La siesta del perro
Amanece, da un último rondín
se predispone
a esperar que con el sol
le venga en gana
girar al sádico llavín que se interpone,
entre sus ansias y el resto de la casa.
la noche es del jardín “Feroz rutina“ Más asalta el hogar en ocasiones, no está demás decir; Predilecciones, depara solamente a la cocina.
Las fragancias que añora son de ahí
como el influjo De una dosis de tocino !!!
lebrel sin pedigree, con ciertos lujos y apetito de perro solovino.
Existen cosas que aún lo desconciertan ;
petardos, chifladores, buscapiés
El parlante que invita a la verbena
El 15 de septiembre y la sirena
Aullando sobre el carro de la ley.
Pero ni el tren con su noctámbulo silbido
O el Estruendo fatal de la tormenta
Lo vuelven ese ser enfurecido
Como el extraño que llama por su puerta.
de ciencia nada sabe, ni de fe
Mas le hicieron con limones amarillos
Un collar cuando sufrió de garrotillo
Igual que “Margarita la Gotié”
Las voces conocidas, las presencias
Sin aviso se apartan y se alejan
Sigue su rastro, las pierde por la reja
Entre aromas difusos y estridencias.
Nadie ha sabido aún si exagerado
O corto fue de más, aquel letrero
Pues no habiendo intromisión
no fue sincero
Afirmar que el animal es de cuidado.
Se retira del patio, no sin antes
Dejar contribución al jardinero
se predispone
a esperar que con el sol
le venga en gana
girar al sádico llavín que se interpone,
entre sus ansias y el resto de la casa.
la noche es del jardín “Feroz rutina“ Más asalta el hogar en ocasiones, no está demás decir; Predilecciones, depara solamente a la cocina.
Las fragancias que añora son de ahí
como el influjo De una dosis de tocino !!!
lebrel sin pedigree, con ciertos lujos y apetito de perro solovino.
Existen cosas que aún lo desconciertan ;
petardos, chifladores, buscapiés
El parlante que invita a la verbena
El 15 de septiembre y la sirena
Aullando sobre el carro de la ley.
Pero ni el tren con su noctámbulo silbido
O el Estruendo fatal de la tormenta
Lo vuelven ese ser enfurecido
Como el extraño que llama por su puerta.
de ciencia nada sabe, ni de fe
Mas le hicieron con limones amarillos
Un collar cuando sufrió de garrotillo
Igual que “Margarita la Gotié”
Las voces conocidas, las presencias
Sin aviso se apartan y se alejan
Sigue su rastro, las pierde por la reja
Entre aromas difusos y estridencias.
Nadie ha sabido aún si exagerado
O corto fue de más, aquel letrero
Pues no habiendo intromisión
no fue sincero
Afirmar que el animal es de cuidado.
Se retira del patio, no sin antes
Dejar contribución al jardinero
Lo que torna a las begonias en fragante
Y obligada marcación de su lindero.
Ya ladròle al cobrador que lo amenaza y un rato tuvo a raya al abonero
Y olvidando que no es joven, se abalanza
Por la sábana que ondea en el tendedero.
Sin culpas y ningún remordimiento
Prosigue sin que finque menoscabo
Su conducta a ese làbaro que enhiesto
Enarbola contento con el rabo.
De regreso en el hogar, un sentimiento
De cumplida labor, su duermevela
Lo vuele donde sueña que el recreo
disfruta con los niños de la escuela.
Tendido en el portal que lo conoce
Sobre el fresco granzòn aguamarina
hasta no oler sobre la estufa no termina
Nuevo hervor, la siesta de las once .
Y obligada marcación de su lindero.
Ya ladròle al cobrador que lo amenaza y un rato tuvo a raya al abonero
Y olvidando que no es joven, se abalanza
Por la sábana que ondea en el tendedero.
Sin culpas y ningún remordimiento
Prosigue sin que finque menoscabo
Su conducta a ese làbaro que enhiesto
Enarbola contento con el rabo.
De regreso en el hogar, un sentimiento
De cumplida labor, su duermevela
Lo vuele donde sueña que el recreo
disfruta con los niños de la escuela.
Tendido en el portal que lo conoce
Sobre el fresco granzòn aguamarina
hasta no oler sobre la estufa no termina
Nuevo hervor, la siesta de las once .
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