domingo, 25 de septiembre de 2011

Sueños
En las trincheras de la Primera Guerra Mundial calaban el frío, el lodo, el hambre.
Pero los soldados se entretenían en ellas imaginando banquetes y platillos deliciosos.
Así le hallaban sentido al sufrimiento, a la vida que los esperaba después del conflicto.
En eso debemos ocuparnos ahora que sufre México el agobio de la violencia.
Que no nos quiten los sueños los criminales, que no nos maten el futuro.
Se vale soñar en un país tranquilo, laborioso, donde se pueda vivir a salvo de secuestro y extorsión.
Un país donde dominen los buenos, y los malos se vayan a la clandestinidad.
Pero como aquellos soldados.  Hay que salir luego a dar la batalla para ganar ese futuro.
jvillega@rocketmail.com

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