Chico Sanchez, buen amigo, activo colaborador de este blog, es un artista español de gran sensibilidad radicado en México, cuya pasión es capturar la realidad del mundo que le rodea, a través de la lente como a través de la palabra escrita, oficio éste último que ejerce con particular destreza, aunque él mismo no se anima a reconocerlo.
En esta ocasión nos comparte su sentir al regreso de un viaje por su país natal en el cual fue a descubrir que algunos de sus malos augurios del ayer, se convierten hoy en lacerantes realidades.
He aquí la primera de dos partes.
Por cuestión de espacio no he podido incluir todas las fotografías; pueden visitar esta obra completa en la siguiente URL:
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Prado del Rey, en la Sierra de Cádiz, Andalucía, España. Foto © Chico Sánchez - Derechos Reservados |
Mi pueblo, como supongo que muchos pueblos, resultó
ser una excelente caricatura de lo que ha sido para España su viaje turbulento
al "primer mundo", que llaman Europa. Mi primer
recuerdo, aún muy joven, de la llegada del "progreso" fue cuando cerraron el cine para poner un banco, con esto, creo que sobran explicaciones.
También recuerdo que cuando llegó Europa se arrancaron miles árboles, muchos de ellos olivos centenarios, los ataques indiscriminados al medioambiente aún continúan. Casi todos los árboles frutales que había en las calles cercanas a mi casa, los amascos de mi puerta, los morales. Todo se mandó arrancar.
El siguiente "avance" que llego a mi pueblo fue que cada uno ahora tenía su coche, su automóvil, el cual usaban para trasladarse desde su casa al trabajo, que está, algunas veces, a 500 metros. ¡Incluso menos! Y si el cine se convirtió en banco: ¿Cómo no habría de convertirse la plaza en un estacionamiento privado? El pueblo se quedó sin plaza durante unos años. Si señor, otro gran "avance".
El cierre del cine y
la apertura del banco fue la primera señal del"primermundismo" y"desarrollo". Un signo claro de lo que sería el
destino de sus habitantes: la deuda.
Por otro lado, gastar
uno o dos euros diarios en gasolina para ir a lugares que estan quinientos
metros de tu casa no es inteligente, pero eso trajo la modernidad, si no gastas
lo poco que tienes no eres nadie. Así es como parece funcionar el asunto.
La tristeza de ver
tantos árboles arrancados me hizo escribir dos poemas en 1999, en el Noticiero Pradense,
una publicación anual. Se titulaban asi: Las obras de la sociedad. Siglo XX y El Mundo.
Escribir estos poemas me llevó a escuchar durante
mucho tiempo una palabra: pesimismo. A partir de ese momento fui reconocido como pesismista de carrera. -Muy
bonitas tus poesías, pero muy pesimistas. -Muy bien escrito, hijo, pero un poco pesimista. Tantas veces oí que todo iba en buen camino y que
con optimismo lo podríamos arreglar todo, que casi me lo acabo creyendo. Pero las
cosas suceden y recogemos lo que sembramos. Ser optimista o pesimista no
soluciona tu problema, son simplemente excusas para no reconocerlo. Y si no
reconoces un problema: ¿Cómo lo solucionas?
Mis textos avisando
de una crisis ecológica hicieron que mucha gente me llamara loco. Y creo que
tenían razón: intentar salvar al mundo que no quiere salvarse es, sin duda, una
locura.
Decía Albert Einstein que la cosa más bella que podemos experimentar es lo
misterioso. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos. Pues bien estos dos poemas son para mí sólo eso:
un misterio.
continuará...
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