domingo, 5 de julio de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

VIVIR CON PASIÓN
Resulta increíble el peso que tienen las palabras.  Una sola de ellas, como la palanca de Arquímedes, es capaz de mover al mundo.
     Desde que el hombre adquirió conciencia de sí mismo, surgió el lenguaje.  Gutural en un inicio, evolucionó hasta diversificarse, alcanzar la forma escrita y hermosearse.  La lengua castellana es muy vasta en significados; en otras lenguas  una misma palabra tiene varias acepciones; en castellano sobreabundan los términos para designar una misma cosa.  Somos muy ricos en patrimonio  lingüístico.
     De forma lamentable, nuestro lenguaje pierde  brillo conforme se extienden los medios de comunicación.   Simplificamos  los términos utilizados para expresarnos y terminamos migrando hacia el empobrecimiento de nuestro hermoso idioma.
     A partir del estudio de la inteligencia emocional, el lenguaje cobra un peso específico.  Cada palabra utilizada, en particular cuando nos dirigimos a los niños, tiene un efecto que puede durar toda la vida.  Entre los adultos no deja de tener su impacto: estar lanzando o recibiendo términos peyorativos, termina por dañar la autoestima.  Tal vez resulta menos frecuente que haya un enfrentamiento oral de forma directa, aunque sí, este encierro obligado nos ha vuelto más irritables, y no es tan raro que alguien tenga un exabrupto en lugares públicos.  Sin embargo, es mucho más frecuente atacar a través de redes sociales, en donde, parapetados por el anonimato, surge la ocasión de atacar de un modo más violento.
     La palabra es capaz de seducir, convencer e impulsar.  La palabra convoca, organiza y emprende.   La palabra da pie a la pasión, entendida esta última como el anhelo vehemente por emprender algo que se desea alcanzar, y por lo que se está dispuesto a empeñar tiempo, esfuerzo y entusiasmo.   Ejemplos de vidas vividas con pasión hay muchas, de hombres y mujeres que han transformado al mundo.  
     En el marco de la contingencia tengo la impresión de que media humanidad viene albergando sentimientos de desesperación y angustia, mientras que la otra mitad se ha propuesto hacer de este tiempo uno destinado a desarrollar un proyecto personal con pasión.  Acabo de ver un ejemplo maravilloso, Tito Charly es un hombre de la tercera edad  que vive en Monterrey.  Él complementaba sus ingresos trabajando como empacador en una tienda de autoservicio, pero con motivo de su edad, fue enviado a casa.  Él contactó algunos productores de materia prima locales, y decidió elaborar sus propios productos alimentarios y ponerlos a la venta.  Se anuncia mediante su propio canal de YouTube, en el cual ofrece videos de preparación de alimentos utilizando sus productos.  Me pareció una forma muy original y creativa de hacer de los obstáculos, ventanas de oportunidad. Imagino que en su mente la palabra fue algo así como “¡Adelante, tú puedes!”.
     Tal vez si abrevamos más seguido del lenguaje, nos vamos a encontrar herramientas maravillosas para sentirnos mejor y crear un ambiente agradable.  Si regalamos palabras estimulantes a quienes comparten con nosotros el tiempo de encierro, generaremos reacciones más positivas que si nos la pasamos mirándonos unos a otros con cara de fastidio.   Cuando utilizamos las redes sociales para comunicar un mensaje alentador, vamos a obtener uno similar.   Por cierto, la misma regla aplica para mensajes de otro tipo; se cumple aquello que dice que lo que das recibes.
     En redes sociales aparece el efecto “bola de nieve”.  Alguien dice algo no muy gentil contra otro, y el otro responde.  A partir de ese momento comienzan a integrarse bandos contrarios, los unos atacan, los otros responden, progresivamente subiendo de tono las denostaciones, y al rato ya se están dando  hasta con el árbol genealógico, por algo que, si analizamos, comenzó de modo muy simple.
     Es buen tiempo para revisar lo que tenemos.  Como ya se habrá hecho con el guardarropa, los libros y los discos, es buen momento para revisar qué palabras albergamos en la mente y el corazón.  Cuál es aquella que primero se viene a nuestra lengua o a nuestros dedos en la pantalla, cuando reaccionamos.  Cuál es el peso específico de cada una.  Asomándonos al fondo del ropero verbal, ¿por qué utilizamos las que utilizamos? ¿cómo nos hace sentir su uso? ¿conviene renovar parte de ellas?   Así como ocurre en la moda con las novedades de temporada, ¿por qué no probar cómo nos sentimos utilizando otras palabras? Tal vez nos descubramos abriendo nuevas puertas, de cuya existencia no estábamos enterados.
     Los libros son maravillosas plataformas de despegue para nuestra exploración. Provocan estados de ánimo únicos y revelaciones sorprendentes. Solemos olvidar que la felicidad es una opción muy personal; cada cual decide si la toma o la deja. Las palabras ayudan a alcanzarla.

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