domingo, 20 de diciembre de 2015

Interesante reflexión del Dr. Salvador Alvarado


Siempre que llega la temporada navideña a los padres, sobre todo a los padres con hijos jóvenes, que ya no es el caso mìo, se les presenta el dilema de què o cuàles juguetes comprar y en términos generales a los niños se les compra muchos juguetes y demasiado caros. La verdad es que el niño, sobre todo el niño pequeño, habitualmente se divierte y se entretiene con las cosas màs sencillas, como las cajas en las que vienen envueltos los juguetes caros, sofisticados y de difìcil armado. En lo que el padre o la madre arma el juguete en cuestión, el niño ya se enfadò y a lo que sigue, que es jugar con el papel envoltorio, con las cajas de cartòn, o cualquier otra cosa màs sencilla; por ejemplo, yo he visto a niños muy felices jugando mucho rato con pompas de jabòn. Y lo cierto es que los niños pasan horas y horas jugando con las cosas màs inimaginables y cotidianas.

¿JUGAR ES TIEMPO PERDIDO?
No. Para nada. Los niños juegan para aprender. Aprender es una actividad de sobrevivencia. Si el niño no juega, no aprende y si no aprende, no podrá sobrevivir. Se podría decir que el juego es una escuela, una universidad. Jugando, los niños pequeños aprenden a relacionarse con el mundo, desarrollan su imaginación, interactúan emocionalmente, imitan a otros niños, aprenden de sus padres, mueven sus músculos y articulaciones e incrementan los diversos tipos de inteligencia. El juego es el mejor entrenamiento para el desarrollo de la inteligencia, de las habilidades, de las emociones y la actividad física. Más tarde, el juego le permite al niño socializar, mejorando las relaciones con los otros niños y con su entorno. Así de importante es el juego. De tal manera los adultos, fundamentalmente los padres y sobre todo en esta temporada debemos conocer ciertas cosas acerca del juego y los juguetes. Una de ellas es que el alto costo de algunos juguetes no indica que sean más beneficiosos que otros más económicos, incluso sin nada de valor económico como podrían ser unos palos encontrados en un lote baldío.

¿JUGAR O JUGUETES?
Definitivamente la respuesta es JUGAR. Jugar con nuestros hijos es lo màs importante. En encuestas nacionales se ha encontrado que los chicos pasan muchas horas ante todo tipo de pantallas, desde el celular hasta la computadora, pero lo hacen sòlos o acompañados de otros niños de su misma edad, pero rara vez se juega con los padres o adultos que lo rodean, esto no es lo ideal. Que nosotros los adultos participemos en el juego de los niños, es lo ideal. En otras palabras, demos invertir tiempo libre, tiempo para jugar CON nuestros hijos.
Los especialistas de la Asociación española de pediatría (AEP) aconsejan menos juguetes y más juegos compartidos y nos recomiendan la recuperación de juguetes educativos como libros o cuentos, u otros que permitan compartir tiempo con ellos. Jugar con ellos a lo que sea, a correr, a caminar por el parque, a las maromas, a las escondidas, a brincar, a la pelota. A las canicas, al dominò, al ajedrez, Etc. Asì se construye el conocimiento en ambas direcciones; enseñamos a los hijos y ellos nos enseñan también. Nos retroalimentamos y asì se va engendrando el amor, a través de los cuidados y los juegos.

La pedagoga Inma Marín, miembro del Observatorio del Juego Infantil de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), asegura que bastan 15 a 20 minutos diarios de juego familiar para que los niños empiecen a conseguir todos los beneficios que éste proporciona. Sin embargo, según estudios recientes los padres no dedican ni este tiempo para jugar.

Les paso una lista de los “10 principios del juego familiar”:

1. Jugar con los niños no significa perder el tiempo. El juego familiar crea un escenario de comprensión y comunicación que potencia el aprendizaje espontáneo del niño.

2. Fomenta la autoestima y las relaciones interfamiliares. Con el juego compartido padres e hijos interaccionan de un modo único y estos ganan en autoestima, pues el juego con sus padres les aporta una sensación de alegría, plenitud y valìa.

3. Aporta seguridad al niño. Esto facilita el intercambio de experiencias y también le aporta tranquilidad.

4.Potencia las habilidades sociales y emocionales. Las interacciones que se dan en el juego familiar potencian las relaciones sociales y le ayudan al niño a explorar, a aprender y a refinar la inteligencia emocional.

5. Aumenta el control emocional. A través del juego el niño aprende a influir y a ser influìdo por los otros y, por ende, también a regular y controlar sus emociones y a reconocer las señales afectivas y las emociones ajenas.

6. Fomenta la creatividad y el éxito escolar. El ambiente que se crea con el juego permiten al niño relacionarse de una forma creativa con el mundo, lo que fomenta su imaginación. Y se sabe que los niños imaginativos son menos agresivos y más tolerantes y tienen más éxito en las tareas escolares.

7. Promueve la popularidad y la competencia social. Los niños que muestran afectos positivos en las interacciones con sus padres son valorados como más populares frente a los que muestran emociones negativas.

8. Favorece la atención del niño. La interacción con sus progenitores en el juego aumenta la capacidad de concentración del pequeño.

9. Potencia la actividad infantil. Compartir tiempo de juego con los hijos convierte las experiencias pasivas en activas y placenteras y el niño se siente amado.

10. Promueve la felicidad infantil. De hecho, está demostrado que los padres que se implican bastante en el juego de sus hijos tienen muchas más probabilidades de criar niños sanos emocionalmente y felices.

Pueden consultar el artículo completo en: 
http://ed.el-mexicano.com.mx/impreso/Mexicali/122015/20-12-2015_MEX_06E.pdf


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