PODER
CIUDADANO
Para
cualquier otro país resultaría inaudito, no así para México: Ya viene la tercera investigación del basurero de
Cocula, en el asunto de las desapariciones de Ayotzinapa. Desde ahora podemos decirlo, sean quienes
fueren los investigadores, y sean cuales
sean los resultados, mientras no aparezcan los normalistas con vida, los padres
seguirán inconformes. Lo entendemos,
frente a un gobierno que se ha caracterizado por la opacidad, cualquiera exigiría lo mismo; mientras no saneemos
nuestras estructuras internas para volver a erigir ese aparato de gobierno tan
viciado, poco o nada se habrá logrado en cuanto a credibilidad y confianza, una
verdad que no han podido o no han querido asumir nuestros gobernantes, quienes se
muestran hasta ofendidos cuando los
hechos gritan.
No
voy a entrar más en estos terrenos que no son lo mío, nada más quise decir esto:
Es lamentable la manera como en nuestra sociedad se perdieron valores fundamentales como el
respeto a la vida. México se ha convertido
en el gran cementerio, periódicamente se encuentran fosas clandestinas, tantas
que dudo que haya acaso un registro fiel de las mismas. Drenan
una laguna de oxidación y aparece una veintena de cuerpos así como si
nada, como podrían haber aparecido basura o ramas, o bien un padre de familia reporta extraviada
a su pequeña de ocho meses y al
siguiente día todo apunta a que él es el responsable de haber terminado con la vida
de la pequeñita en un feroz ataque a golpes.
No podemos decir que se trate de hechos aislados ni afirmar que haya
regiones del país libres de tal desmedida violencia, como Mancera insiste en
afirmar respecto al Distrito Federal.
Los hechos cruentos van en aumento y de alguna manera nos salpican a
todos, y han venido generando un imaginario colectivo desolador. Para muchos de nuestros niños y jóvenes es
normal la violencia y es normal la delincuencia organizada, tan comunes como
las pencas de nopal en el campo, o los aficionados al futbol cualquier domingo por la tarde…
Recientemente
me topé con información muy interesante que tiene que ver con los contenidos
que fluyen a través de los medios masivos de comunicación, y que indica cómo
con el advenimiento de la Internet los periódicos impresos disminuyeron ostensiblemente su producción, y
algunos de ellos han migrado en definitiva a versiones digitales. Habla además de la publicación de noticias en
la red, dando cuenta de que las fuentes de dicha información son muchas veces
ciudadanas, lo que vuelve muy variable la credibilidad. Yo soy testigo en la calle de algún evento,
saco mi teléfono celular y grabo un video; a partir de ese momento soy dueño de
una información que difundiré más delante de acuerdo a una serie de elementos
personales: Qué vi, qué me pareció, cómo lo relaciono con otros hechos que
ocurren en un mismo período de tiempo, a quién dirijo la nota y qué espero
obtener al hacerlo, de tal manera que un mismo hecho registrado por dos
ciudadanos distintos, puede llevar a conclusiones diametralmente opuestas.
Hay
blogueros cuyo espacio está alojado en el nicho de publicaciones digitales bien acreditadas, lo
que les otorga reconocimiento como confiables, pero a la vez hay muchos otros
que se dedican a montar páginas a modo, ya para atacar, ya para apoyar una
causa o personaje determinado. Cuando
navegamos en la red es sensato no perder
de vista la idea de que no porque aparezca en Internet significa que aquello
que se dice o cómo se dice tenga apego a la verdad. Y aquí surge otro punto por demás filosófico: ¿Cuál verdad? ¿La de
quién?...
Retomando
ese asunto de la violencia desmedida que inunda nuestros medios de
comunicación, admitámoslo o no, la continua exposición a imágenes en extremo
cruentas termina por desensibilizarnos; llega un punto en el que puede conmovernos más la visión de
un gatito flaco y hambriento que la
imagen de un cuerpo desmembrado, a ese grado el acostumbramiento.
Un
derecho inalienable de todos nosotros es la libertad, al menos eso queremos
creer. Nosotros decidimos qué fuentes
procuramos para informarnos acerca de lo que sucede en nuestro entorno; cada
quien determina a qué contenidos accede,
cuáles apoya y cuáles reproduce más delante, y así entre todos vamos pintando a pinceladas el telón de fondo
de nuestro querido México. Muchas de
las veces logros de gran valor ciudadano
quedan opacados frente a los terribles hechos de sangre que
reproducimos una y otra vez.
¿Qué
pasará si comenzamos a cambiar nuestras personales elecciones al informarnos, y así modificamos el telón de fondo de nuestro
país?...A esa voluntad por hacerlo podríamos considerarla el gran poder ciudadano
capaz de modular el impacto que la información
tiene para nuestro espíritu.
Trabajo, harto dificil hacer que los jovenes dejen de creer en la basura de Internet, en lo personal yo trabajo en evitarlo, pero en verdad lo veo muy dificil. Ojo, no tiro la toalla y sigo insistiendo.
ResponderBorrarEsa es la clave, no tirar la toalla, cada cual en el espacio que le toca atender. Saludos.
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