Las experiencias pasadas son como piezas de un rompecabezas
que, en su conjunto, conforman nuestro yo actual.
Las vemos de una sola mirada y no
distinguimos las diferencias entre una y otra.
No es hasta que las vamos tomando una a una para recordar lo vivido, que
caemos en cuenta de cuántas personas han pasado a formar parte de nosotros
mismos, cada una de ellas a manera de una pieza única de rompecabezas, que
llegó para quedarse.
Somos un complejo universo formado por miles de reflejos de otros
universos. A la vez nosotros emitimos mil reflejos que van a complementar universos más allá de nosotros mismos.
¿Hasta cuándo?... Nadie ha de saberlo...
Por lo pronto no cejemos en seguir sembrando
eternidad.
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