DE PERROS, PLANTONES Y OTRAS COSAS
Una realidad incontrovertible en el siglo XXI es el hecho de
que las redes sociales actúan como espejo de nuestras fantasías. A través de su uso fabricamos la clase de
imagen propia que necesitamos para sobrevivir en un mundo caótico.
Se hace llamar
@illumivato; aparenta unos dieciséis años.
Es fanática del grupo musical “One Direction”, al cual comenzó a
“seguir” esperando que ellos la siguieran en correspondencia (“follow
back”). Entre los más de quince millones
de seguidores de este grupo en Tuiter, lo más seguro es que nunca se percataron
de la solicitud de la adolescente, quien entonces amenazó publicando: “O me siguen, o
le rompo el cuello a mi perro”, texto que hizo acompañar de una imagen de su
pie sobre el cuello de su mascota en el suelo.
Al no tener respuesta, procedió a aplastarle el cuello hasta matarlo,
para luego subir una última foto donde
aparece llorosa con el perrito exánime en sus brazos, culpando a los músicos
por lo ocurrido.
El relato anterior
viene a sumarse a una serie de interminables narrativas que asocian la violencia que un ser humano percibe
con la que él posteriormente genera. Así está el caso de las mascotas de Ciudad
Juárez, contra las cuales los pocos niños que siguen viviendo en colonias
azotadas por la delincuencia organizada, ejercen todo tipo de bizarras agresiones. Una vez más, como muestra de la violencia que ha venido
desgarrando su propia infancia.
Ahora bien, con
este mismo par de lentes comienzo a visualizar el conflicto de los maestros en
la ciudad de México. Al momento de terminar esta colaboración las fuerzas del
orden proceden a desalojarlos de la plancha del Zócalo capitalino. Detrás de todo, sabemos, existe un grupúsculo de líderes sindicales
dispuestos a que el asunto “truene”. Sus
piezas sobre el tablero son miles de maestros traídos de diversos estados a la
ciudad de México para generar molestia, caos vial, y a últimas fechas desmanes.
Cuadrillas de
maestros van, cuadrillas de maestros vienen, desde y hacia sus sitios de procedencia, en un continuo que
parece alimentarse a sí mismo. Los
analistas políticos que conocen a profundidad estos movimientos humanos lo
dejan claro, se busca que haya víctimas, como una forma de presión social.
Claro que víctimas
ya las hay, los capitalinos que tienen un mes sin llegar a tiempo a cumplir
sus compromisos; los comerciantes que han sufrido pérdidas millonarias; el
turismo que habrá cancelado algún viaje programado a la ciudad de México. Y por supuesto, en
primerísimo orden, los alumnos de instituciones públicas que suman a su ya
deficiente proceso educativo los ausentismos de los maestros a causa de estas
movilizaciones.
Un poco más del 5%
del PIB está destinado a la educación, y del 100% de dicho presupuesto, el 95% se destina a pago de
sueldos y salarios. Queda un 5% para
construcción y mantenimiento de inmuebles; compra de material y equipo;
capacitación y demás… Aún así, la mayoría de los maestros siguen siendo mal
pagados, lo que lleva a la pregunta obligada: ¿A dónde va a parar ese
dinero?...Lo más grave, la falta de transparencia nos impide conocerlo. Pero
una cosa es cierta, si los líderes del
gremio han gastado sumas multimillonarias en estas movilizaciones, es porque
esperan obtener ganancias.
Así queremos entender el problema: Maestros obligados
por sus líderes a participar en plantones y movilizaciones lejos de sus
hogares por varias semanas, en tanto los gobiernos de algunos estados comienzan
a presionarlos a regresar a dar clases, o los dan de baja… La mayoría son padres
de familia que necesitan de ese salario para vivir, ya están cansados de seguir
en el plantón, pero a la vez temen desacatar las indicaciones de sus líderes…
Quiero suponer que
como la adolescente con su mascota, los maestros comienzan a sentir la desesperación de ser utilizados sin voz
ni voto, quizás sin acaso tener en claro el motivo de la lucha. No nos sorprenda pues, que hayan comenzado a provocar
daños patrimoniales, a atacar policías,
y a orinar en plena vía pública. Y mi pregunta, si se les sigue
presionando por uno y otro lado, ¿no terminarán en su frustración como
@illumivato, actuando fuera de toda razón, atacando con violencia como una
manera desesperada de llamar la atención?
La actitud de los
líderes sindicales me recuerda un tanto la de los emperadores en el Circo
Romano, presenciando el espectáculo de
seres humanos indefensos en la arena frente a los leones, en una orgía de sangre, sabedores gozosos de todo el poder que se hallaba concentrado en su
pulgar derecho al momento de decidir entre la vida y la muerte de otros seres humanos.
Como sociedad
civil: ¿Hacemos frente común, o esperamos a que suban la foto al “feis”?...