orden en nuestra vida, en nuestras relaciones, en los asuntos pendientes. No dejemos cabos sueltos, cuentas sin saldar, no posterguemos decisiones que corresponde a nosotros tomar.

Asumamos la actitud de recibir cada día como una bendición, como una oportunidad para avanzar en nuestro proyecto personal.

Trabajemos por desarrollar ese sentido solidario que tanto bien puede hacer al mundo. Para hacerlo primero habrá que abrir los ojos y dirigir nuestra mirada en derredor, para descubrir en otros las necesidades de primer orden que ellos no logran solventar.

Practicar la aportación de un poco de nosotros mismos sin cuestionar, sin escatimar, sin condicionar, como un acto de generosidad y nada más.

Que nos reciba el 2016 con la mente clara y el corazón bien dispuesto. Con la marcha presta y la mochila ligera. Con los sueños en alto y libres de todo anclaje.

Sea este año que inicia uno significativo en nuestro desarrollo como personas, que lo que hagamos dentro del mundo haga del mismo un mejor lugar.

Que nos enfoquemos hacia aquello que finalmente trasciende, desechando lo atronador y lo fútil. Aprendamos de la dulce armonía de la naturaleza el arte de convivir.

Iniciemos con metas bien definidas y el firme propósito de cumplirlas, metas que nos beneficien sin perjudicar a otros. Metas asequibles y transformadoras.

Si cada cual trabaja en su pequeña parcela personal, nuestro mundo podrá ser mejor, con la acción conjunta de todos.

Una vida con sentido, con un propósito superior a nuestra propia persona, que permita saborear la satisfacción de realizar algo más que satisfacer caprichos. Una vida de armonía y sereno contentamiento con aquello que somos y el rumbo que llevamos.

¡Feliz Año Nuevo!

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