No siempre ocurre lo que esperábamos, no siempre las cosas se resuelvan de la manera como lo habíamos contemplado, no nos salen como lo planeamos o nos lo habían pintado.
A veces nuestras expectativas son tan altas que no damos crédito a lo que nos esta sucediendo; ya sentíamos que habíamos pasado el peor trance y que encontrábamos la salida a la luz, cuando nos vemos otra vez en un largo túnel que parece no tener fin.
Estábamos preparados para una tregua en la ardua lucha en la que la vida nos había posicionado y de nuevo nos vemos forzados a enfrentar enemigos que creíamos derrotados. Invadidos por el miedo, la depresión, agotados los recursos de fe y esperanza que sentíamos haber invertido en nuestra gran empresa contra la adversidad, otra vez estamos en medio del combate y sintiendo que no es justo, que no es posible, y que esta vez ya es demasiado.
Debíamos volver a casa a continuar la vida, y se nos dice que no hay tregua y que quizá ahora viene algo todavía mas difícil de enfrentar. Desgarrada el alma, hecha trizas la voluntad, tendremos que echar mano de lo que ni nosotros mismos imaginamos poseer.
A renovar las fuerzas, el espíritu, a llenar las arcas de nuevo de esperanzas, a buscar voluntad valiéndonos de incentivos como la familia y el cariño de nuestra gente. El sabernos queridos y necesarios es quizá la mejor forma de volvernos a incorporar, a ponernos de nuevo en pie de lucha. Tenemos vida, momentáneamente maltrecha, pero vida al fín, y podemos de nuevo salir victoriosos, tenemos como humanos la capacidad de reinventarnos, de renovarnos, de sacar fuerzas de flaqueza, tenemos la fe, muchos de nosotros en Dios, otros en la vida misma y si la fe mueve montañas, así mismo moverá a nuestra alma haciéndola levantarse para continuar la vida, esta vida que si no nos ha sido siempre fácil, es todavía promesa de muchas cosas bellas por vivir.
Toma un minuto, recupera fuerzas y vámonos al siguiente round, ¡esta pelea seguro la ganas por K.O"
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