Cuando hay eclipse de luna, las mujeres preñadas temen que así como la Luna era comida podía suceder con el niño que lleva en el vientre puede nacer sin labios y sin nariz, o con algún otro defecto o malformación, y para impedir que eso pasara se ponían un listón amarrado en vientre a la altura del ombligo, además de no salir de su casa.
Para los otomíes de San Pedro Tlachichilco, la vida sólo puede nacer de la disociación de la Luna y el Sol (o fuego) por lo cual durante los eclipses golpean una coa con una piedra, así como tambores u objetos de metal para tratar de impedir la conjunción de las fuerzas celestes antagónicas de ambos astros. La Luna tiene un aspecto doble, ya que es a un tiempo fuente de vida y amenaza de muerte. Por ello se busca ahuyentar a las fuerzas lunares que ponen en peligro la vida.
Refiere que los otomíes temen que las embarazadas expuestas durante los eclipses de Sol o de Luna tengan al nacer niños con labio leporino, un pie deforme, un brazo atrofiado o nazcan sordomudos. Por tal motivo, evitan orinar o defecar afuera durante la noche.
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